El arbolado urbano juega un factor importante, no solo para el embellecimiento de las calles de cualquier gran ciudad, sino que además contribuye con aspectos medioambientales como la calidad del aire y el drenaje de aguas pluviales. Son un verdadero paraguas en esta época de calor extremo. Pero, más allá del aporte fundamental de parques y espacios verdes, es relevante trabajar para la conservación y mejora del arbolado de alineación. En este sentido, en la ciudad durante 2024 se trabajó en la ampliación de 3.000 cazuelas en distintos sectores en el marco del Plan de Gestión Integral del Arbolado 2024-2027, que contempla también la “plantación de 80.000 ejemplares”. Rosario3 fue hasta la raíz de la relevancia del aporte verde a la vida en la ciudad. 

En Rosario se cuentan, aproximadamente, 420 mil árboles en espacios verdes públicos y veredas –poco menos que los 432.000 ejemplares que hay en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires–. De ese total de 420 mil, 219.946 ejemplares son de alineación, según datos del último Censo de Arbolado disponible, que se llevó a cabo entre octubre de 2014 y mayo de 2015.

Esa cantidad da un promedio de más de 13 ejemplares por cuadra, y el mismo censo indicaba que la ciudad “está forestada en el 79% de los lugares disponibles para arbolado de alineación”, es decir, las especies plantadas en cazuelas y canteros de veredas.

Rosario tiene más de 200 mil ejemplares de arbolado de alineación. (Alan Monzón/Rosario3)

Esto junto con la vegetación de los parques y espacios verdes de la ciudad contribuye a que, de acuerdo con un estudio publicado a principios de 2020 por la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Rosario se destaque como el enclave urbano “más verde” de la Argentina, con un promedio de 12 metros cuadrados verdes por habitante, casi el doble de lo registrado en aquel momento por Caba.

El modelo de ciudad jardín

En vista de que dotar los espacios públicos de vegetación mejora la calidad de vida en las ciudades es que han surgido conceptos urbanísticos como el de ciudad jardín, basada en la propuesta de aumentar la cantidad de plantaciones en los espacios públicos disponibles, y promoviendo que las construcciones en áreas densamente pobladas sean lo menos invasivas posibles. Diseñar una integración óptima entre ciudades y naturaleza.

Las construcciones verdes son, en este sentido, una de las principales alternativas para seguir incorporando vegetación en zonas de acelerado crecimiento urbano. Y es por esto que en diferentes ciudades rigen normativas mediante las que se establece el requisito de que las obras reduzcan su impacto ambiental e incorporen vegetación, como ocurre desde 2008 en Singapur, la ciudad-Estado en la que se busca que “los residentes puedan disfrutar de un entorno habitable, sostenible y resistente al clima”, según proclama el “Plan Verde Singapur 2030”.

Volviendo al plano local, en octubre de 2023 el Concejo aprobó una modificación del Reglamento de Edificación que, entre otros ítems, proponía como novedad la incorporación de las veredas "jardín", que implica una "zona de circulación" de superficie embaldosada con un ancho de 1,50 metros medido desde la Línea Municipal, debiendo ser el resto ocupado por suelo absorbente con cobertura vegetal. Esto con el objetivo de aumentar el porcentaje de vegetación y suelo absorbente sobre la vía pública.

Desde 2023, la ciudad comenzó a incluir las "veredas jardín" en distintos sectores.

Dicha modificación planteaba la necesidad de garantizar un espacio en el frente de las nuevas construcciones para que haya como mínimo un árbol por parcela, como así también la condición de ampliar el espacio verde en veredas con canteros y jardines de lluvia. Pero además de plantar nuevos árboles, también es importante preservar los ejemplares ya desarrollados, para lo cual uno de los trabajos necesarios es la ampliación de cazuelas.

Durante 2024 se trabajó en la ampliación de 3.000 cazuelas en distintos sectores de la ciudad, completando tareas para agrandarlas con el fin de liberar raíces y mejorar la superficie absorbente y el desarrollo de los ejemplares. Se trabajó en Abasto, Pichincha, Luis Agote, Centro, Parque y Bella Vista, entre otros barrios.

Al respecto es importante aclarar que en las cazuelas ampliadas no se puede plantar más de un árbol, por lo que se colocan otras plantas más pequeñas para no impedir su adecuado crecimiento.

Durante 2024 se trabajó en la ampliación de 3.000 cazuelas en distintos sectores de la ciudad. (Alan Monzón/Rosario3)

Esto formó parte del Plan de Gestión Integral del Arbolado 2024-2027, que contempla también la “plantación de 80.000 ejemplares” –priorizando las especies nativas– y los “trabajos de mantenimiento y poda del arbolado”. Uno de los últimos datos disponibles indica que en 2023 había 7.000 cazuelas vacías y más de 4.000 ocupadas por arbustos, en donde lo ideal sería plantar otras especies.

Además de la plantación de distintas especies, que en su mayoría se obtienen del vivero municipal emplazado en el Bosque de los Constituyentes, el trabajo se complementa con planes de veredas (a través del Programa Esfuerzo Compartido) y de infraestructura verde y con el tratamiento del arbolado en situaciones de emergencia.

En el caso de las veredas con un ancho menor o igual a tres metros sólo se pueden construir cazuelas pequeñas o canteros ampliados, mientras que en las que cuentan con más espacio disponible se apunta a construir en modalidad jardín, siempre y cuando quede un espacio de como mínimo un metro y medio para la circulación peatonal.

En el vivero del Bosque de los Constituyentes hay más de 3.500 árboles listos para plantar, entre los que se destacan: almez, arce, ciruelo de jardín, crespón, fresno, ginkgo, ibirapitá, jacarandá, lapacho amarillo, lapacho rosado, liquidámbar, pezuña de vaca, plátano, roble, roble sedoso, tilo, tipa y tulipanero.

Allí existen más de 70 especies arbóreas y se producen 2.500 árboles por año mediante técnicas de reproducción, plantación y seguimiento de las especies para luego incorporarlas en los espacios públicos de la ciudad.

La necesidad de mejorar el arbolado de alineación

Para este 2025 está previsto finalizar un nuevo censo del arbolado de alineación, tarea que se lleva a cabo cada diez años para evaluar el estado fitosanitario de cada uno de los ejemplares de distintas especies y su ubicación.

Los planes de arbolado tienen, además de dimensiones estéticas y ecológicas, beneficios económicos ya que la presencia de árboles y de espacios verdes reduce el consumo de energía, regula la calidad del agua y del aire y conserva los suelos.

Damián Verzeñassi, director del Instituto de Salud Socioambiental (InSSA) de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR, destaca que el arbolado “mejora las condiciones de vida” y también “la salud física y mental”.

Consultado por Rosario3, remarcó que “hay trabajos científicos que han demostrado que vivir en calles que tienen arbolado público disminuye los niveles de estrés y aumenta la capacidad cognitiva de las personas que viven en contacto con el verde”.

Esto se explica porque el arbolado captura partículas tóxicas en suspensión, reduciendo los niveles de contaminación y mejorando la calidad del aire. Además, sigue Verzeñassi, ayuda a reducir los ruidos urbanos, lo que se traduce en “una disminución de la irritabilidad”.

Otro de los beneficios es el de la sombra que generan los árboles, contribuyendo a reducir el calor que genera el impacto del sol sobre calles y veredas, lo que a su vez es positivo para su mantenimiento.

El arbolado urbano contribuye con la regulación de temperaturas, la calidad del aire y el drenaje de aguas pluviales. (Alan Monzón/Rosario3)

El arbolado urbano es, además, la principal herramienta para combatir las “islas de calor”, fenómeno que se produce por las grandes extensiones de asfalto que cubren las ciudades, generando una temperatura mayor en estos centros que en sus alrededores. La vegetación ayuda a aminorar esta situación regulando la temperatura y mejorando la eficiencia energética, lo que a su vez permite prevenir sobrecargas de las redes eléctricas.

"Un buen arbolado puede reducir entre dos y ocho grados la temperatura del área en la que se encuentra", apunta al respecto Verzeñassi.

Un árbol maduro también puede interceptar una importante cantidad de agua de lluvia antes de que llegue al suelo –hasta 15 mil litros por año–, por lo que representa también un factor relevante si se piensa en la mejora del drenaje de aguas pluviales para prevenir inundaciones en las calles y el colapso de las alcantarillas.

También se puede pensar en otros beneficios más mundanos, como el alivio que supone esperar un colectivo debajo de un árbol en días de calor intenso.

Las cazuelas ampliadas permiten incluir mayor vegetación en las veredas. (Alan Monzón/Rosario3)

Para elaborar propuestas que permitan mejorar en este sentido, en Rosario se conformó la Mesa de Arbolado, en la que referentes de distintas instituciones de la ciudad discuten el plan anual y plurianual de arbolado y su implementación.

Para 2025 se planteó la meta de lograr una Mesa de Arbolado consolidada, compuesta por representantes de instituciones de la ciudad que se reúnen, al menos, 3 veces al año para la elaboración y seguimiento de las metas del Plan de Arbolado conforme a las normativas municipales y provinciales; así como la actualización y seguimiento del Censo de Arbolado.

Este grupo está constituido por más de 20 profesionales y especialistas, instituciones e integrantes de organizaciones afines. Su trabajo es llevar adelante el diagnóstico de los árboles existentes, mapearlos, establecer objetivos y actividades para la mejora conservación o reposición de los mismos.

La mirada del director del InSSA sobre las necesidades en materia de arbolado urbano es que estas demandan, en el caso de Rosario, planes más ambiciosos. “Necesitamos más arbolado, no solamente cazuelas, sino veredas enteras que tengan mayor capacidad de permeabilidad y que representen además la posibilidad de convertirse en espacios de producción verde”, sostiene, en referencia a pensar en la utilidad de la vegetación más allá del factor estético, proponiendo incluso que haya “plantas aromáticas y comestibles”.

Y agrega: "Plantar ejemplares jóvenes no resuelve el problema. Hay que garantizar el riego adecuado y el cuidado permanente, como así también una superficie de agua acorde".

Pensando en sectores como el centro, en donde el avance de los desarrollos inmobiliarios representa un desafío para la cantidad y calidad del arbolado, Verzeñassi considera que “no menos del 25% del espacio de las veredas debería estar reservado para la presencia de cazuelas con vegetación y capacidad de permeabilidad”.

Describe también un contexto en el que "es importante la lucha colectiva de vecinos y vecinas que defienden el arbolado público”, replicada a través de agrupaciones como la ONG "Nuestros Árboles Rosario".