“¿Por qué piden que dejen de matar gente inocente matando más gente inocente?”, se pregunta Silvia, tía de Brandon Yamil Ortigoza, el adolescente de 18 años cuyo cuerpo fue hallado en barrio Tío Rolo junto a una nota manuscrita dirigida a un capo narco de la banda de Los Monos, Pablo Nicolas Camino. Justamente, el escrito pedía: “Dejá de matar gente inocente”. En medio del desconcierto y el dolor, la mujer aseguró a Rosario3 que a Brandon “lo agarraron al azar” y que lo acribillaron “como si fuera un traficante”, pese a que era un chico trabajador.
El crimen fue una de las siete muertes violentas en el fin de semana extra largo. Y las características preliminares parecen vincularlo con la modalidad de utilizar a una víctima como “sobre”, esto es, matar a una persona con el fin de dejar un mensaje. Como habría ocurrido con Lorenzo “Jimi” Altamirano, el artista callejero que el 1º de febrero fue secuestrado y asesinado frente al estadio de Newell's para dejar una advertencia a los capos de la barra brava rojinegra. Para la familia de Brandon, los indicios apuntan a otro caso así.
Silvia, de profesión pastelera, aseguró que Brandon no tenía vinculación alguna con el mundo criminal, ni antecedentes. La mujer contó que el chico trabajaba en el restorán La Estancia, donde era bachero y hacía labores en el depósito. Además, en estos días de vacaciones también trabajaba en una verdulería de barrio Echesortu. “Somos una familia de bien”, sostuvo.
El domingo Brandon dijo que iba a verse con una chica. Salió de su casa en barrio San Francisquito y no supieron más de él.
Su familia y amigos lo buscaron desde la noche del domingo y durante todo el día lunes. Recorrieron varias comisarías del sur y oeste sin respuesta. También hospitales. Finalmente, una foto del cuerpo y, más tarde, una visita a la morgue del Instituto Médico Legal (IML) confirmaron la peor noticia.
Brandon fue asesinado sobre Camino Nuevo a Soldini al 4000, extremo suroeste de Rosario, en los primeros minutos del lunes, según detallaron vecinos que escucharon disparos y llamaron al 911. El hallazgo de cinco vainas servidas calibre 9 milímetros dio cuenta de que fue asesinado en ese lugar.
La familia del chico asegura que no conoce a Pablo Nicolás Camino, el recluso mencionado en el cartel, que cumple condena por dos homicidios –Andrés Farías y Rubén “Tubi” Segovia– y tiene causas abiertas en ambos fueros como presunto jefe de una asociación ilícita dedicada a delitos violentos y a la venta de drogas en los barrios Godoy, Villanueva y un sector de Triángulo conocido como Bajo Cullen.
La guerra de atentados y cartelería se intensificó desde noviembre, cuando según los fiscales de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos del Ministerio Público de la Acusación (MPA), asomó un conflicto entre facciones de Los Monos que sigue hasta estos días con atentados a sindicatos, sedes policiales, comercios y mensajes con escraches a narcotraficantes.
Para los Ortigoza, la pesadilla continuó al ver el cuerpo en el IML. “Me lo vaciaron sin siquiera preguntar”, se quejó Silvia. En el cementerio, contó, les dijeron que no había lugar y todavía aguardan para sepultar el cuerpo del chico que tenía 18 años. “No se lo deseo ni a mi peor enemigo”, confesó Silvia sobre este trance doloroso que recién comienza.