Falta, todos dicen que falta: el gobernador Omar Perotti aún no convocó a elecciones en la provincia y todo indica que las generales serán recién en septiembre de 2023, muy cerca de las nacionales. Pero lo cierto es que los jugadores están en acción y las fichas en movimiento. El ajedrez político, en realidad, nunca se detiene. Son varias partidas simultáneas, una influye en la otra. Esta nota pone el foco en el tablero local: la disputa por la Intendencia de Rosario y, específicamente, aborda cómo empieza a delinearse el panorama en los sectores no justicialistas que intentan confluir en un frente de frentes, armado que aún tiene obstáculos importantes por superar. En nota nota se analiza la situación del peronismo y eventuales aliados.

Desde el 83 para acá, todos los intendentes fueron reelectos: Horacio Usandizaga, Héctor Cavallero, Hermes Binner, Miguel Lifschitz y Mónica Fein. ¿Será Pablo Javkin el primero que no lo intente?

Es una primera pregunta que puede ordenar el análisis. El actual jefe comunal hizo saber meses atrás que su deseo es ser candidato a gobernador. Sin embargo, la posibilidad de que finalmente intente repetir en Rosario está abierta y para algunos de sus interlocutores políticos es la más lógica. 

En todo caso, dependerá también de si se arma o no a nivel provincial el frente de frentes (Juntos por el Cambio más el Frente Progresista). Y de si eso, como reflejo, produce también la construcción de una alianza electoral del otro lado, un peronismo ampliado que se una con otras fuerzas con caudal electoral significativo en Rosario, fundamentalmente Ciudad Futura.

De darse ese escenario, la elección general podría tener una polarización no habitual en la ciudad, que dejaría con poco margen a las terceras fuerzas. 

La candidatura de la gestión

 

“Ahora es el momento de poner todos los esfuerzos en la gestión y en armar el espacio del frente de frentes, dejando los egos afuera. Antes de ver quién, primero hay que ver para qué y cómo”, dicen en el entorno de Javkin a la hora de analizar la construcción política para 2023. 

Para fortalecer su posición en el conglomerado que busca confluir en una alianza que le dispute la provincia al peronismo, el intendente necesita que el socialismo –su actual socio en el Frente Progresista– defina incorporarse a la alianza opositora, que para él debería tener un perfil propio de Santa Fe que pueda convivir con la estrategia nacional de Juntos por el Cambio.

El objetivo de máxima que se plantea el sector es que Javkin dé la pelea por la Gobernación y que su postulante a la Intendencia sea María Eugenia Schmuck, hoy presidenta del Concejo Municipal. Pero la necesidad, los acuerdos, los propios tires y aflojes de la negociación, las relaciones de fuerza, pueden llevar a otra cosa. 

En todo caso, hay una única certeza: si hay frente de frentes, competirán en las Paso una candidatura pura de la gestión (Javkin o Schmuck) con otras que plantearán matices, diferencias e incluso duras críticas hacia la misma. 

En esa línea, distintas voces sostienen que lo lógico sería que quien represente al actual gobierno municipal sea el propio Javkin, que además tiene aún un año por delante en el Palacio de los Leones y un desafío: darle mayor impulso a una administración que se encontró con la dificultad de la pandemia, padece el malhumor que la inseguridad produce en la población (el intendente remarca cada vez que puede que ese es un combate que lo excede y reclama a la provincia y la Nación), y que hasta aquí tiene como logro clave haber saneado las cuentas que estaban en rojo, algo que repercute en la administración pero no es palpable para el grueso de la sociedad.

Pero justamente eso, el saneamiento financiero, le da ahora la posibilidad de contar con recursos para encarar nuevos proyectos, obras con impronta propia, y salir de situaciones de emergencia como la del transporte, anuncio que realizó la semana pasada.

Dispuesto a capitalizar este cambio de situación, el intendente lanzará en los próximos días un sitio web específico que permitirá un seguimiento en detalle del Plan de Reconstrucción que anunció en su discurso de marzo en el Concejo Municipal. Se trata de un esquema de obras públicas en el que incluye, entre otras cosas, el programa de urbanización de barrios populares –que cuenta con financiamiento internacional y está en plena ejecución en Villa Banana, un poco menos avanzando en Tablada y arrancando en Nuevo Alberdi (donde empujó fuerte la inciiativa Ciudad Futura)–, la realización de pavimento definitivo en barrios históricos de la ciudad y la instalación masiva de luces Led, entre otras cosas.

Schmuck es la candidata de Javkin si el intendente finalmente compite por la Gobernación.

Está claro que no hay campaña más efectiva para el intendente que mejorar la imagen de una gestión que, como escribió David Narciso en su columna de la semana pasada en Rosario3, no alcanza aún niveles de aprobación tranquilizadores. Referentes aliados sostienen que justamente por el contexto complejo que le tocó y la posibilidad ahora de subir la marcha del motor, Javkin debería intentar ir por un nuevo mandato para poder realmente dejar una marca propia en la ciudad. Si la apuesta sale bien, interpretan, eso mismo le puede dar mayor músculo para competir por la Gobernación en el siguiente turno electoral, en 2027.

De lo provincial a lo local

 

Como sea, los armados provinciales condicionan los locales. También los nacionales tendrán influencia. Javkin construye cerca del legislador radical Julián Galdeano, el jefe político del sector que tiene como estrella electoral a la senadora Carolina Losada. Javkin y Galdeano son los que tienden el puente con el socialismo, donde hay sectores más acuerdistas (el de Antonio Bonfatti) y otros que ponen más reparos o al menos están dispuestos a estirar definiciones (el que encabeza Clara García). 

Del otro lado está el también diputado provincial del radicalismo Maximiliano Pullaro. Que si bien dice apostar por el frente de frentes, minó en las últimas semanas su concreción, con su denuncia de contubernio contra los diputados socialistas, a los que acusa de haber pactado con el gobierno provincial los pliegos de  jueces comunitarios que fueron votados el jueves en la Asamblea Legislativa.

Más allá de sus diferencias, que son muchas, Galdeano y Pullaro coinciden en algo: ambos creen que Juntos por el Cambio tiene que tener candidatura (o candidaturas) propia a intendente dentro de las Paso. 

Desde el sector de Galdeano plantean que el “andarivel no queda completo” solo con la representación de Javkin, pues hay un electorado clásico de Juntos por el Cambio en general y de la UCR en particular que es crítico de la actual gestión y no estaría contenido. ¿Nombres posibles de su escudería? Anita Martínez, Germana Figueroa Casas (ambas del PRO pero hoy aliadas al diputado radical) y Martín Rosúa (UCR). De los tres, la diputada nacional Figueroa Casas ya manifestó voluntad de participar.

Los candidatos del “orden”

 

Pullaro tiene un acuerdo con el ahora diputado nacional Gabriel Chumpitaz (PRO), que con un discurso muy duro en materia de seguridad –llamó a “sitiar Rosario con fuerzas federales”– pretende convertirse en referencia, como precandidato a intendente, para un electorado de centroderecha que a nivel nacional sintoniza con Patricia Bullrich, aunque él cerró su respaldo a la candidatura presidencial de Horacio Rodríguez Larreta. Chumpitaz cree que eso lo fortalece aún más, pues su perfil público lo emparenta con la ex ministra de Seguridad pero a la vez mantiene fluida relación con los equipos de la gestión larretista en CABA, que lo podrían ayudar a armar un plan para beber de ambas fuentes. 

Pero podría no ser el único que pugne por ocupar ese espacio. Para Federico Angelini, el armador histórico del PRO santafesino, hombre de confianza de Mauricio Macri y ahora uno de los integrantes de la mesa chica de Patricia Bullrich, competir por la Intendencia también es una posibilidad para 2023. “Siempre y cuando haya en lo provincial un candidato superador”, aclaran en el sector que lidera, el único que es PRO puro, donde sostienen que el también diputado nacional puede representar “una búsqueda de orden en la ciudad que antes no se veía”. Es decir, su plan A es ir por la Gobernación, el B por la Intendencia.

Pullaro apoya a Chumpitaz. Ambos tienen buen diálogo con Angelini, el histórico armador del PRO.

Como Chumpitaz, Angelini lee que hay un cansancio del electorado rosarino con el discurso progresista que convierte al PRO, que además contará con una candidatura presidencial instalada el año que viene que puede traccionar por arriba, en una opción competitiva. Tiene un antecedente que ve como fortaleza: si bien en 2021 perdió la interna de Juntos por el Cambio a nivel provincial por la candidatura a senador, en el depatamento Rosario fue el más votado de Juntos por el Cambio, con 15 mil sufragios por encima de  Pullaro y Carolina Losada. En un escenario en el que dividir en tantas opciones puede ser contraproducente para que lo que hoy es Juntos por el Cambio se imponga en las Paso, también juega a su favor que tiene diálogo fluido con los otros tres jefes políticos del panradicalismo: Javkin, Galdeano y Pullaro.

El socialismo

 

También habrá necesidad de síntesis en el socialismo, donde las decisiones, y por lo tanto los posicionamientos, vienen más lentos. Después de la muerte de Miguel Lifschitz, no hay un liderazgo único para definir la estrategia electoral y su potencialidad no parece ser la de antaño.

En principio, el sector de Antonio Bonfatti empuja desde hace tiempo sumarse al frente de frentes, mientras que el de Clara García –que conduce el partido– maneja el tema con mayor sigilo: prefiere no apurar la cuestión y mantener viva la posibilidad de ir a los comicios por fuera de esa construcción, con el Frente Progresista o lo que quede de él.

Es que uno de los intríngulis que debe resolver el socialismo para integrarse a un frente de frentes es cómo compatibiliza participar de un armado amplio local con su estrategia a nivel nacional. Desde el PRO plantean que pueden aceptar que el nuevo frente tenga un nombre diferente a Juntos por el Cambio y que el PS no respalde al candidato presidencial de la agrupación. Pero no que participe de un armado distinto a nivel nacional, ya sea propio o con otros sectores como el del cordobés Juan Carlos Schiaretti.

La decisión de Perotti de llevar a septiembre la elección en Santa Fe, lo que la acerca a la nacional de octubre, complica aún más esta situación. La convivencia de ambas campañas puede generar fuertes contradicciones entre los integrantes del frente ampliado. 

Por eso, lo único que asegura por ahora el socialismo es que por dentro o por fuera tendrá candidaturas propias.    

Uno que tiene ganas es Leonardo Caruana, enrolado en Fuerza de Territorio, un movimiento en el que también es referencia local la concejala Susana Rueda y que tiene como activo en Santa Fe al intendente de esa ciudad, Emilio Jatón. El bonfattismo ve con buenos ojos la candidatura a intendente del actual secretario de Salud municipal.

Una foto que semanas atrás revivió la idea del frente de frentes, con el socialismo incluido.

En el lifschitzmo, como en el javkinismo, dicen que “la prioridad ahora pasa por armar el plan y el equipo". Sin embargo, hay nombres lógicos: el diputado nacional Enrique Estévez y la concejala Verónica Irizar –cuyo posicionamiento en redes creció fuerte en las últimas semanas– son dos posibles. Pero también Clara García, aunque en principio la perfilan para la provincia. La actual diputada hizo una buena elección en Rosario en los comicicios generales de 2021, cuando sacó más de 105 mil votos como candidata a senadora nacional, con el socialismo en pleno trauma tras el fallecimiento de su máximo referente. En esa elección tamboén fue candidata, a diputada nacional, la ex intendenta por dos mandatos Mónica Fein. ¿Querrá ella ir por un tercer tiempo? 

“Lo que podemos decir es que tenemos la decisión de competir en todas las categorías, pues hay un electorado, una identidad y un futuro del socialismo muy entrelazado con Rosario”, sostienen desde la conducción del partido de la rosa, frente a pullaristas y macristas que le bajan el precio. 

Lo que sigue

 

El torneo ya comenzó pero es largo. Con el correr de los meses, varios jugadores quedarán en el camino. La disputa es en una superficie de arenas movedizas, por la propia crisis de la política y el contexto socio económico, marcado en Rosario por la violencia narco y la inseguridad. Pero la rosca no se detiene, siempre va en paralelo a las otras cuestiones que acaparan la atención de las dirigencias. Esta es la etapa en la que todos se miden, intentan demostrar el valor que tienen. O, mejor dicho, el valor que creen o dicen tener. El ajedrez siempre requiere, entra otras cuestiones, de paciencia.