Todo lo bueno se termina. Y esta no es la excepción. Ángel Di María le puso punto final a su exitoso ciclo en la selección argentina. Y ya comenzamos a extrañarlo. ¿Por qué? Porque Angelito es sin lugar a dudas uno de los futbolistas que más honró y mejor defendió la camiseta de la selección argentina. El de las lesiones y las mil vueltas, el mejor socio del mejor, el de los goles en las finales, el crack de toda la cancha. El Ángel de la selección. Para los expertos, el que tiene un lugar guardado en el top five albiceleste detrás de Leo, Diego, Kempes y Passarella. Algunos incluso lo ubican en el podio. Parece exagerado...pero no lo es.

Como su nombre lo indica, Di María es un tipo "angelado". Un hombre tocado por la varita mágica. Con un don que solo tienen los elegidos. Atravesó los momentos más difíciles, en la vida y en el fútbol, pero siempre salió a flote, siempre logró superarlos y escribió una gran historia. Emotiva. Épica. De colección. De película. 

Su historia con la selección empezó de muy joven, a los 18 años, cuando Pancho Ferraro lo convocó al Mundial Sub 20 del año 2007 en Canadá, torneo que Argentina terminó ganando. Fue su primer título. Pero no el último, por suerte. De hecho, un año después y bajo la batuta de Checho Batista, Ángel se colgó la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Beijing teniendo un papel protagónico con un golazo picándola por encima del arquero en la final contra Nigeria (tras un gran pase de su mejor socio: Lionel Messi, quien sino).

Después, vinieron los años "oscuros" donde pese a muchas grandes actuaciones y goles importantes (como ante Suiza en el Mundial de Brasil o Francia en Rusia 2018) el título con la selección mayor no llegaba. Fueron muchas frustraciones. Demasiadas. Pero como él mismo le dijo a su padre en una charla conmovedora post consagración en la Copa América de Brasil 2021, "algún día se iba a romper la pared"...y la pared se rompió: justamente con otro gol suyo de emboquillada, la selección argentina derrotó en una épica final a Brasil y se consagró en el mítico Maracaná. A partir de allí todo cambiaría. Después llegarían su gol en la Finalíssima frente a Italia y el inolvidable tanto ante Francia en la final en Qatar. Un gol perfecto para una historia perfecta, que también tuvo un final perfecto, con una nueva consagración.

Una carrera estupenda. 145 partidos. 31 goles, 30 asistencias y 6 títulos (los 4 con Scaloni más los 2 en juveniles) lo dicen todo.

"No estoy preparado para mi último partido en la selección, pero ya es el momento. Pase lo que pase en la final, creo que puedo salir por la puerta grande. Lo di todo. Siempre dí mi vida por esta camiseta" declaró Fideo post semifinal. Y de eso no quedan dudas. 

Vaya tranquilo maestro, que nadie le quitará su lugar en la historia de los grandes héroes de la selección nacional. ¡Gracias, totales!