“El camino recorrido fue largo. Estoy acá. Soy uno de ustedes y con ustedes, todos unidos, vamos a poner a nuestra provincia en el lugar más alto de la República Argentina. ¿Por qué? Porque podemos, porque queremos, porque sabemos y porque tenemos con qué. Yo lo sé y ustedes también. Santa Fe Puede”. Con ese párrafo cargado de futuro, Maximiliano Pullaro cerró su discurso inaugural en la Legislatura provincial. La frase conlleva múltiples interpretaciones y caminos posibles que el tiempo se encargará de dilucidar. 

El nuevo gobernador desplegó los primeros trazos para las distintas áreas, reivindicó explícitamente la obra pública del Estado (y la terminación de lo que dejó en marcha Perotti) y la “salud como derecho”. Dos definiciones que encuadran con la concepción del radicalismo del que proviene Pullaro y contrastan con los planes del gobierno nacional

No hubo otras alusiones al contexto nacional. Recién regresado de la asunción del presidente Javier Milei, sólo dijo que se hacía cargo de una provincia que no está bien “en un contexto nacional de mucha incertidumbre, atravesada por una crisis económica y social sin precedentes, con un alto endeudamiento, inflación, aumento de la pobreza y un notable deterioro institucional”.

En el plano provincial ratificó la continuidad institucional, la austeridad, el trabajo 24x7. Hizo una fuerte reivindicación de los ex gobernadores socialistas Antonio Bonfatti –“mi respeto y aprecio, un hombre de la democracia, que en el pasado fue injustamente agraviado por personajes oportunistas”– y Miguel Lifschitz –“el mejor gobernador de la historia de Santa Fe”–. A Perotti le concedió un inventario de herencia y hasta le concedió que el estado actual de la provincia “no es todo culpa del actual gobierno”.

Anunció el regreso de programas que implementó cuando era ministro de Seguridad, como la apertura de las estaciones policiales, áreas carcelarias destinadas a presos de alto perfil, el Plan Abre y el Nueva Oportunidad. Adelantó que no tolerará bloqueo de empresas como forma de protesta. En materia educativa confirmó el fin del avance continuo y el regreso de la repitencia, a la par de un plan intensivo de alfabetización.

Seguridad, la gran demanda

La seguridad ocupó el primer y más extenso tramo. Fijó “recuperar la paz y la seguridad” como principal demanda, dijo tener un diagnóstico fino de una situación muy difícil como punto de partida. 

Anunció “medidas extraordinarias para recuperar la presencia policial en calle” con “180 patrulleros en Rosario, 80 en la ciudad de Santa Fe, organizados por cuadrículas y por capas. Lo mismo vamos a realizar en las principales ciudades de la provincia”.

Para Pullaro el avance del crimen organizado no fue casualidad sino "consecuencia de problemas institucionales y de gestión”. En lo institucional habló de un sistema de investigación penal atomizado y un “Poder Judicial con fuerte atraso en todos sus niveles”.

“La Policía y el Servicio Penitenciario van a tener un mando claro y una autoridad fortalecida” para perseguir el crimen organizado y soltó un mensaje a los miembros de esas fuerzas. “En esto quiero ser claro, nuestras fuerzas de seguridad tienen un arma reglamentaria en su cintura, y deben utilizarla en el uso progresivo de la fuerza. Este es el rol que la ley y la sociedad les encomendó”.

Anunció un “plan de contingencia y emergencia operacional, que va a volcar todos los recursos disponibles a la prevención en calle” porque no se necesitan policías en oficinas o reparando coches. Todas tareas que el nuevo gobierno encomendará a manos de civiles para garantizar que los uniformados tengan todo lo necesario para trabajar en seguridad cada día.
Hubo otros anuncios en seguridad: intervención en los primeros días de forma progresiva en 8 barrios en Rosario marcados por la violencia y 4 en Santa Fe, “mediante una acción estatal concertada tendiente a reducir la violencia, atacar la venta de droga, y restablecer la paz social”. Pondrá en marcha la Estación Policial Sudoeste y la puesta a punto la Estación Policial Sur. Ese plan iniciado cuando era ministro fue dado de baja por el gobierno de Perotti. 

Aludió a “la toma del control de las cárceles” como un pilar de la seguridad. “De manera inmediata vamos a restituir los pabellones y el régimen de reclusos de alto perfil, y rearmar los grupos operacionales: grupo requisa, grupo traslado y GOEP. Vamos a poner límites al ingreso de mercadería y alimentos a los reclusos que ha generado innumerables dificultades al personal penitenciario por el control del ingreso de elementos prohibidos”. Y adelantándose a los planteos que esas limitaciones pueden generar avisó: “Vamos a dar las discusiones que sean necesarias ante la justicia”.

Dijo que se retoma la construcción de alcaidías regionales y que este mismo lunes citó a su despacho a los responsables del desarrollo de una cárcel de máxima seguridad de hasta 3 mil plazas de forma progresiva “para que cuenten con todo mi respaldo”.

Tras pedir por la ley de derribo de aviones irregulares e insistir en que aspira a conducir el comando conjunto de fuerzas federales y provinciales, confirmó el ingreso de proyectos de ley en los próximos días enviaremos “para ampliar facultades en la lucha contra el crimen: narcomenudeo, ley provincial de inteligencia, reformas al Código Procesal Penal, reformas a la fiscalía y defensa pública, y ley provincial de ejecución de la pena”. 

También un proyecto de “juicio por jurados” para delitos graves e hizo hincapié en su uso en casos en el que las fuerzas de seguridad sean acusadas de excederse en el uso de la fuerza cumpliendo sus funciones.

Hubo más para la Justicia, en este caso no penal (civil, comercial, laboral, de familia, etc.): proyectos de reformas inmediatas para descomprimir la carga de trabajo y agilizar procesos. El capítulo judicial remató con una línea general que refiere a la intención de renovación en la Corte Suprema de Justicia, aunque no la mencionó: “Aspiramos a una renovación de la justicia haciendo cumplir la Constitución”. Inequívoca referencia a que 5 de los 6 ministros del máximo tribunal están excedidos de la edad que la ley y la jurisprudencia marcan como límite.

Producción, Santa Fe potencia

En producción, otra área central para Pullaro, puso en valor la estructura económica de la provincia en relación al país con números y estadísticas. Y ahí aludió a la EPE: habló de “un atraso tarifario deliberado de más de un 20 y con déficit financiero mensual desde octubre”. También dio a entender que se viene una actualización de tarifas de transporte interurbano.
Para Pullaro, en las últimas décadas Santa Fe fue víctima de un “extraño federalismo que consistió en volcar los recursos de las provincias que más se esfuerzan en producir, para distribuirlos en el conurbano bonaerense en forma de subsidios sin control”.

Educación en primer plano

Otro de los temas que fueron eje central en la campaña electoral de Pullaro fue presentado con definiciones concretas en el discurso. 190 días de clase, inicio del ciclo lectivo el 26 de febrero, convocatoria a paritaria docente los primeros días de enero y el lanzamiento inmediato del Plan Provincial de Alfabetización, “transversal a todo el sistema educativo con énfasis en los tres primeros años de primaria en articulación con el nivel inicial”. El objetivo: quien termina tercer grado tiene que estar alfabetizado.

Como había anunciado con anterioridad, confirmó la “no repitencia, derogando el avance continuo, porque no se trata de pasar sin saber con el único fin de disfrazar de manera ficticia las tasas de egresos”. Y sobre un punto que suele ser motivo de debate con los gremios, reiteró que habrá evaluación, “porque es la mejor manera de rendir cuentas de las políticas que implementamos, y es una herramienta central para conocer si todos los niños y niñas adquieran los conocimientos básicos e indispensables”.

Tras repasar las cifras de subejecución presupuestaria en infraestructura escolar, el capítulo educación lo cerró hablándole a los docentes: “Conozco su vocación y compromiso, ustedes son el mayor capital que tenemos, y vamos a darles el respaldo que merecen”.

El repaso área por área dejó algunas marcas que Pullaro pretende para su gestión. Con respecto al conflicto social, por ejemplo, avisó que no se “va a tolerar extorsiones o bloqueos a empresas o emprendedores”. Volverá el gabinete social como en los gobiernos del Frente Progresista, con abordaje interministerial de los problemas, y dijo que no se va a quedar de brazos cruzados ante la deuda de Nación por el déficit de la Caja de Jubilaciones.

Otra definición conceptual de Pullaro: garantizar salud como un derecho. Una frase que no está puesta como una formalidad en el contexto de la reciente asunción de Javier Milei. 
Dentro de ese capítulo dedicó un tramo a los consumos problemáticos: “Somos conscientes que es urgente avanzar con un Plan Integral en Salud y Salud Mental basado en el enfoque de derechos” y en ese contexto insistió varias veces en “cuidar a los que nos cuidan”, con referencias especiales a los operadores de salud barriales y de otras áreas que en los barrios enfrentan problemas de seguridad y situaciones críticas.

El tono del mensaje fue un espejo del estilo Pullaro. Tratar de sumar, marcar diferencias sin grandes estridencias y no provocar peleas innecesarias. Apenas fue un atisbo de un proyecto que ambiciona hacer un largo camino para instalar a Santa Fe en el centro de la escena nacional.