Fue imputado el último detenido en la causa por el crimen del policía Andrés Farías, baleado el pasado 27 de septiembre en Fisherton durante un golpe comando en el que un grupo de delincuentes se alzó con 35 millones de pesos.

Se trata de Sergio P. de 39 años, detenido en el marco de varios allanamientos el pasado sábado, por parte de la brigada operativa de la División Judicial de la Unidad Regional 2 en domicilios de Pasaje 1735 y Pasaje 1702. A Sergio P. le atribuyen el rol de haber premeditado el golpe comando y ser luego parte de la ejecución.

La fiscal de Homicidios Dolosos, María de los Ángeles Granato, le imputó el homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas en calidad de coautor, “contra un miembro de las fuerzas policiales en su función, y agravado por el uso de arma de fuego”. El juez de primera instancia Gonzalo Fernández hizo lugar al pedido y dispuso la prisión preventiva por el plazo de Ley.

De acuerdo a la teoría del caso, el 23 de septiembre, Kevin Agüero y Nicolás Ramírez robaron el Focus en Gaboto al 4100. Dicho auto luego fue entregado al día siguiente en Servando Bayo al 2400 a Dylan Ollacarizqueta, Sheila López y Axel Fernández, quienes abonaron la suma de medio millón de pesos por el vehículo.

El Focus fue el auto que utilizaron los agresores para ejecutar el asalto millonario y el asesinato de Farías. Lo abandonaron en González Sabathié y González del Solar, donde fue secuestrado por la Policía de Acción Táctica, y continuaron la huida en un Peugeot 207 bordó y un Up blanco.

Fernández y Ollacarizqueta, junto a otras personas aún no detenidas, hicieron seguimiento en los tres autos –Focus, Up y 207– al Kangoo que salió con el dinero desde El emporio de las golosinas rumbo al Macro de Fisherton. Los que estaban en el Focus cortaron el paso del utilitario en el que iba Farías junto con otro empleado de la empresa. De ese vehículo bajaron tres ocupantes, quienes robaron el dinero, el arma reglamentaria del policía y efectuaron 13 disparos con una pistola calibre .380 y otra calibre 9 milímetros.

El efectivo Farías debió ser hospitalizado e intervenido quirúrgicamente, y murió el 3 de octubre.