Para irse de vacaciones a Mar del Plata, una familia necesitará, como mínimo, un millón y medio de pesos. Así lo afirma un estudio de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) que sostiene que un grupo familiar tipo (dos adultos y dos hijos), van a necesitar al menos $1.489.300 para veranear durante la primera quincena de enero en la costa atlántica. En dólares al tipo de cambio paralelo de principios de diciembre la cifra representa US$ 1.380.
Según detalló Infobae, esas mismas vacaciones el año pasado costaban $860.380 u 860 dólares. Es decir que, medido en pesos, hubo un aumento de 73,1%, y en dólares, de 60,5%. En la misma fecha, un viaje similar a Buzios o Río de Janeiro costaría dos mil dólares, realizando el traslado en auto o micro.
Estos valores pueden encarecerse significativamente si se decide viajar en avión. Además, otra condición que favorece la decisión, es la devaluación del tipo de cambio que atraviesa Brasil.
El costo de este viaje incluye el transporte desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) hasta Mar del Plata, el alojamiento de siete noches en un departamento tres ambientes, la alimentación para todos los días, dos salidas a comer a restaurants, consumos en la playa y transporte interno en la ciudad de ida y vuelta.
Según detallaron, en noviembre de 2024, un trabajador formal tuvo un salario neto promedio desestacionalizado de $1.205.220. El valor de las vacaciones equivale a 1,2 salarios, o lo que es lo mismo, un 23% más.
Para afrontarlo, se debería ahorrar todos los meses del año una parte significativa de los ingresos de las familias o financiarlo a futuro con tarjeta de crédito. A su vez, el aguinaldo que se paga en el mes de diciembre suele ser destinado al pago de las vacaciones, lo que ayudaría a las familias a pagar la totalidad del viaje.
El informe destacó que este cálculo incluyó únicamente los elementos básicos de las vacaciones, como transporte, alojamiento, alimentación, salidas y consumos en la playa. Sin embargo, se advirtió que los costos pueden aumentar si se suman servicios como el alquiler de carpas en balnearios, más salidas a restaurantes, o actividades recreativas adicionales.
Finalmente, se concluyó que, en este contexto, “el tiempo dedicado a vacacionar se ha reducido en las últimas décadas”, con muchas familias optando por estadías más cortas, como fines de semana largos.