Con euforia, alegría y la ilusión de una victoria electoral en primera vuelta, los seguidores de Javier Milei colmaron este miércoles el Movistar Arena de Villa Crespo. El ritual de la fiesta política que podría darle lugar en los “palacios” de la casta a quienes hoy “lo pispean con ñata contra el vidrio”, tuvo eso y mucho más.

Las filas de ingreso al estadio eran largas y su franqueo dificultoso para todos. Entrar a la platea, a los sectores altos y populares o las acreditaciones de prensa se enredaba como si fuese un concierto exclusivo.

Una cronista italiana recién llegada para cubrir las elecciones para un medio romano no podía creer lo que estaba presenciando. “¿Esto es la derecha argentina?”, se preguntó ante el poder magnético y carismático del líder del espacio. “No parecen habitantes de un país en problemas”, confesó antes de conseguir su lugar y contagiarse del entusiasmo de la platea.

Clara división expuso el Mileidismo en ese ingreso: por un lado, los que pedían por la gente de Ramiro Marra y quienes solicitaban favores del sector de Karina Milei. Dos polos de apoyo para el mismo candidato, pero que claramente no se pueden tocar ni ver.

De Rosario salieron cuatro colectivos. Hubo quienes partieron en sus autos particulares y trafic mientras esperaban que otra unidad los alcanzara desde la ciudad de Santa Fe. El mileidismo de la región tuvo una bulliciosa, aunque modesta movilización por la restricción de fondos y logística. “Abajo quedaron como 500 chicos que querían llegar. Pero no había lugar para todos. Una pena. Somos austeros de verdad”, contó una de las organizadoras.

Hubo sorpresas. Cánticos al ritmo del rock fuerte que ofrece el cancionero Milei, remeras al tono y merchandising del espacio donde un curioso dólar con las figuras de la fórmula presidencial fue la estrella requerida por los cronistas. Ese mismo billete tiene un código QR que permitía ingresar a un sitio on line y ofrecía cuatro opciones: el sitio del partido libertario de buenos aires, otro del partido en Mendoza, la inscripción para fiscalizar en Caba y Buenos Aires y por último la cotización del dólar.

“Este es más loco que Javier”, se escuchó a una joven mientras hablaba Alberto Benegas Lynch (h), tal vez el gran profesor del ideario de Milei. Las consignas políticas, los proyectos y las ideas libertarias expuestas por Benegas Lynch impactaron en un público no preparado para escuchar en el acto propuestas que al boleo podían espantar a aquellos votantes enojados con la política argentina.

“Hay que cortar relaciones con el Vaticano”, clama Benegas Lynch. “Hay que cerrar las embajadas y los consulados. Representan un gasto inútil para el país. En la era de las tecnologías no es necesario estar presente en países remotos para solucionarle los problemas a los ciudadanos que hayan emigrado”, explicaba con todo académico el profesor.

Abajo, en la popu, el ingreso de los muchachos de Barrionuevo se hizo ver y sentir. Los bombos y banderas de los gastronómicos duraron poco en el lugar. Entraron eufóricos y tuvieron que bajar la espuma de la liturgia y tradición sindical por pedido de “Karina”. La consigna era que esa foto no estuviese en el día después. La seguridad del evento actuó rápido y escondieron la estética sindical. No es necesario tener “músicos en vivo”, aseguró uno de ellos mientras la reversión de “Provocame” de Chayanne sonaba al palo en la boca de los fans.

Barrionuevo acordó un fuerte apoyo al libertario, pero según los organizadores del acto no era necesario estar en los flashes a horas de las elecciones. Por ejemplo, el domingo en Santa Fe, el dirigente sindical pagará las viandas que alimentarán a los fiscales e intentará cuidar el voto sin que nadie los esconda del cuarto oscuro.

La organización escenográfica fue muy simbólica. A la derecha de Milei el equipo leal a Karina (su hermana) a la izquierda los de Ramiro Marra. Un video de cierre con explosiones y desmoronamiento de edificios fue celebrado por un auditorio que vio en eso la caída de la Casta Política Argentina (según el diccionario Milei).

El ánimo del público y los dirigentes era propio de una fiesta, preludio de una victorial electoral. “Es posible ganar en primera vuelta. Nos faltan dos puntitos”, aclaraban.

Para la delegación santafesina hubo señales visibles de enfrentamiento interno. Por un lado, Romina Diez y Nicolas Mayoraz y por el otro, lejos, José Bonacci y su hija Sofia. La arquitectura electoral los ha mezclado, pero fuera de ella son cosas distintas. Hay muchos comentarios de ida y vuelta sobre la conformación de la lista de diputados nacionales que encabezan Diez y Mayoraz. Incluso muchos se preguntan sobre algunos ingresos a la lista como el caso del empresario gastronómico (ex dueño de Queens) Guido Orlandi. Mucho susurro, pero nadie se anima a poner la firma a los comentarios. “Si ganamos va a estar todo bien. Si perdemos explota todo”, argumentan.

El ingreso de Milei al escenario, sus palabras, su discurso y las ovaciones recibidas constatan un carisma que muy pocos tienen en la política argentina. Extraño fenómeno electoral. Tal vez sea el más votado, aunque sus seguidores se sigan preguntando por las ideas de Benegas Lynch, uno de los padres del dogma peluca.