Para entender la popularidad del Citroën 2CV, es esencial conocer la historia de su fundador, André Citroën, un verdadero innovador. Citroën, quien originalmente era un capitán de artillería en Francia, fue convocado durante la Primera Guerra Mundial para dirigir una fábrica de proyectiles. Sin embargo, lo que realmente lo distinguió no fueron solo sus productos, sino su enfoque revolucionario en la gestión de la planta. Citroën implementó instalaciones como duchas, vestuarios, enfermería, restaurante y guardería para sus empleados, marcando un hito en las condiciones laborales de la época.
Tras el conflicto bélico, Citroën decidió orientar su fábrica hacia la producción de automóviles accesibles y de gran rendimiento. En 1919, lanzó el "10HP Tipo A", el primer automóvil en el mundo equipado con cinco neumáticos, luces y arranque eléctricos, además de ser el más económico en su categoría.
Citroën continuó innovando y en 1934 presentó el modelo "7", que revolucionó la industria automotriz con su tracción delantera, motor flotante, frenos hidráulicos, barras de torsión y su diseño sin estribos. Sin embargo, problemas de diseño llevaron a la quiebra de la empresa, que fue adquirida por Michelin. Esta adquisición permitió resolver los problemas y catapultó al "7" al éxito.
El Citroën 2CV
El Citroën 2CV, conocido en Argentina como "Dos Caballos", se ha ganado un lugar destacado en la historia del automóvil. Su éxito trascendió fronteras, convirtiéndose en un símbolo de movilidad accesible y versátil en todo el mundo. Desde su lanzamiento hasta el fin de su producción, el 2CV dejó una marca indeleble en la industria automotriz y en la vida cotidiana de millones de personas.
El 2CV nació en la década de 1940, bajo la dirección de Pierre-Jules Boulanger, con el objetivo de ofrecer un automóvil económico y funcional. En un contexto postguerra, el 2CV se diseñó para proporcionar un transporte asequible, especialmente en un periodo donde la necesidad de vehículos accesibles era crítica.
La primera versión del 2CV se presentó en 1948 y rápidamente captó la atención del mercado. Su diseño innovador, que incluía una suspensión independiente y una carrocería ligera, lo hacía ideal para las condiciones de las calles en aquella época. Además, su motor de 2 caballos de fuerza lo convertía en un vehículo muy económico en términos de consumo de combustible.
La historia del 2CV en Argentina tiene una narrativa especial. El modelo llegó al país en la década de 1960, pero con una adaptación significativa: el 3CV. Este modelo, que fue fabricado en el país desde 1967 hasta 1982, contaba con un motor de 605 cc y 28 caballos de fuerza. La planta de Citroën en Barracas produjo un total de 23.703 vehículos antes de su cierre en 1982. Posteriormente, Eduardo Sai-Larí compró la fábrica y continuó produciendo los 3CV bajo la marca IES, hasta el cierre definitivo de la planta.
El 3CV se destacó por su motor más potente y algunas innovaciones respecto al 2CV, incluyendo mejoras en la suspensión y el diseño exterior. A partir de 1974, el modelo fue reemplazado por el 3CV Prestige, que ofrecía un diseño más estilizado y una serie de actualizaciones estéticas y mecánicas.
Durante más de cuatro décadas, el Citroën 2CV dejó una profunda huella en el mercado automotriz global. Se produjeron más de 5 millones de unidades, lo que atestigua su popularidad y fiabilidad. Sin embargo, como todos los ciclos, el del 2CV también llegó a su fin. El 27 de julio de 1990 marcó el cierre oficial de su producción, poniendo fin a una era que había comenzado 42 años antes.
A pesar de su cese de producción, el 2CV sigue siendo un vehículo muy valorado entre los entusiastas de los autos clásicos. Muchos de estos vehículos continúan en circulación, apreciados por su diseño único y su historia. La resistencia del modelo a lo largo del tiempo demuestra su impacto duradero y su relevancia en la historia del automóvil.
El Citroën 2CV no solo se destaca por su diseño y funcionalidad, sino también por su capacidad de adaptación y su impacto cultural. Su legado continúa influyendo en el diseño de automóviles y en la percepción del público sobre la movilidad accesible y económica. Al reflexionar sobre su historia, es evidente que el 2CV representa mucho más que un simple automóvil: es un símbolo de ingenio y adaptabilidad en tiempos de necesidad.
El Citroën 2CV y su rol en la resistencia francesa
Un aspecto menos conocido pero significativo del Citroën 2CV es su vínculo con la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Durante la ocupación nazi en Francia, el Citroën 2CV y su creador, Pierre-Jules Boulanger, jugaron un papel inesperado en la lucha contra el régimen nazi. Aunque el sabotaje de Citroën nunca se esclareció por completo, se descubrió documentación que vinculaba a Boulanger con actividades subversivas contra los nazis.
Durante la guerra, Citroën, bajo la dirección de Boulanger, no solo continuó su producción, sino que también colaboró de manera clandestina con la resistencia. Los registros históricos indican que la compañía participó en acciones que incluían la producción de componentes estratégicos para el esfuerzo de guerra aliado y la implementación de medidas de sabotaje para entorpecer la maquinaria bélica nazi. Este compromiso de Citroën con la resistencia francesa subraya la importancia de la empresa en momentos críticos y añade una capa de heroísmo a la historia del 2CV.
La revelación de estos documentos y el papel de Boulanger en la resistencia enriquecen el legado del 2CV, transformándolo de un simple vehículo económico en un símbolo de valentía y resistencia. Este contexto histórico destaca cómo el 2CV no solo revolucionó la movilidad accesible, sino que también se convirtió en un emblema de la lucha por la libertad en tiempos de adversidad.
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