Cuando Alberto Fernández asumió la presidencia en 2019 lo primero que hizo fue participar de la asunción de Omar Perotti en Santa Fe. Aquel mediodía del 11 de diciembre de 2019 se fundieron en abrazos correspondidos con una sociedad política que incluía un fuerte apoyo del gobierno nacional a las acciones que Santa Fe necesitaba para terminar con la violencia y las muertes que entonces producía el narcotráfico. El tándem de trabajo lo conformaban Sabina Frederic y Marcelo Saín. Ambos habían sido compañeros en la Universidad y sabían cada uno qué sector de la biblioteca aplicar para intervenir en el problema. Ese tándem se rompió con las semanas apenas el ministro santafesino empezó a gestionar y enviar sus mensajes de WhatsApp. Para la entonces ministra de Seguridad de la Nación, hoy a cargo de los Cascos Blancos en Argentina, lo prioritario sigue siendo lo mismo de entonces: “Salvar vidas”. “Para poder salvar vidas necesitas una fuerza con fuerza y autoridad, que hoy no es la policía de Santa Fe”, dijo.

–En aquel momento, 2019, cuando ustedes asumieron el poder público, ¿había un diagnóstico claro sobre la narcoviolencia en Santa Fe?

–Sí, claro. Cuando asumí en 2019 articulamos y coordinamos con las provincias que mayor problemática tenían o mayor demanda tenían; sea por hechos delictivos, robos u homicidios. Aunque no es una competencia federal, pero de todas maneras Santa Fe y Buenos Aires fueron en los distritos dónde primero nosotros trabajamos con los respectivos ministros y el resto de los funcionarios para coordinar acciones. Pero es trabajo de la autonomía provincial.

En el caso de Santa Fe cuando nosotros asumimos, el ministro de seguridad era Marcelo Sain a quién yo conocía porque fuimos compañeros de la Universidad y sabía de su diagnóstico. Ellos tenían un direccionamiento, y el trabajo de las fuerzas federales fue un trabajo de complementación. Santa Fe fue un distrito priorizado, no privilegiado, priorizado. Y luego cuando empiezan a levantarse las restricciones a la circulación allá por agosto y septiembre del 2020, ante el crecimiento de los homicidios, nosotros ofrecemos a Santa Fe crear una Unidad Ministerial Rosario, una Sede en Rosario, que permita activar las causas judiciales que estaban en los Juzgados Federales, que tenían que ver con narcotráfico. Porque los homicidios si bien están articulados con el negocio ilegal, no necesariamente son la causa. Yo creo que ahí hay una cuestión de diagnóstico que es importante revisar.

–¿Cuál sería el error del diagnóstico?

–El mercado de drogas es mucho más grande en Buenos Aires, sin duda porque hay mucha más gente, no hay ninguna duda y sin embargo, la tasa de homicidios en Buenos Aires baja.

– ¿Alguien regula la competencia comercial?

–Exactamente, ese es el punto. Sí, hay alguien que la regula, cosa que en Santa Fe ya no ocurre.

–¿En la provincia de Santa Fe se perdió el control de la calle porque el estado no regula más ese narco mercado como podría suceder en cualquier lugar del mundo?

–Exactamente, yo tengo ese mismo diagnóstico. El problema en Rosario es ese, no otro. No es que el narcotráfico produzca violencia, la produce si el Estado no tiene regulación, lo que perdió Rosario es este mecanismo de regulación. La policía es una banda más, por acción o por omisión no está; no está por encima de esa regulación, en cambio en Buenos Aires, sí. Por eso el resultado es otro; por eso digo la relación narcotráfico - violencia está mediada por una serie de elementos, no se puede derivar del narcotráfico la violencia homicida. Y en ese sentido me parece que hay que actuar en este momento que hay más información y es en donde se han ensayado alternativas que no han funcionado, esa Unidad Ministerial reactivó causas, pero claro, las causas son de narcotráfico que no sólo frena a la violencia. Como sabes, muchas veces vos pones este preso a los cabecillas y después se pelean abajo para ver quien ocupa ese espacio, sigue siendo el mismo problema, lo cual no quiere decir que no haya que perseguirlos, detenerlos y desalentar el negocio.

Entonces, me parece que en estas circunstancias hay que pensar en una salida de corto plazo en donde las Fuerzas Federales tengan el control total del territorio. Y, la policía de Rosario (como se hizo un cinturón sur en el año 2011 en el sur de la ciudad de Buenos Aires) solo hacer tareas administrativas.

–¿Puede hoy un Estado latinoamericano combatir el narcotráfico militarmente?

-Creo que tenemos los recursos para desalentar, prevenir y conjurar con las Fuerzas Federales. Pero hay que saber usarlas, no se trata de más, no es una discusión de más. Más, en estas condiciones no van a marcar ninguna diferencia, hay que darles todas las herramientas a las Fuerzas Federales para que puedan actuar y ejerzan efectivamente una regulación en el territorio, que no lo está haciendo nadie. Para eso tenés que desplazar a la policía de Santa Fe hacia la comisaría, en un trabajo más bien administrativo.

–Aníbal Fernández hizo una declaraciones que no cayeron bien al que está padeciendo el problema. Le planteaba a Perotti que él sabe cómo se arreglan estas cosas. Dio a entender que la policía de Santa Fe sabe cómo se arreglan estas cosas, esta cuestión de intervenir la competencia violenta. Pero además resulta que la violencia también es un problema de distribución de ganancias. Quién se queda con la ganancia? ¿En distritos pacificados esta rentabilidad se la queda la política, la fuerza policial, un empresario: ¿dónde va la rentabilidad del narcotráfico en la Argentina?

-Mira entiendo por dónde vas y me encantaría saber que tengo la respuesta a lo que me estás preguntando, pero yo creo que la urgencia hoy en Rosario es la alta tasa de homicidios, ¿no? y que hay una cantidad enorme de población que está en la rueda de “matar o morir”. Nuevas generaciones que también van a esa rueda. Chicos de 8 a 11 años que tienen eso como horizonte. Lo cual es gravísima la situación, entonces para mí el problema de dónde va el dinero es secundario en estas circunstancias, porque la prioridad es salvar vidas. Para poder salvar vidas necesitas una fuerza con fuerza y autoridad, que hoy no es la policía de Santa Fe. Tiene que ser las fuerzas federales las que obviamente cuidando de que no termine contaminada, por eso dije que debe ser una medida de corto plazo, mientras que la policía se fortalece; que es un poco el nuevo plan del nuevo ministro, Brilloni; para bajar los niveles de violencia y empezar a leer las experiencias internacionales sobre el tema. Medellín tiene una excelente experiencia, en una policía Nacional Colombia. Pero han aplicado un sistema de convivencialidad que implica políticas de deportes, educativa, artísticas, y eso ha tenido un efecto. Hay que salirse únicamente de la seguridad para pasar a las nuevas generaciones.

–¿Qué piensa de la gestión Sain en Santa Fe?

–Nosotros tenemos entendido que nos hizo mucho mal la función política de Marcelo Sain en la provincia de Santa Fe. No sus ideas, que las conocíamos, sino cómo implementó la conducción del Ministerio de Seguridad. Su gestión estuvo orientada a una suerte de línea de recaudación ilícita ligada aparentemente a la política. Y creo que eso no fue al corazón del problema. Me parece que la prioridad siempre es la vida, entonces si esa investigación te conduce a reducir la tasa de homicidios está perfecto. Pero si tu eje no es un eje social o prioritario no está funcionando bien. Después hizo cosas que no comparto como usar palabras de desprecio para los santafesinos y rosarinos, incluso hacia la policía. Cuando uno conduce una fuerza tiene que empezar por el principio del respeto. Uno tiene que empezar respetando para construir respeto social sobre la institución.

–¿La conducción política del área seguridad está obligada a sentarse cara a cara con quienes conducen el delito real, es decir, con los delincuentes reales para acordar no muertes, no violencia, no disparos?

-Mirá, hay mucho de la tarea de controlar territorio para que no se maten. Tampoco el Estado ha encontrado otra forma, no es tan fácil ir por otros caminos. Yo creo que hay otros factores que están jugando, vuelvo por el punto de la violencia. El juicio contra los muchachos que mataron a Fernando Báez Sosa también cuenta esta forma en la que los jóvenes construyen su masculinidad sin alternativas para construir una masculinidad no violenta. También en los homicidios, en la violencia, hay otros componentes. Hablar de narcocriminalidad me parece que funde un montón de elementos, los pega sin permitirnos entender la complejidad de lo que está ocurriendo.

–¿Es necesario crear una DEA en la Argentina, una Agencia que intervenga estos conflictos de la manera que lo han hecho otros países? ¿O tendremos que ir por el punto de la legalización como también experimentan otros países para evitar la violencia?

–Yo creo que la DEA saca la violencia de Estados Unidos y la empuja hacia México, Colombia, Brasil, me parece que no es una institución que nos ayude, en términos generales. Por más que tengan capacidad, que nosotros a veces no tenemos. Creo que hay que fortalecer nuestra inteligencia criminal y nuestra capacidad de investigación criminal; me refiero a las fuerzas de seguridad federales y al mismo tiempo empezar a discutir en serio el tema del prohibicionismo como política de Estado hacia las drogas para ir hacia una paulatina regulación. Es la única forma de frenar esta locura. En un mundo en el que el consumo de estupefacientes crece y que no todos tienen consumos problemáticos, además. El Estado está invirtiendo infinitamente más cantidad de dinero en la represión y el encarcelamiento, con el costo además de que se terminen matando las personas por sí mismas.