Los fiscales Alejandro Ferlazzo y Gisela Paolicelli acusaron este jueves a la presunta banda narco que opera en barrio Gráfico bajo las órdenes de Jonathan Raúl Brezik, hermano de crianza de Ariel Máximo “Guille” Cantero que está preso en Resistencia, Chaco, donde cumple condenas por narcotráfico y un homicidio. Según la imputación, cometieron varios asesinatos que tuvieron un denominador en común: ensañamiento hacia las víctimas, a quienes sometían a torturas que eran filmadas, y el uso de bolsas de arpillera o de polipropileno, donde eran metidos los cuerpos.
En la audiencia celebrada en el Centro de Justicia Penal fueron imputados el presunto líder de la estructura, Jonathan Brezik, y Nahuel Romero, Bruno Pupo, Franco Noguera, Lucas Saban y Nicole Iñarra como miembros. Una séptima persona fue acusada, que fue Jésica Palma, pero porque en su domicilio de Bernheim al 8700 la Policía incautó una pistola calibre .45 de la que no tenía documentación.
Los siete quedaron en prisión preventiva efectiva por el plazo de ley, según resolvió el juez Hernán Postma, a cargo del debate.
De acuerdo a la teoría del caso, la organización se dedicó a la venta de droga al menudeo en la Toma de Magaldi, de la zona noroeste. Allí, usurpó casas y terrenos, puso en alquiler tierras fiscales, y cometió balaceras y homicidios para imponerse en el barrio.
El liderazgo de la organización es, como hace tiempo ocurre, a través de un celular al que accede Brezik desde el penal de Resistencia, ya sea para dar órdenes como para ver los videos de los “trabajos” hechos.
Debajo del “Gordo” los fiscales ubicaron a Nicole Iñarra, encargada de retransmitir los pedidos del jefe, entre ellos, de tomar propiedades y arreglarlas, conseguir armas, droga y llevar la contabilidad de la venta al menudeo. Toda la evidencia sobre ella surgió de su propio teléfono, secuestrado en un procedimiento, y de la toma de testimonios.
Por su parte, Nahuel Romero, Franco Noguera, Lucas Saban y Bruno Pupo fueron sindicados como los sicarios de la banda. Saban y Pupo ya estaban presos hace meses por estar imputados por una balacera extorsiva y por un doble crimen perpetrado en noviembre del año pasado en Magaldi al 8700.
Romero, Noguera, Pupo y Saban fueron los encargados de captar a soldaditos y vendedores de droga. Para ello, debían detectar que los potenciales dealers tenían algún tipo de situación de vulnerabilidad.
Cuando un soldadito o dealer de la banda contraía una deuda o robaba mercadería, por orden del “Gordo Jona”, Romero, Noguera, Pupo y Saban les daban golpizas, los corrían a los tiros o los mataban.
Los fiscales ponderaron torturas con picanas, con alicates, que fueron filmadas y enviadas a Brezik, según afirmaron.
A Romero los fiscales le atribuyeron el brutal crimen de Susana Mena, una joven de 27 años que atendía un búnker y se encargaba de tareas de limpieza, cuyo cuerpo fue encontrado en una bolsa el 11 de enero de este año en una casa de Magaldi al 8800. De acuerdo a las tareas investigativas, el “Gordo Nahuel” le dio trompadas y patadas a la mujer, la ató, la metió en una bolsa y la ahorcó con un cable.
No era la primera vez que Mena era víctima de tormentos por parte de la banda. El 19 de octubre del año pasado había sido asistida en un centro de salud después de haber sido atacada en Magaldi y Nochetto, donde le patearon el rostro y en distintas partes del cuerpo, aunque ella no denunció quiénes habían sido.
Otro asesinato de similares características fue por el que acusaron a Lucas Saban, a quien responsabilizaron por haber matado el 2 de septiembre del año pasado a Luciano Alejandro González, cuyo cadáver fue encontrado incinerado, atado de pies y manos y enterrado en una bolsa blanca en una casilla de Benteveo y Jacobacci.
A Saban también lo sindicaron por haber baleado a otra integrante de la banda. Dicho ataque fue el 26 de julio de 2023 en Magaldi y Jacobacci, donde el pistolero le dio un tiro en un pie a una joven, quien cayó al piso, y allí le dio trompadas y patadas que le ocasionaron moretones en todo el cuerpo.