“Estoy convencido que no fue penal, porque el VAR me avisa si hay un error claro, obvio y manifiesto y no lo interpretamos así. Si me tengo que guiar por la foto que me mostraron de esa jugada es penal, roja y va preso Zambrano, pero no había movimiento como para juzgarlo. El jugador tiene apoyado el brazo sobre el delantero pero sin hacerle falta. Lo hablamos. Yo interpreté que no fue penal y el VAR lo mismo. Es un brazo apoyado y hay que ver el movimiento general donde termina el brazo. Estoy convencido de la decisión que tomé, ya la volví a ver”.

El árbitro Fernando Espinoza, quizás el más flojo de la Liga Profesional, pero siempre seleccionado para partidos trascendentes, se pasó los primeros días de la semana tratando de explicar lo inexplicable: la insólita decisión de no cobrar penal para Atlético Tucumán y no expulsar a Zambrano en la última jugada del partido en el que el líder del campeonato fue derrotado por Boca.

La dupla del “éxito” estuvo conformada en el partido más importante de la fecha por Espinoza en la cancha y Jorge Baliño en el VAR.

Viendo la jugada una y mil veces, con dos es suficiente, resulta inverosímil que alguien pueda encontrar argumentos para no cobrar penal. No fue uno, fueron varios: Espinoza, Baliño y el árbitro asistente del VAR. quienes opinaron increíblemente que no hubo penal.

“El tiene un perfil bastante soberbio y no se le puede hablar. A los jugadores grandes, que le van a hablar con respeto y con argumentos no les puede hablar así, no me parece que sea justo. Después puede tener aciertos o muchos errores, no critico el accionar sino los modos y las maneras, lo va a tener que cambiar porque un día se va a llevar una sorpresa”, señaló Cristian Menéndez, futbolista del Decano.

Son muchas las quejas contra los malos tratos de Espinoza, pero en este caso se intenta hablar de los errores arbitrales, ahora socializados con el VAR, que cada vez son más.

Otro atropello. Es increíble el penal que no vio, o no quiso ver Pablo Echavarría en el final del partido Sarmiento-Gimnasia. Mucho más difícil de imaginar es por qué el encargado del VAR, Lucas Novelli, omitió considerar que había infracción sobre Soldano.

Atlético y Gimnasia son dos de los mejores equipos del torneo y el fin de semana pasado fueron notoriamente perjudicados sobre el final de sus encuentros.

La sensación es que nadie quiere hacerse cargo de sanciones en el epílogo de los partidos para no comprometerse. Lo mismo pasó con Rapallini en Racing-Boca.

La tentación es decir que el VAR llegó para agregar injusticias al fútbol, pero al VAR, que es un recurso tecnológico, lo manejan personas. Y allí está el problema.

En Argentina, como en ningún otro país potencia del fútbol mundial, se juegan 14 partidos por fin de semana. Si a eso se le agrega el VAR y el AVAR, es muy fácil concluir que hay muchos árbitros que aún no están preparados para la máxima categoría.

De hecho, sólo un puñado de jueces son profesionalmente confiables, unos cuantos son malos y otros no están, al menos todavía, preparados para la máxima categoría.

La cuestión es que la conducción de los árbitros, encabezada por Federico Beligoy, los volvió a designar para este fin de semana como si nada hubiera sucedido.

Eso significa que para ellos no hubo fallas en la conducción de los partidos mencionados. Y es más preocupante todavía. 

“Estamos viendo lo peor. La desfachatez con la que Espinoza hizo alusión a los reclamos de Atlético Tucumán es una falta de respeto absoluta. Pero su llanura intelectual no le permitió ver que él estaba corroborando con sus declaraciones que había sido penal al decir apoya el codo en el cuello. Era penal y expulsión, era sumamente peligroso. Juego brusco grave”, exageró Javier Castrilli en Espn.

El Sheriff, fanático de la letra del reglamento y enemigo acérrimo de su espíritu, se sumó a su manera a la larga lista de personajes vinculados al fútbol que criticaron la capacidad para dirigir y para relacionarse de Espinoza.

Y no es el único árbitro que no está a la altura de las circunstancias. 

Baliño tampoco lo está, Echavarría tampoco… La mayoría no llega al aprobado.

Todas estas líneas, demasiadas quizás, se pueden resumir en una frase.

El problema no es el VAR, que llegó para impartir justicia, el inconveniente es que es manejado por los mismos que dirigen casi siempre mal.