El flamante jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se fue con la manos vacías del Senado. Tras sostener más de dos horas de reuniones con la vicepresidenta Victoria Villarruel y los jefes de los principales bloques dialoguistas, el funcionario dijo que en el plenario de comisiones previsto para este miércoles es intención del oficialismo hacer circular los dictámenes de los proyectos de Ley Bases y de reforma fiscal, pero no pudo garantizar que esos despachos reúnan las firmas necesarias para poder llegar al recinto de la Cámara alta.

“Mañana se va a empezar a circular un dictamen sobre el que hay consensos. Si no hay dictamen, seguiremos esperando a que haya dictamen”, afirmó Francos a la salida del palacio legislativo en un encuentro que mantuvo con la prensa sobre la vereda de la calle Hipólito Yrigoyen.

La única confirmación que brindó el jefe de Gabinete fue la negativa del Poder Ejecutivo a excluir a Aerolíneas Argentinas y al Correo de la lista de empresas que el Gobierno de Javier Milei quiere privatizar. “Así está previsto en el dictamen (la autorización para enajenar esas empresas); habría que ver si los senadores en las aproximaciones lo cursan o no”, fue la enrevesada definición de Francos para asegurar que la Casa Rosada no está dispuesta a ceder en ese punto.

La falta de definición de Francos sobre si el Gobierno podrá obtener este miércoles sus anhelados dictámenes tiene que ver con que en el cónclave que encabezó en dependencias de la Presidencia del Senado no estuvieron invitados senadores como Martín Lousteau (UCR-Capital), Guadalupe Tagiaferri (Pro-Capital) y José María Carambia (Por Santa Cruz), quienes sostienen severas diferencias con los proyectos del Gobierno y todavía no definieron si apoyarán o no los despachos de comisión que impulsa el oficialismo.

Francos llegó al Senado poco después del mediodía y se reunió a solas con Villarruel. Poco después de las 13 se sumaron los jefes de los bloques radical, Eduardo Vischi (Corrientes), de Pro, Luis Juez (Córdoba); y los peronistas antikirchneristas Carlos Espínola (Unidad Federal-Corrientes) y Juan Carlos Romero (Cambio Federal-Salta). Por el oficialismo se sentaron a la mesa de negociaciones el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, y el presidente de la bancada de La Libertad Avanza, Ezequiel Atauche (Jujuy).

El jefe de Gabinete sabía que se iba a encontrar con un clima en el que se mezclan el apuro de varios jefes de bancada, presionados por sus gobernadores para que terminen con tres semanas de negociaciones y destraben el debate de los proyectos que reclama el Gobierno, y el escepticismo de varios senadores que consideran que los cambios aceptados por el Poder Ejecutivo son “cosméticos” y que no terminan de satisfacer sus demandas.

Peor aún. Algunos senadores manifestaron su enojo porque en las últimas versiones de los borradores que circulan el Gobierno habría dado marcha atrás con los cambios que había aceptado en días anteriores.

El de los senadores que todavía dudan no es un dato menor. Es que la mayoría de los escépticos son miembros de las comisiones que discuten el proyecto y sus firmas son necesarias para que tanto la denominada Ley Bases como las medidas fiscales paliativas y relevantes” puedan tener dictamen.

A los senadores que todavía dudan sobre si apoyar al oficialismo en las comisiones se suma el peronista disidente Edgardo Kueider (Unidad Federal-Entre Ríos), que la semana pasada pidió una serie de cambios de difícil, por no decir imposible, cumplimiento para el Gobierno. El entrerriano se encuentra en una encrucijada entre la presión del peronismo de su provincia, que le reclama que rechace los proyectos, y su intención de despegarse del kirchnerismo. mostrarse como un opositor moderado, lo que le valió que lo designaran presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales.

En algunos despachos libertarios de la Cámara alta al tanto de las conversaciones confían en que los más díscolos pueden firmar un dictamen en minoría, con lo que permitirían destrabar la situación. Con sus rúbricas en un texto alternativo, sumadas a las del despacho que impulsará el oficialismo, que contaría con el apoyo en disidencia de algunos legisladores de la oposición moderada, se estarían pronunciando la mitad más uno de los miembros de las tres comisiones y, así, los proyecto tendrían luz verde para avanzar al recinto a una sesión que se convocaría para la primera semana de junio.

Si se registra este escenario, el kirchnerismo podría imponer su rechazo de plano a ambas iniciativas como dictamen de mayoría. Esto implica que sería lo primero que se votaría en la sesión una vez agotado el debate en general. Por el momento, la bancada que conduce José Mayans (Formosa) no tiene los números para asestarle al Gobierno el duro golpe político de que sus proyectos naufraguen en la Cámara alta.

Desde el miércoles último han circulado varias versiones con las modificaciones aceptadas por la Casa Rosada. Sin embargo, en los últimos borradores los cambios han sido mínimos y siguen sin tocar dos reclamos que atraviesan a casi toda la oposición dialoguista, como son la exclusión de las privatizaciones de Aerolíneas Argentinas y del Correo de la Ley Bases y de la restitución de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias en la reforma fiscal.

En el oficialismo dan por perdida la batalla por Ganancias y tienen serias dudas sobre si podrán defender la permanencia de la línea aérea de bandera y del Correo en la lista de empresas públicas a privatizar. De todas maneras, apuestan porque este miércoles estén firmados los dictámenes y seguir negociando durante la semana que mediará antes de que se convoque a la sesión para discutir las iniciativas.

Serán siete días a puro nervio, ya que el oficialismo no podrá descuidarse y llevar un punteo de los votos en cada uno de los artículos más cuestionados. Un mal cálculo o un trabajo negligente en esa materia podría ser fatal. El recuerdo del fracaso en Diputados de la primera versión de la Ley Bases, en febrero último, está todavía fresco en la memoria de los libertarios del Senado.