Para los que hoy tienen más de 50 años y aman o amaban el fútbol, el Mundial 78, el primero que ganó la Argentina, fue un hito que marcó su vínculo con el deporte. César Luis Menotti, el técnico de aquel equipo, se convirtió en toda una celebridad y su palabra ganó peso luego de aquel título.

Tanto que, con la idea de inspirar a chicos y jóvenes que jugaban al fútbol en parques, plazas y las mismas calles de barrio que se convertían en canchas improvisadas de partidos que se interrumpían ante el paso esporádico de los autos, el Flaco grabó varios microprogramas que se pasaban en televisión con lecciones de cómo afrontar o sacar provecho de distintas situaciones del juego.

El rating de esos cortos que pasaba ATC en el año 81 bajo el título "El fútbol de Menotti" era altísimo. El entrenador explicaba y los jugadores de la selección campeona del mundo, entonces ídolos absolutos, ejecutaban en supuestos entrenamientos lo que él decía.

Así, se entendía que quien recibe de espaldas al arco rival debe devolver la pelota a un toque para no ser absorbido por la marca, que en un córner el arquero (el “modelo” era nada más y nada menos que el Pato Fillol) debía pararse más cerca del segundo palo que del primero (es más fácil dar un par de pasos para adelante que para atrás), y que el engaño (corporizado en un Ramón Díaz que desorientaba a cualquier defensor) es una de las claves del fútbol, algo que sintetizó en una frase: “Cuando voy es porque vengo y cuando vengo es porque voy”.

Junto con Mario Kempes, el símbolo máximo de la selección del 78 fue Daniel Passarella. En uno de los microprogramas que protagonizaba, Menotti mostró cómo entrenaba al gran capitán para que se anticipara a sus defensores, potenciara su remate y también fuera un gran cabeceador en el área rival.

Aquí el video: