Milei hablando extensamente en el stream Neura con Alejandro Fantino. No importa cuándo leas esto. El presidente agradece y legitima con su presencia el espacio que el periodista le entregó siempre a sus ideas económicas y políticas. El conductor lo conoce desde el arranque (cuando era habitual columnista en América).

Milei estuvo el día después de haber ganado las elecciones nacionales que lo eligieron Presidente (donde incluso le entregó el texto original que usó para festejar la victoria) y estuvo esta semana, después de que Neura desbarrancara emitiendo en vivo un presunto chiste donde pedofilia y humor negro mezclado con cáncer infantil no fue evitado (y celebrado) por una mesa de “streamers”. Espalda con espalda, lealtad de gladiadores.

Más allá de sus palabras, el tono de la entrevista, los extremos que el Presidente convoca para definir y diagnosticar su presencia, sintetiza el tiempo actual. “Le dejamos el culo como un mandril”, dice Javo, sabiendo que les habla a pares, a espectadores que entienden que eso es una definición. Al rival, a los que esperan otras medidas, se lo aborda así: dejándoles el culo como a un mandril. 

Su estilo es aplaudido, celebrado. Sus modos se entienden, no caretea ni busca metáforas. Milei no zigzaguea para decir elegantemente nada. Se asume frontal y grosero: el insulto es una herramienta que sintetiza su pensamiento en medio del disenso o el debate. Con eso mismo, hoy es Presidente y referente político. Si bien no lo asumió en público (al menos, eso creo), sus victorias dejan huellas: cuando Milei gana, el adversario es sometido en términos simbólicos al destierro, la muerte o la invisibilidad.

El tono del diálogo político argentino tiene una popular escuela que forma alumnos. El mundo X (ex twitter) que Elon Musk compró en 2022 por 44 mil millones de dólares (y que hoy vale menos de la mitad). Dispuesto a evitar que esa plataforma manipule la información para intereses contrarios a sus ideas, Musk le propone al “mundo libre” un punto de encuentro.

No hace falta ser un usuario dedicado en la red para corroborar la multiplicidad de sus textos. Alguna vez, Arturo Pérez Reverte usó la plataforma para escribir cuentos semanales desde una cafetería, pero no ganó el talento, sino el odio y la revulsión. Hoy, el sedimento de sus textos incluye primicias e información, pero también insultos, acosos e injurias. Una cloaca de palabras, muchas de ellas, anónimas (o de perfiles invisibles) dispuestas a infectarlo todo.

La versión audiovisual puede expresarse en los nuevos medios. Los reels de Instagram, tan útiles para la batalla cultural que el ideario mileidista ganó en 2023, hoy se organizan en búsqueda de una nueva formalidad. Los streaming asumen el rol de ser la nueva tele en Argentina. Una pantalla rápida que, con pocos recursos, enlaza a los comunicadores con sus pares, a los que piensan, sienten o disfrutan como el que transmite. Aman y odian con la misma síntesis de los formatos. 

En Argentina, un día de furia (y éxito) para el mundo streaming congrega en vivo a 250 mil personas, el 0,5 por ciento de la población del país. Aún es poco, pero el consuelo es el entusiasmo que generan sus réplicas y viralizaciones. Hay cientos de ejemplos del sincontrol del formato. Nadie edita o asesora sobre contenidos y cornisas (hasta donde acelerar) a los streamers que, en la búsqueda del boom son capaces de peligrosos desbarrancos.

En el streaming, se puede todo. Hubo dos momentos que perforaron la semana con ejemplos bravos. Uno de ellos, en Olga, el canal de Migue Granados, con el chiste de Toto Kirzner sobre Pepito Cibrián. El otro, en Neura, con un mensaje donde un oyente intentó hacer humor mezclando cáncer infantil y pedofilia. En este último, el video fue retirado de las redes. Sin embargo, vimos cómo el conductor, Sergio Figliuolo, apodado Tronco, que además es accionista del canal, y Oscar Passet, ex jugador de futbol devenido en representante, esbozaban sonrisas por la bestialidad emitida al aire.

Inteligente, Fantino, levantó el programa y anunció la decisión en vivo. A las 48 horas del escándalo, sentó a Javier Milei que no solo hizo una fuerte descripción política del tiempo que vive el país, sino que le puso el pecho legitimando con su presencia del trabajo de realiza Neura.

Los reyes quieren tener espejos que reflejen su presunta belleza y poder. Milei denosta a los medios públicos por ser financiados con dinero del Estado, pero no al “sistema de piropo incondicional” de seguidores (sean streamers, periodistas o improvisados comunicadores) en los nuevos formatos que alienta y legitima.

Cuando Tronco era agraviado en las redes, muchos sugerían que se mude a Carajo, otro canal de streaming cercano al pensamiento Milei, conducido por el asumido troll y leal médico genetista Daniel Parisini, alias, el Gordo Dan. Carajo debutó en el convite mediático con un fin: continuar sin pausas la batalla cultural que propone el tiempo político. 

Esta semana, el Gordo Dan protagonizó otro movimiento de esa batalla cultural cuando expuso su influencia en el despido de Julio Garro de la Secretaría de Deportes. “Vengo de echar gente”, dijo en Misa, su programa stream. “Si no pensás como el presidente, cerrá el orto”, explicó, develando el porqué de la salida del funcionario nacional, en un hecho ligado al pedido de disculpas por los cánticos xenófobos de la selección argentina.

En pocas frases, definió que el gobierno tiene funcionarios que ocupan cargos porque “no hay otros” y que no tienen que aceptar entrevistas de periodistas que puedan pensar distinto a ellos “para que te metan una trampa, una bomba atómica y te vaya para el orto”.

La influencia de los jóvenes libertarios en el “cómo” Javier Milei diseña sus pasos políticos es retroalimentada por un líder que también les marca el camino. El lenguaje, sus metáforas, sus recursos idiomáticos mantienen una encendida comunión. Mucha libertad no avanza, pero el Carajo, sí. 

Los archivos del tiempo muestran al Gordo Dan como una celebrity admirada por la estructura. Su atrevimiento, desfachatez y sinceramiento de saberse una persona capaz de “morir” por el líder (así lo describió) es un imán que convoca a los que también, en tiempos vacíos, necesitan de misiones extremas. 

No es fácil navegar el pantano del odio. Para muchos, el kirchnerismo ha sido idéntico en sus modos: “Ir por todo. La eternidad de los líderes, el mesianismo de sus objetivos, el dedo largo y flaco indicando el bien y el mal. El castigo, el premio, los cielos y los infiernos que nos proponen como pastores los actores de la política argentina”. 

Un nuevo episodio loop. Un museo de grandes novedades. El tiempo no para.