El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en la ciudad correntina de Mercedes, logró desarrollar, en articulación con otras estaciones experimentales, un modelo de producción de ovinos resistentes a los parásitos, con menores costos, riesgos y mejor calidad para el consumo, explicaron hoy fuentes científicas.

A partir de un trabajo surgido hace más de una década, científicos del INTA de Mercedes, en articulación con especialistas de otras estaciones experimentales lograron, una solución al problema que acarrea la resistencia a los fármacos que desarrollan ciertos parásitos que afectan al ganado ovino.

La médica veterinaria del grupo de Sanidad Animal del INTA, Mercedes Bibiana Cetrá, lo explicó en diálogo con Telam, al indicar que “esto comenzó hace doce años porque, en general, en ovinos y bovinos, los parásitos se hicieron resistentes a los antiparasitarios y casi no se les puede dar productos porque no les hace nada, no los mata”.

“Así es que tuvimos, como instituto de investigación, que buscar una alternativa de control a los parásitos, que hay muchas, pero nos decidimos por la de elegir animales genéticamente resistentes para evitar tener que darle fármacos que ya no funcionan”, sostuvo.

Y aclaró: “Aquí no hay ningún tipo de modificación genética”.

Se trata de la creación de un protocolo para llevar adelante esa selección dentro de los rodeos, que inició con la raza Corriedale, se profundizó con la Ideal, y ahora tiene trabajos de investigación con Texel, por parte del INTA Balcarce y Paraná.

Entre otros aspectos, el modelo contempla la selección de animales más resistentes y con mayor peso, y otros rasgos, tales como calidad y cantidad de lana, con los que se construyen índices de selección que compatibilicen esas características productivas con la resistencia a las parasitosis.

“Hace doce años -dice Cetrá- lo hacemos en majadas de las experimentales sobre todo de Mercedes, con machos y hembras y vimos que este protocolo funciona espectacular y podemos identificar fenotípicamente a estos animales resistentes”.

Por eso, relató, “se está haciendo la parte genotípica a través del INTA Castelar con el doctor Mario Poli, que es un genetista de primera línea que tiene el organismo”.

Lo ideal, señaló la especialista, es alcanzar el punto de poder sacar sangre e identificar si está o no en ese animal, el gen que codifica para un sistema inmune superior.

“El genoma del animal es muy grande y no es tan sencillo lograr identificar el gen o conjunto de genes que codifican esto, por lo que tarda un poco más, aunque este protocolo que ya estamos usando funciona muy bien”, subrayó la veterinaria.

Así fue que se logró probarlo con las cabañas productoras. “Vieron que funcionaba y ya lo están utilizando y una cabaña de la raza Ideal ya vendió animales más resistentes a los parásitos”, indicó.

Se refirió así al Remate Anual de la raza Ideal, que se realizó en la Sociedad Rural de Mercedes, Corrientes, a fines de noviembre de 2022, donde la cabaña Aguay de las Antillas S.A. comercializó los primeros ejemplares surgidos de este modelo de producción.

Cetrá subraya la importancia que tiene este protocolo en el consumo: “Estos parásitos podían llevar a la muerte a los animales, pero al ser resistentes, tienen menos parásitos y hay que desparasitarlos menos, por ende, esa carne va a estar menos contaminada con productos antiparasitarios que otros a los que hay que darle constantemente para mantenerlos sanos”.

El Haemonchus spp. es el parásito más difundido y que mayores perjuicios produce, por lo que el uso constante de drogas llevó a los veterinarios a tener en cuenta los residuos de los productos antiparasitarios en la carne y leche.

Tras la experiencia exitosa, Cetrá abrió una ventana para trasladar este estudio a otro tipo de ganadería, como bovinos.

“No sé si el mismo protocolo, ya que está armado para los ovinos y sus parásitos, pero se podría trasladar. Ahora es el momento de que lo tomen los veterinarios privados, las empresas y se empiece a difundir”, destacó la especialista del INTA.

Junto a Cetrá y el genetista Poli, otros participantes de este estudio fueron Luis Rivero, de Curuzú Cuatiá, Daniel Maizon de la estación experimental de Anguil, La Pampa y el veterinario dedicado a la actividad privada Facundo Ramírez.