Nely saca un yuyito del suelo y suelta un término guaraní, nombrándolo. Una voz que denota autoridad la corrige. “Yo lo conozco con ese nombre”, retruca ella haciendo valer su voz. “Con este yuyito salvé a un pariente de terminar internado por el covid”, dice como buscando complicidad. “Todo está acá”, agrega señalando el suelo. En ese suelo que le prestaron y que hizo suyo.

El poeta español Miguel Hernández le cantó a la tierra como pocos desde sus poesía e hizo escuela, aun en quienes no lo conocieron. “Después del amor, la tierra. Después de la tierra, todo”, sostuvo y la frase parece resurgir entre la humedad de los brotes que hacen surcos allí en el Parque Huerta Oeste, donde Nely encontró un hogar desde el primer día, en diciembre de 2020, cuando en medio de la pandemia se inauguró el predio que hoy le da de comer a más de 100 personas a través de lo que ellos mismos cultivan.

Desde que dejó su Goya natal, ciudad en la que tuvo 14 hijos y se mudó a Rosario con 7 de ellos, Nely trabaja la tierra. Los crió dándoles de comer de lo que siembra y cosecha en ese espacio de 10 por 45 metros, que le cede la Municipalidad; también a sus compañeros huerteros y a los que vendrán.

“Me vine porque las circunstancias allá no eran buenas. Estaba en medio de una separación y mi mamá me dice «vamos para Rosario que hay más probabilidades de trabajar»”.

Nely muestra parte de su cosecha. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)
Nely muestra parte de su cosecha. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

En el Parque Huerta Oeste hay 21 parcelas ocupadas, que es el total del espacio. Ocho pertenecen –de momento– a agrupaciones sociales y el resto son de 13 grupos familiares: “Todas las huertas están al máximo de sus capacidades, en una época por ahí los vecinos venían cada tanto, pero hoy tenemos gente en espera”, contó Juan Ignacio Ciardullo, el coordinador del espacio y aquella voz de autoridad del inicio.

Nely es una de las iniciadoras de los Parques Huertas. Hace 24 años que trabaja la tierra: “Yo recorrí Rosario. Empecé en la Rosarina Linda de barrio Las Flores y después fui al Mangrullo, pasé por Fisherton en dos o tres lugares y después terminé acá”, dice en referencia al parque del Oeste.

También es tallerista, pero nunca dejó de meter las manos en la tierra. Las saca por un instante y muestra un yacón: “Es como una batata, lo pelás y lo comés como una manzana. Es crocante y dulce. Se come crudo, es muy bueno para los diabéticos”, dice. Además, estudió y se recibió de capacitadora en medicinales y aromáticas.

Cuenta con orgullo sobre la única vez que salió del país. Fue hace poco, cuando participó en Florianópolis como oradora en un Congreso de Economía Solidaria. Las autoridades rosarinas la adoptaron como a una pitonisa de la agricultura urbana y la llevaron a dar cátedra al encuentro más grande de Economía Social de Latinoamérica.

El Proyecto

 

El proyecto está basado en la creación de modelos sociales de producción de alimentos obtenidos de emprendimientos de Agricultura Urbana. Estos espacios son gestionados por familias o grupos comunitarios en las que aplican técnicas agroecológicas. No se utilizan insumos de síntesis química, lo que da como resultado alimentos de alto valor nutritivo. El pequeño productor y su familia producen y comercializan en pequeña escala proporcionando su manutención. Siembran, cosechan y lo llevan a su mesa o a las ferias.

El objetivo de esta práctica, que se lleva adelante en siete Parques desparramados por la ciudad, es mejorar los ingresos de los huerteros. Les prestan la tierra por un rato y los ayudan a producir.

Cada huertero tiene su espacio para trabajar la tierra. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)
Cada huertero tiene su espacio para trabajar la tierra. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

“Son seis y pronto serán siete los Parques Huerta. El primero fue Molino Blanco en 2003. En pandemia nosotros aceleramos el proceso, porque la gente necesita laburar y comer”, contó a Rosario3 Nicolás Gianelloni, secretario de Desarrollo Humano y Hábitat de la Municipalidad.

La idea comenzó en 2001 con el Programa de Agricultura Urbana, que nació con la crisis de esa época como un desprendimiento de las asambleas populares. Lo tomó un grupo de agrónomos que los encabezaba el ingeniero Antonio Lattuca y le empezaron a dar forma.

Quiénes pueden asistir a los Parques Huerta

 

La gente acá llega por derivación o porque pasó por la puerta y preguntó qué era esto”, explica el coordinador del Parque Huerta Oeste, Juan Ignacio Ciardullo. Y agrega: “Trabajamos con ONG’s, organizaciones sociales y con vecinos directamente”.

Entre las partes formalizan un convenio y se les cede una parcela con determinados parámetros que tienen que cumplir: “Se firma un comodato anual, cada parcela tiene un referente y se establecen las condiciones de la permanencia en el espacio”, explicó Ciardullo.

Juan Ignacio señala una parcela que corresponde a una ONG de electrodependientes para ejemplificar. Allí, las propias familias están acomodando el lugar, instalando rampas y espacios adecuados para que los chicos en sillas de ruedas se puedan acercar. Lo que sacan de la tierra va a las familias de la fundación.

El coordinador del Parque Huerta Oeste, Juan Ignacio Ciardullo. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)
El coordinador del Parque Huerta Oeste, Juan Ignacio Ciardullo. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

De todos modos, el amigo y guía de los huerteros, explica que no hace falta pertenecer a ningún espacio ni organización para acercarse a la huerta. Así fue el arribo de Ariel, que llegó hace un año: “Me trajo la pandemia. No me salía trabajo por todo esto que está pasando y mi hija me trajo acá porque yo sé trabajar la tierra”, contó. 

Tiene 54 años, trabajaba en albañilería y demoliciones, “pero como estoy operado del corazón no me tomaban en algunos trabajos”, explica. Y resuelve, animado: “Me dieron un pedazo de tierra y acá quedé”.

“Siempre me gustó la tierra. Cuando tenía 8 o 9 años llegamos al barrio Godoy con mi familia –antes vivía en Nuevo Alberdi– y me puse a trabajar en una quinta. A los 12 años me independicé económicamente. Así que a esa edad ya conocía todas las clases de verduras. Y cada vez me gusta más. Me despeja la cabeza y económicamente me solventa en parte mis necesidades”, relató. 

“Estas son las herramientas que fabrico yo”, dice Ariel orgulloso, mostrando una azada. “En la quinta en la que trabajamos cuando éramos chicos teníamos estas herramientas y pensé que podía hacer algo parecido a lo que tenía. Y como sé algo de herrería me puse a fabricarlas con lo que tenía a mano. Reciclo pedazos de fierros. Encontré una hoja de sierra de cortar madera, le saqué todos los dientes, la corté al medio y ahora tengo una azada”.

Ariel trabajando la tierra: 'Me despeja la cabeza y económicamente me solventa en parte mis necesidades”. (Foto:Alan Monzón/Rosario3)
Ariel trabajando la tierra: "Me despeja la cabeza y económicamente me solventa en parte mis necesidades”. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

El Parque Huerta Oeste

 

La empresa Fexa, que está ubicada enfrente, tenía ese terreno baldío y se lo ofreció la Municipalidad para un proyecto de inclusión: “Hicimos un relevamiento por el barrio para ver que organizaciones había. Y del Estado no hay nada. No hay centro comunitario, nada. Lo único, era la cárcel. Nos reunimos con los vecinos, trajimos algunas cooperativas que son de organizaciones de la zona y empezamos a trabajar en el terreno”, dijo Nicolás Gianeloni,

El predio que tiene casi 2 hectáreas: “Pusimos personal municipal (Juan Ignacio) que tiene mucha experiencia en huertas, agregamos los insumos, el mantenimiento del espacio y la posibilidad de sumarse a la red de ferias que tiene la municipalidad”, sumó.

Y cerró: “Lo único que tienen que hacer es llevar la mercadería. Eso abarata el costo de toda la cadena de producción. Directamente de la huerta llega a la feria”, señaló Gianeloni. Ahora, buscan convertir la huerta también en un paseo de compras.

El predio tiene casi 2 hectáreas y se encuentra en la zona oeste al límite con la ciudad de Pérez. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)
El predio tiene casi 2 hectáreas y se encuentra en la zona oeste al límite con la ciudad de Pérez. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

Cómo cultivar en pandemia

 

Las restricciones de la pandemia de coronavirus puso en jaque a toda la economía. Pero había que seguir produciendo alimentos: “Es algo que se podía hacer porque es al aire libre y no tenían que moverse demasiado, es un lugar de cercanía para ellos. Además se abrieron las ferias para poder vender”, dijo Gianeloni.

Por su parte, Ciardullo, el coordinador de la huerta explicó que el momento de mayor demanda fue durante los cierres más duros: “El año pasado, en plena pandemia, llegó mucha gente que no tenía experiencia en grandes superficies. Venían de trabajar en la huerta familiar o en lugares un poco más chicos y acá tuvieron que empezar a trabajar en comunidad. Por eso fue necesaria la capacitación inicial. Apostamos al trabajo cooperativo, solidario, entre compañeros. Es la clave para no replicar lo que pasa en el mundo".

“En la pandemia lo que hicimos fue armar una página en la que suben la información de lo que pueden vender. Y cada parque huerta tiene su botón para que la gente pueda elegir”, agrega Gianeloni.

"Acá tenemos la particularidad de que vendemos como Parque Huerta, no es que cada productor lleva su verdura sino que todo el parque atiende los pedidos de la feria. Entonces hay un par de personas que van a los puntos de venta y venden la producción de todos. Después vienen y reparten el dinero", sumó Ciardullo.

Proyección y reconocimiento

 

“Ya tenemos planificado un Parque Huerta en el norte, en la zona de Nuevo Alberdi. Hoy hay uno en cada distrito, al menos. La idea es aumentar la red porque es una forma de política social que no tiene que ver con una mirada asistencialista del Estado paternalista. La idea es dar autonomía con una mirada horizontal. Es parte del futuro de la ciudad” indicó Gianeloni.

A su vez, Ciardullo acotó: “La gente viene con una idea de laburo que no es la que nosotros queremos imprimirle. Vienen pensando que yo soy su patrón o me preguntan qué tienen que hacer. Y la idea es la de la autonomía, que puedan empezar a pensar el espacio como ellos quieren y que sean los artífices de su producción".

Aunque aclara: “Nosotros proponemos un mínimo semanal de horas para mantener el espacio y la tierra tiene que estar ocupada. Cada uno tiene distintos horarios y nosotros asesoramos: cómo aprovechar y maximizar el tiempo cuando vienen y en base a todo eso programamos y planificamos”.

La labor de Rosario en Agricultura Urbana fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como una de las 10 mejores ciudades en lo que respecta a las Prácticas para Mejorar las Condiciones de Vida de la sociedad.

“El programa de Agricultura urbana rosarina es un modelo que se ha replicado en otros lugares del mundo. Llevamos 35 hectáreas publicas de producción agroecológica”, cerró Gianeloni.

La labor de Rosario en Agricultura Urbana fue reconocida por la ONU. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)
La labor de Rosario en Agricultura Urbana fue reconocida por la ONU. (Foto: Alan Monzón/Rosario3)

No se trata de regalarle nada a nadie. Sino de pensar un modo de vivir diferente: “El que se acerca a trabajar la tierra es porque le gusta. Si te gusta, el trabajo es hermoso. Si no te gusta, el trabajo se torna súper pesado. Y ellos lo saben”, dice Ciardullo mientras señala a Nely, que con sus 14 partos a cuestas sigue con las manos en el barro.