El torneo de primera división que en estos días disputa su primera fecha tiene el mismo frenetismo que se ve dentro de las canchas del fútbol argentino. Se aclara, por las dudas, que frenetismo no es sinónimo de buen juego. Pero la liga, el torneo Apertura, que es la vieja y muy conocida Copa de la Liga con otro nombre, no da tiempo ni para pestañear.

El primer día del mes de marzo ya se estará jugando la octava fecha de la fase de grupos, más de la mitad de la competencia que clasifica a los ocho mejores de cada zona a los octavos de final.

Polémica octava fecha en la que se jugarán los interzonales, cruces totalmente desparejos que pueden generar beneficios para unos y perjuicios para otros.

Se cruzarán en esa jornada equipos de zonas diferentes.

Pero, por ejemplo, mientras Central visitará a Boca, Newell’s hará lo propio frente a Atlético Tucumán en el Jardín de la República. Está claro que no es lo mismo enfrentar a Boca que a Atlético, más allá de que después los resultados puedan marcar lo contrario. Antes de jugarse, son cruces muy desparejos.

De todas maneras, para los tiempos que corren, en los que algunas tesorerías marcan diferencias inmensas con la mayoría, un torneo corto, de estas características, en el que las instancias decisivas se definen en choques mano a mano, la balanza se equilibra y como dice el eslogan de la Copa Argentina, o algo parecido, cualquier cosa puede pasar.

Newell’s y Central vienen de un año horrible, uno peor que el otro, y necesitan reinsertarse entre los equipos competitivos para ocupar un cupo que les permita llegar a los cruces de octavos de final, que comenzarán el segundo fin de semana de mayo.

Por distintas razones, el mercado de pases, que todavía da que hablar, estuvo muy movido y unos cuantos equipos se reforzaron fuerte para lo que viene.

Poniendo en otro plano a River, Boca y Racing, como sucede en los últimos años, y agregando probablemente a Estudiantes e Independiente (más por cantidad que por calidad), los equipos se reforzaron retocando sus puntos débiles y en la previa no parecen haber hecho grandes erogaciones que los posicionen en un lugar de privilegio.

La llegada de Keylor Navas a Newell’s fue un impacto muy fuerte para el fútbol rosarino, sobre todo por lo chato que venía todo, pero por encima del aporte de jerarquía del arquero, no asegura un equipo competitivo más allá de tener a una estrella en el arco. Necesitará mejorar en todas sus líneas para estar a la altura de Navas.

En Central todo estuvo muy tranquilo hasta aquí, demasiado, y quizás la prioridad haya sido mantener la base que no dio buenos dividendos ni mucho menos en el torneo pasado.

Serán 16 fechas a toda velocidad y el objetivo de los rosarinos debe ser estar entre los ocho primeros de cada una de sus zonas.

En este torneo y en el que vendrá. Porque el otro objetivo, ineludible también, es estar en zona de copas al final de la competencia.

Central y Newell’s deben acostumbrarse a jugar torneos internacionales, como sucede con otras instituciones que en los papeles tienen menos recursos futbolísticos y hasta institucionales que leprosos y canallas.

La carrera está empezando y está prohibido tropezar. Está claro que lo que no se hizo hasta aquí, se padecerá en el futuro cercano.

La primera señal de Central en Mendoza fue muy buena y ahora deberá ratificarla en el Gigante.

Para Newell’s es más complicado: necesita recuperar afuera lo que perdió adentro. Perder con Independiente Rivadavia en el Coloso fue claramente un paso hacia atrás.

Y en el Parque la vara de la tolerancia está muy baja.