Mirar al pasado, abrazarlo, sacar cuentas redondas es un ejercicio cotidiano cuando se apilan los años, o las décadas. Al acto humano de recordar, Fito Páez le sumó música: puso la lupa en las canciones propias y llevó al escenario la banda de sonido de vidas ajenas.

El músico se presentó el último sábado en el predio de la ex Rural, en el marco de la gira 4030 con la cual celebra cuatro décadas de su debut, Del 63, y tres de Circo Beat.  El concierto –que integra un periplo de once recitales– tenía un plus: era "en la ciudad donde todo comenzó”.

Bajo un cielo que se fue cargando de ganas de escurrir alguna lluvia, unas 14 mil personas agotaron las localidades para escuchar los temas de los dos discos, tal como fueron concebidos, no en random o como bises.

(Alan Monzón/Rosario3)

De corrido y con una pausa de diez minutos entre tracklists, Páez tocó las 22 canciones que integran ambas placas. En el viaje entre “Viejo mundo” y “Mariposa Tecknicolor" lo acompañaron Diego Olivero (bajo, teclado y coros), Gastón Baremberg (batería), Juan Absatz (voz, teclados y coros), Juani Agüero (guitarra y coros), Vandera (voz, guitarra, teclados y coros) y Emme (voz y coros).

A esta amalgama sonora que Fito tiene ensayadísma (década y media) la acompañó el trío Sudestada Horns, integrado por Ervin Stutz (trompeta y flugelhorn), Alejo von der Pahlen (saxo alto y tenor) y Santiago Benítez (trombón).

Todos de blanco y en una línea, de pie sobre una tarima con base de reflectores y al fondo de la escena. Fito, en el centro y al frente.

(Alan Monzón/Rosario3)

Fueron dos horas de show, sin que casi medie palabra. En el escenario, se juntaron el joven que la descosía en el piano –tal como comentan sus ex compañeros la Dante– y el artista consagrado, con un lugar en el Olimpo del rock argentino y de relevancia continental. En la síntesis, un Páez ya instalado que va del funk al rock y del pop a las fronteras del jazz o el tango.

Abajo, en la platea y el campo, el diálogo intergeneracional se evidenció en expectativas repartidas. Algunas, no fueron del todo cumplidas.

Un titiritero del tiempo


El concierto comenzó a las 21.27 con “Del 63” y siguió, como se esperaba, con “Tres agujas”. Las voces de Emme y Carlos Vandera dialogaron en “Viejo mundo”, en tanto que la vocalista y Fabián Gallardo se repartieron la letra de “Rojo como un corazón”.

“Una maravilla rosarina”, indicó Páez sobre el también compositor y productor, el único invitado de la noche. “Canción sobre canción” y “Un rosarino en Budapest” marcaron en cierre de la primera etapa, a las 22.10.

Diez minutos después, comenzó la segunda parte del concierto, con un piano en el escenario y con Páez yendo de este teclado al frente para asumir (de pie) la voz cantante. También en orden, sonaron las trece canciones de Circo Beat

En el recorrido, Emme ofreció un solo de voz extraordinario en “Las tardes del sol, las noches del agua”. En él, se unieron el registro propio, el paisaje litoraleño de las pantallas y el linaje familiar.

“She’s mine” se pegó a “El jardín donde vuelan los mares” y una versión tanguera de “Nada detiene el amor en un lugar” les abrió la puerta a “Si Disney despertase” y al comienzo a capela de “Soy un hippie”, con todos los integrantes de la banda también en línea, pero al borde del escenario.

(Alan Monzón/Rosario3)

El concierto entraba en la recta final: “Dejarlas partir”, “Lo que el viento nunca se llevó” y la orquestal “Nada del mundo real” cerraban una noche en la que, por momentos, los extremos de “Sable chino” y "Capitán Piluso” se tocaron en el pulso sonoro homogéneo del concierto.

De este modo, debut, grabado en 1984 en los estudios Panda, que fue pensado con lados A y B, se unió al octavo álbum, lanzado en 1994 en CD. En ese arco de tiempo, hubo quien fue a buscar el estribillo dedicado al “capitán bueno” y quien tomó la chance de “escuchar Del 63 por primera vez en vivo”. No hubo empate, sí resultados parciales.

El bis fue “Ciudad de pobres corazones” y, para las 23.30, las luces de la ex Rural ya se habían encendido. Los "70 de Páez" dejaron el presente para volver a la historia. El futuro tiene nuevas canciones y se llama Novela.