Distintas comidas pueden ser cocinadas en el emblemático electrodoméstico, dando resultados jugosos y exquisitos. Sin embargo, la tarea posterior es sumamente compleja: la limpieza del horno. Y, sobre todo, cuando se trata de la puerta que contiene el cristal, el cual suele verse perjudicado con gotas de jugos y grasas provenientes de aquello que se cocinó.

Una condición fundamental, por supuesto, es limpiarlo tras cada uso. A continuación, cuatro pasos para dejarlo impecable:

- Retirar cualquier resto de comida que haya quedado pegado. El bicarbonato resulta el principal aliado, que, mezclado con agua, debe quedar actuando al menos 15 minutos. Es un desengrasante natural y económico.

- En seguno lugar y tras haber transcurrido los 15 minutos, debe enjuagarse el cristal con un trapo húmedo -preferiblemente, que sea de microfibra-. El enjuague debe repetirse hasta que no queden rastros de bicarbonato.

- Si tras el procedimiento quedó algún resto de comida, puede utilizarse un rascador. Debe emplearse realizando movimientos suaves y con cuidado para no rallar el vidrio.

- Luego, nuevamente enjuagar con el trapo húmedo y secar adecuadamente. Para evitar marcas, utilizar el paño en la misma dirección, evitando movimientos circulares. Finalmente, puede repasarse con un poco de alcohol para aumentar el brillo.