La política exterior del Presidente Javier Milei también se nutre de declaraciones y acciones intempestivas, tal como sucede en su gestión fronteras adentro. Por eso, si bien causó cierta sorpresa la frase de la canciller Diana Mondino, tras su visita protocolar a China para procurar la renovación del swap y la llegada de divisas al país, en el fondo, es coherente con el Gobierno que integra, alineado, además con EE.UU. Lo que causó malestar, no sólo entre los empresarios que la acompañaron sino también en la diplomacia de ambos países, es que con tales expresiones, el vínculo con el Gigante Asiático se erosiona más aún y nos alejamos de los objetivos financieros y comerciales que motivaron el viaje.
En los últimos días, llamaron la atención varios hechos relacionados con las relaciones internacionales y los viajes tanto del primer mandatario como de su canciller Diana Mondino. En primer lugar, se anunció que el vuelo del Presidente Milei a EE.UU. —el cuarto desde que comenzó su mandato— no sería realizado a través de una aerolínea comercial, como en los viajes anteriores, sino que usaría, por primera vez, el avión presidencial que adquirió Alberto Fernández.
También en las últimas horas, y en la previa de un viaje a España, el Gobierno argentino emitió un comunicado contra el gobierno de ese país, por declaraciones del ministro de Transporte español, Óscar Puente, quien había sugerido que “el mandatario argentino consume sustancias”. El comunicado oficial originó, a su vez, una rápida reacción del gobierno español.
Y éste no fue el único cruce que el Presidente Milei mantuvo con funcionarios y representantes extranjeros: en marzo pasado, Colombia expulsó a un grupo de diplomáticos argentinos después de que Milei llamara “asesino terrorista” al presidente colombiano Gustavo Petro. Luego, Mondino se reunió con el canciller colombiano y acordaron dar por superado el conflicto diplomático.
Y esta semana, la canciller Diana Mondino inició un viaje a China con tres objetivos específicos: traer dólares, continuar con las inversiones chinas y asegurar para la Argentina la extensión de la línea de Swaps con yuanes. La tarea no era sencilla, dado que ya desde la campaña electoral, Javier Milei había dicho en varias oportunidades que “nunca haría acuerdos con gobiernos comunistas”.
En ese contexto, y en un clima de fuerte acercamiento del Gobierno argentino a EE.UU, la tarea de Mondino no era sencilla, pero lo que terminó agravando el clima diplomático fue una frase que la misma canciller pronunció durante una entrevista al diario Clarín. Frase inadecuada para el cargo que detenta, que además, fue leída como un sesgo discriminador hacia la población de origen chino.
Al ser consultada sobre si en la reciente inspección a la base que China tiene en Neuquén habían detectado personal militar, la funcionaria respondió: “Los que fueron de investigación no identificaron que hubiera personal militar. Son chinos, son todos iguales”. Y reavivó el malestar entre ambos países, en plena negociación.
Estamos en un orden internacional en transición, que se está reconfigurando, en el que hay dos potencias que guardan tensión entre sí: Estados Unidos y China.
En diálogo con el programa A la Vuelta (Radio 2), la licenciada en Relaciones Internacionales e integrante del Grupo de estudios sobre China de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Carla Oliva explicó: “Este Gobierno, como todos los gobiernos, tiene preferencias en materia de política exterior, y el gobierno de Milei fue muy claro planteando que su preferencia está vinculada a una alianza estratégica con Estados Unidos y que busca vincularse con el mundo en función de los principios de la libertad, la propiedad privada y en contra de las tiranías. Entonces —remarcó— cuando hablamos de la visión del mundo, no quedan dudas de que estamos en un orden internacional en transición, que se está reconfigurando y en el que hay dos potencias que guardan tensión entre sí: Estados Unidos y China. Plantean modelos diferentes (incluso desde el punto de vista de la gobernanza internacional) y Argentina ha optado por el modelo de Estados Unidos”.
“Por eso —añadió— no sólo tenemos que tener en cuenta la retórica de la campaña electoral del Presidente Milei, sino también las decisiones que toma, como por ejemplo, no incorporarse al BRICS (alianza económica, política y social integrada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Esa fue una de las primeras decisiones de política internacional que demuestra que se va a dejar de lado el vínculo más estrecho con China, que venía desde hacía un tiempo para plantear a una visión del mundo más asociada a los valores que, en términos generales, sostiene Estados Unidos”.
China es nuestro segundo socio comercial. Es un actor financiero global y es un proveedor de inversión extranjera directa y de fondos para Argentina.
El peso de China como actor político y su relación con Argentina
La investigadora señala que al ser China una potencia global, es un actor que no se puede dejar de lado a la hora de delinear la política exterior de un país. En cuanto a las expresiones de la canciller —el tema convocante por estos días— manifestó: “Hay que decir que cuanto menos son desafortunadas. Hay una retórica que está erosionando el vínculo con China. Y se trata de un vínculo muy importante porque China es nuestro segundo socio comercial. Es un actor financiero global y es un proveedor de inversión extranjera directa y de fondos para Argentina”.
De hecho, el primer viaje que Diana Mondino realizó a China, acompañada por el presidente del Banco Central, tenía dos ejes vinculados con la dimensión económico-comercial: fortalecer el comercio y lograr la renovación de los Swaps. Hasta ahora, ninguno de esos objetivos se ha logrado y los empresarios no quedaron satisfechos con la visita, porque es evidente que el actual clima de tensión se da como consecuencia de que Argentina viene erosionando el vínculo con este actor internacional.
A través del vínculo comercial con China, Argentina obtiene divisas.
“También estamos perdiendo mercado en China, a manos de nuestros competidores. El caso que más trascendió en estos días es el de la carne. Argentina está perdiendo cuotas de mercado en China frente a Brasil, por ejemplo, que es un competidor directo y esto puede extenderse a otros sectores del comercio con ese país. Por eso es vital comprender la importancia del vínculo comercial con China, ya que a través del mismo, Argentina obtiene divisas”, afirmó Oliva.
"Los chinos son todos iguales"
Para Oliva, puede haber existido una combinación de factores en la pronunciación de esa frase, en medio de un viaje diplomático a China. “La canciller no tiene formación diplomática ni en política internacional, pero sin dudas, está asesorada por muchos funcionarios que la rodean. Por lo tanto —analiza— estas expresiones desafortunadas pueden tener que ver con su propia personalidad y su característica retórica, aunque hay que admitirlo, también va en línea con el pensamiento del Gobierno que representa”.
Pero este no fue el primer infortunio de la gestión de Diana Mondino en las relaciones con China. En enero pasado, apenas asumido el Gobierno, la canciller se reunió con la embajadora y el representante comercial de Taiwán, hecho que no sólo causó choques con el ministro Luis Caputo, sino que también fue interpretado como un acto de provocación a China, ya que China no acepta el reconocimiento de Taiwán como nación independiente y sostiene que es parte de su propio territorio.
“Este acto significó, además, un autoboicot a la defensa de la soberanía sobre las Islas Malvinas —explica Oliva— porque una de las coincidencias históricas que tienen Argentina y China es la defensa del Principio de Integridad Territorial (China por Taiwán; Argentina por Malvinas). Es decir que nos une la idea de que esos territorios forman parte de nuestros propios países, que no hay discusión en ese sentido. Pero, al reunirse Mondino con los representantes de Taiwán puso en tela de juicio esta línea política que compartimos y defendemos junto con China”.
En relación con el mismo tema, hay que considerar que China no sólo es una potencia global, sino también un miembro permanente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Por lo tanto, “su apoyo es muy importante y significativo para Argentina”, evaluó la profesional.
En cuanto a la intención de la expresión de Mondino que terminó complicando más la relación entre ambos países, Oliva señaló: “No podría decir si fue deliberado o si fue torpeza, pero sí hay que mencionar que más allá de la aclaración que la canciller intentó luego de esa desafortunada frase (explicó un día después que lo que quiso decir era que “los que participaron en la visita a la base china eran todos iguales, porque eran todos civiles. No había uniformes”) la situación ameritaba un pedido de disculpa, porque la expresión no corresponde a una canciller. Considero que se superó un límite”, afirmó la investigadora.
Milei necesita la renovación del Swap en junio para abrir el cepo cambiario.
Los Swaps: un tema crucial
El Swap es un intercambio consistente en que la Argentina recibe un depósito en yuanes, a cambio de otro en pesos, a favor de China. Dada la intención explícita del Gobierno argentino de salir del cepo hacia mitad de año (una de sus promesas de campaña), necesita de manera imperiosa obtener la renovación del Swap para junio, porque ese intercambio le aseguraría financiamiento. Pero por el contrario, según señalan desde el Grupo de estudio sobre China de la UNR, nos estamos distanciando de ese país, tanto simbólica como materialmente. Y “va a ser muy difícil avanzar o recuperar el vínculo si seguimos con este tipo de expresiones de parte de la jefa de la diplomacia de nuestro país”.
Si se renueva el Swap y se logra la aceptación de China, Argentina contará con yuanes y esos yuanes pueden convertirse en dólares, que a su vez, pueden volcarse al mercado.
“El Swap —abunda Oliva— es un intercambio de divisas que está acordado entre Argentina y China, desde el año 2009. Y luego de ese acuerdo celebrado durante el gobierno kirchnerista, tanto el gobierno de Mauricio Macri como el de Alberto Fernández, después, lo renovaron y ampliaron porque esto hace que Argentina pueda contar con yuanes en sus reservas internacionales.
Al poder contar con yuanes y al tener la aceptación de China, esos yuanes pueden convertirse en dólares que a su vez pueden volcarse al mercado y respaldar la gestión monetaria del gobierno de turno. En este caso, del Gobierno de Milei, quien necesita de forma imprescindible contar con liquidez para el manejo financiero y cumplir con la prometida apertura del cepo cambiario.
Argentina, China y el desarrollo nuclear en stand by
El vínculo con China tiene varias aristas. El acuerdo con el Gigante Asiático para construir una central nuclear —Atucha III— se firmó en 2014, durante la presidencia de Cristina Kirchner y desde entonces, su concreción se viene dilatando, dado que hay muchas cuestiones en juego. “Argentina —afirma Oliva— es una potencia en la producción de energía nuclear para uso pacífico. En ese sentido, muchos de nuestros científicos consideran que no necesitamos tecnología nuclear de China. Esto plantea una disputa interna en términos científicos y tecnológicos muy importante. Ahora, ¿por qué China ha esperado tantos años que Argentina finalmente concrete y dé los pasos necesarios para la construcción de la central nuclear? Porque China —responde— tiene un plan de transformarse en vanguardia tecnológica global para el año 2049, fecha en que se conmemorarán los cien años de la Revolución Comunista y la Proclamación de la República Popular China”.
A partir de esa meta, el objetivo es desplazar el uso de toda tecnología extranjera y exportar su propia tecnología al resto del mundo. Por esa razón, para China es muy importante que un país con tradición de investigación y de desarrollo de tecnología nuclear, como Argentina, compre tecnología china, ya que eso significaría que se trata de una tecnología confiable. Pero, la comunidad científica local ha planteado algunos cuestionamientos en torno a ese tema.
Por otro lado, el financiamiento es un tema que siempre generó discusión para Argentina. “Por eso —agrega— este acuerdo sigue en stand by desde el año 2014. Es un tema complejo, de difícil resolución para los gobiernos, porque siempre las cuestiones urgentes van tapando las más importantes y a más largo plazo”.
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