Melisa y Cristian son los papás de una joven familia del barrio Belgrano que buscaban comprar una cama funcional con cajones y mesitas de luz, y pidieron algunos presupuestos a cuentas de mueblerías a través de Instagram. Les dieron varios, y los precios eran caros. El propio algoritmo de esa red social les mostró una mueblería (que sigue activa) que tenía fotos de ese tipo de muebles, y el precio los convenció.

Como Melisa trabaja en una inmobiliaria, acostumbrada a hacer verificaciones legales de las personas, se fijó en los datos que le dieron de la supuesta mueblería de un hombre cuyo Cuit figura activo en una ciudad de la provincia de Entre Ríos. Todo parecía normal, y junto a su pareja decidieron hacer el pago para la compra de la cama tipo box, como se conoce a las camas con cajoneras, y transfirieron $350 mil a una cuenta de la billetera Ágilpago. Pero desde entonces, el número de WhatsApp con el que dialogaron no respondió más.

La mujer le comentó lo sucedido a Rosario3: “Necesitábamos una cama tamaño Queen. En ese Instagram estaba y cuando nos dieron el presupuesto dudé por lo barato. Me fijé que el perfil era bastante nuevo (de octubre de 2024), pero tenía comentarios en las fotos del feed con consultas, y hasta en las historias destacadas había una con imágenes con comentarios de usuarios contentos de Instagram como si fueran sus clientes. Les escribí el lunes a la noche y enseguida me respondieron, me pasaron el costo de la cama y el costo del envío. El martes me mandó un presupuesto hasta con membrete, con un nombre y un número de Cuit. Entonces le hicimos la transferencia, pero desde ese momento no respondieron más el número de WhatsApp”.

Consultada sobre el número de teléfono, destacó que “sigue activo, le llegan los mensajes y las llamadas, pero no responde”. A partir de ese silencio, Melisa se acordó de los comentarios de supuestos clientes, que figuran en las historias destacadas de ese Instagram, y al ver los nombres reales de usuarios, les escribió mensajes para saber si les habían comprado, y quizás era cuestión de tiempo ser respondidos y recibir la cama.

“Escribí a varios supuestos clientes y una chica me respondió, y me dijo que había hecho una compra, pero no a esa mueblería”, precisó sorprendida. El mensaje era real, pero evidentemente el delincuente virtual había tomado estos de otras mueblerías, así como seguramente todas las imágenes del feed.

En la cuenta de Instagram figura que la mueblería se ubica en la ciudad de Tandil (provincia de Buenos Aires), por lo que Melisa antes de transferir también se fijó en Google Maps, y la imagen era de un galpón grande. “Asumí que adentro era efectivamente una mueblería. Hasta ese detalle armaron”, recordó.

Aun siendo Melisa y Cristian dos personas habituadas a chequear antes de realizar operaciones comerciales virtuales, fueron embaucados. Esto hace pensar en cuántas personas serán estafadas, sobre todo, si tuvieran menos conocimiento que esta pareja sobre cómo comprar online.

Las estafas virtuales se encuentran a la orden del día, y el fiscal de Ciberdelito Matías Ocariz precisó a este medio que de 100 denuncias diarias vía web que recibe la Fiscalía de Rosario, un 30 por ciento son estafas de este tipo: phishing a través de correo, suplantación de identidad en diversas redes sociales, y principalmente en WhatsApp, donde la semana pasada fue víctima el secretario de Gobierno de Rosario, Sebastián Chale.

Luego de entender que fueron estafados, Melisa y Cristian realizaron el pasado miércoles una denuncia legal online en la web de la Fiscalía de Rosario, y también en Mercadopago, desde donde realizaron la transferencia.