En los últimos dos años, la enfermedad se expandió en Japón y Europa, y, entre los países del continente americano, además de Argentina ya se detectaron casos en Bolivia, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Venezuela y Uruguay.

El virus se transmite especialmente entre aves. Las infecciones en los humanos son menos frecuentes -sólo hubo 868 casos entre enero de 2003 y noviembre de 2022 en todo el mundo- y no se disemina fácilmente de persona a persona, según indicó la Organización Mundial de la Salud.

Sin embargo, se establecieron rígidas medidas en los sectores sanitario y comercial frente al mismo ya que, como toda influenza, puede mutar y modificarse tanto su peligrosidad como su transmisibilidad.

En el caso de los humanos, por lo general, el foco de contagio es el contacto con un ave enferma viva o muerta o a través de superficies contaminadas con saliva, mucosa o heces de aves. En ningún caso se transmite a través del consumo de carne, huevos y sus subproductos.

Según las recomendaciones del Ministerio de Salud, las medidas de cuidado fundamentales son el lavado frecuente de manos con agua y jabón o el uso de desinfectantes a base alcohol.

Además se debe evitar el contacto con aves silvestres, especialmente si estas están muertas o aparentan estar enfermas.

"Los síntomas en las aves son muy simples. La muerte es uno, y otros son la incapacidad de volar, el aislamiento porque las aves de laguna generalmente conviven en grupos importantes, y que no vuele cuando un hombre se le acerque", indicó Rodolfo Acerbi, vicepresidente del Senasa a Télam.

En el caso de sospecharse estos signos clínicos y fisiológicos o hallarse aves muertas, el Senasa solicitó notificar el hecho concurriendo a cualquiera de sus oficinas; por medio de la aplicación "Notificaciones Senasa" o enviando un mail a notificaciones@senasa.gob.ar.