Después de más de 60 años Santa Fe tendrá nueva Constitución y eso es algo histórico. De Carlos Reutemann para acá todos los gobernadores quisieron cambiarla. Pero nunca, hasta hoy, se consiguieron las mayorías legislativas especiales, dos tercios de cada cámara, que la propia Carta Magna exige para hacerlo. Esta vez sí. Este viernes a la madrugada, en la Legislatura provincial, la Cámara de Diputados, después de una jornada interminable de rosca política y debate, aprobó con 37 votos a favor y 12 en contra la ley de necesidad de la reforma. El Senado le dio la sanción definitiva unas horas después y luego de eso el gobernador ya quedó facultado para convocar a la elección de los convencionales que escribirán el nuevo texto constitucional. Todo un regalo para Maximiliano Pullaro: el mandatario, reveló en el discurso de cierre Antonio Bonfatti, cumple años este 6 de diciembre.
Todo indica que los comicios de constituyentes se realizarán en abril junto con las internas abiertas provinciales y de acuerdo al texto de la norma no habrá Paso. La Convención estará integrada por 69 constituyentes: 50 por distrito único y 19 serán representantes departamentales. El gobernador también tendrá la potestad de convocar a esa asamblea Constituyente, en un plazo de hasta un año después de los comicios, es decir entre abril de 2025 y marzo de 2026. En principio la idea es que sea después del proceso electoral nacional, que culmina en octubre. Pero si las elecciones de Diputados son sin Paso también podría ser antes de que el mismo comience, es decir a mediados del año próximo.
De cómo resulte la elección dependerá si Pullaro puede ser reelecto o no. Es que la ley, que define los temas sobre los que puede trabajar la Convención, se pronuncia por permitir una reelección para los gobernadores y vicegobernadores del futuro, pero deja abierta a la decisión de los constituyentes si también lo pueden hacer los actuales ocupantes de esos cargos. Varios legisladores de todos los sectores de Unidos anticiparon, en sus discursos y en las notas periodísticas, que así lo impulsarán.
Pero además, los convencionales podrán trabajar de manera abierta -pues no hay paquetes que solo se puedan votar por sí o por no- sobre decenas de temas que reconfigurarán en buena medida las estructuras y el funcionamiento de los tres poderes del Estado, e incorporar nuevos derechos, organismos e instrumentos de participación ciudadana, contemplados en la norma que este jueves tuvo media sanción. No, no será una reforma light, aunque la misma ley dejó -en pos de que se pudiera cerrar el acuerdo- fuera de la agenda que podrá abordar la Convención cuestiones que algunos proponían revisar, como la composición y el funcionamiento del Senado.
Que la reforma constitucional es de sumo interés del gobierno provincial tuvo un signo de confirmación con los movimientos de los funcionarios en los últimos días y horas. Hubo desde gestiones para conseguir pronunciamientos de intendentes del peronismo para que no quedaran solos Omar Perotti y los otros tres diputados de su sector que votaron a favor del proyecto, hasta la visita que integrantes de la plana mayor de la gestión -Fabián Bastía, Luis Persello, Julián Galdeano y Martín Pullaro, entre otros- hicieron este jueves a la tarde a la Legislatura para participar de las últimas negociaciones del texto de la ley.
La senadora nacional Carolina Losada también se sumó a la comitiva y lo hizo para descalificar a Amalia Granata, la legisladora que acusó al gobernador Pullaro de impulsar el proyecto solo para perpetuarse en el poder, porque se fue “de joda” a Europa en lugar de quedarse a dar el debate.
Granata, que viajó para participar de un encuentro en El Vaticano con el Papa y se convirtió en la única ausente de esta sesión histórica, es perdedora en varios sentidos: habrá reforma, su bloque se quebró porque dos de sus diputados (Omar Paredes y Edgardo Porfiri) votaron a favor y además quedó cerrada la posibilidad de debatir la eliminación del Senado en la Constituyente. La mediática había dicho que va a ser candidata a convencional y que su principal propuesta es que Santa Fe tenga una Legislatura unicameral. Desde Italia, transmitió su disconformidad vía redes sociales con varios posts en los que denunció compra de voluntades.
La legisladora de Somos Vida no era la única que pretendía, sino la unicameralidad, sí modificaciones en la composición del Senado. Pero eso quedó blindado porque los propios senadores radicales, que son parte del acuerdo, pusieron límites. En la Cámara alta, a diferencia de lo que ocurre en Diputados, Unidos tiene por sí mismo número suficiente para sancionar el proyecto y entre los oficialistas los de la UCR son mayoría. Sí se pondrá en discusión si se limitan las reelecciones que pueden tener los legisladores de ambas cámaras.
Lo cierto es que con Paredes y Porfiri, los 28 de Unidos, los cuatro de Perotti, dos del Frente Amplio por la Soberanía (Claudia Balagué y Fabián Palo Oliver) y el outsider Juan José Piedrabuena, se llegó a 37 votos en Diputados a favor del proyecto. Con 34 hubiese alcanzado. Así, Pullaro -empoderado por el millón de votos, las mayorias oficialistas en la Legislatura y una gestión que sostiene un amplio respaldo ciudadano- cierra un año en el que consiguió sus principales objetivos politicos, entre ellos las tres grandes reformas que se propuso sacar en la Legislatura: la previsional, la judicial y ahora la constitucional.
Momento emotivo
"Estamos haciendo historia, lo sabemos", dijo el diputado socialista Pablo Farías, el primer orador de la extensa sesión por ser, como titular de la comisión de Asuntos Constitucionales, el informante del proyecto. Y sumó que la apuesta es que Santa Fe, al final de todo este proceso, tenga una Constitución "abierta, progresista, pensada para una provincia que tiene un futuro extraordinario".
Farías, que fue ministro de Gobierno de Miguel Lifschitz, recordó cuando el fallecido exmandatario socialista lanzó una convocatoria a los partidos políticos de la provincia para un proyecto de reforma de la Constitución provincial que finalmente no prosperó. "Lifschitz soñó con este momento", lanzó quebrado y al borde del llanto. Y cerró: "Para mí es un gran homenaje a Miguel".
Un aplauso cerrado, incluso de varios diputados que votaron en contra de la reforma, coronó el discurso del legislador socialista. Y entonces Clara García, presidenta de la Cámara baja y viuda de Lifschitz, rompió el protocolo entre lágrimas. "Pablo, sos un hermano para mí", le dijo a Farías y luego invitó a quienes no respaldaban la ley a igualmente unirse luego al proceso reformista.
Momento tenso
Ausente Granata, quien llevó la voz cantante de su sector -con postura claramente antirreforma- fue el vicepresidente del bloque Somos Vida, Emiliano Peralta, quien fue fiel a la línea que marca la diputada que viajó a Roma y planteó sospechas sobre por qué sectores de la oposición apoyan la iniciativa. "En estos días vi lo peor de la política y lo peor de las personas", lanzó el legislador. Que además, en el mismo momento, presentó la nota de expulsión de los dos integrantes de su bancada que iban a levantar la mano a favor del proyecto, Omar Paredes y Edgardo Porfiri, a quienes acusó de haber sido comprados y de traicionar a su electorado.
"Voto por convicción, no por corrupción", respondió luego Paredes, que integró la lista de Granata pero, recordó, que tiene 55 años de afiliado radical -fue concejal de Rosario por la UCR- y, sumó, hace 30 años que apoya la reforma constitucional, entre otras cosas porque quiere autonomía municipal para la ciudad.
También Fabián Palo Oliver, uno de los dos diputados del Fentre Amplio Progresista que se sumaron al voto reformista, consideró intolerables las descalificaciones de Peralta y pidió que la Cámara de Diputados examine su conducta porque no es la primera vez que plantea sospechas sobre colegas sin fundamento.
Peralta, además, lamentó que en el nuevo texto constitucional que se propone "no hay lugar para la palabra Dios" y además, como homosexual criticó que quieran incorporar referencias a las "disidencias" en el texto constitucional, y dijo que no necesita que los "progresistas" hablen en su nombre.
Momento pro política
El socialista Joaquín Blanco, autor del proyecto que sirvió de base para la redacción del dictamen que sintetizó los 9 que tenían estado parlamentario, celebró ser parte de "este momento profundamente transformador", fruto de un ejercicio "republicano y democrático" que, entiende, se dio en la Legislatura de Santa Fe: "Un debate con altura" para llegar a un consenso amplio.
En ese marco, resaltó que el gobernador Maximiliano Pullaro haya posibilitado el diálogo legislativo sin intentar imponer un dictamen propio. Saludó también que Unidos, en pos de producir cambios verdaderos y duraderos, acepte correr el "riesgo" de ir a una Convención Constituyente con un proyecto abierto, sin paquetes cerrados o núcleos de coincidencias básicas que solo se puedan votar por sí o por no, como pasó en la reforma de la Constitución del 94. Todo eso, para Blanco, reivindica "la política con mayúsculas".
Pero además sostuvo que "el desafío es que el proceso reformista sea por y para la gente y que la Constitución exprese un nuevo pacto de convivencia" en la provincia de Santa Fe. En ese sentido, reivindicó los instrumentos de empoderamiento y participación de la población que propone el proyecto de ley. "Estamos dando un paso en el sentido de que la política se reconcilie con la ciudadanía", enfatizó.
En la misma direccion, la radical Astrid Hummel señaló: "Estamos haciendo realidad un cambio necesario. Estamos saldando una deuda con esta provincia. ¿Si no es ahora cuándo?". Dijo que fue un "gesto de grandeza politica" incluir en el dictamen de comisión aportes de sectores no reformistas.
"Estamos dando un paso fundamental para una Santa Fe más moderna y más inclusiva. La reforma constitucional es un acto profundamente democrático que involucra a todos los santafesinos", agregó.
Momento antipolítica
Juan Domingo Argañaraz, que votaba en contra, criticó que "las formas de las reformas" no fueron buenas y cuestionó, entre otras cosas, un punto que, entiende, produce todo lo contrario de lo que dijo Blanco: el proyecto, dijo, no contempla un achicamiento en el gasto de la política, algo que reclama el electorado.
En el mismo sentido, Silvia Malfesi (Somos Vida) dijo que "esta es una reforma de la casta para la casta. Yo le llamo politiquería barata". Además cuestionó el gasto que generará la Convención, la paridad de género -"el cupo femenino viola la idoneidad", sentenció- y que la ley limita, desde su punto de vista, las competencias de la Convención. "La voluntad popular va a corregir todo este entuerto y va a impedir que la casta triunfe", cerró ya en modo campaña.
Momento interna peronista
La primera peronista en hablar fue Alejandra Rodenas. Y no solo fue muy crítica con la forma en que el oficialismo llevó adelante el proceso de debate, por no abrir un espacio institucional de diálogo con tiempo que su partido pidió y no tuvo, sino que además cuestionó duramente al exgobernador Omar Perotti -de quien fue vicegobernadora- y a los otros tres diputados del bloque Hacemos. Dijo que ese "sector minúsculo" del PJ "traicionó" a su electorado y que la urgencia para la sanción de la norma obedece a que solo persigue, desde su punto de vista, la reeleccion de Maximiliano Pullaro.
"No existe ley menos legítima que esta, por su carácter superestructural, aislada de las demandas sociales y ajena al sentir de un pueblo agotado y exhausto que está sufriendo uno de los ajustes más brutales de la historia", sostuvo Rodenas.
Un rato después habló Marcos Corach, peronista del sector que es parte del acuerdo reformista pero que no apoya que se habilite en la Convención que el actual gobernador pueda ir por otro mandato, que sin nombrarla le respondió a Rodenas: "A los compañeros que están preocupados por la reelección de Pullaro, les pregunto; ¿cuál es el escenario futuro que están viendo, cuántos convencionales creen que puede meter el oficialismo? Les pido menos fuego interno y más empatía, que las fuerzas del cielo vienen a ahogar la producción de los santafesinos".
El ex ministro de Omar Perotti dijo que "hay que ganar la elección" y que su sector tiene "buenos candidatos", seguramente en referencia a Perotti, que no habló en la sesión. Y en ese sentido, advirtió: "Estoy convencido de que para defender las ideas primero hay que tener los votos".
Ese guante lo recogió Miguel Rabbia, que votó en contra de la reforma pero anunció que "junto al senador Marcelo Lewandowski" participará de los comicios para ser convencional constituyente.
Celia Arena, que como Corach es parte del peronismo, dijo que su voto a favor fue por convicción y celebró "el disenso que es constitutivo" del PJ. "El peronismo es un movimiento que contiene diversidad de opiniones y eso lo enriquece", enfatizó, al tiempo que confirmó que una de las banderas de campaña a constituyente de su sector será que Pullaro no puede ser reelecto, porque juró por otra Constitución.
"Estoy muy orgullosa de ser peronista, de pertenecer al Partido Justicialista, de ser parte del sector del exgobernador Omar Perotti y de este voto que decidimos con total convicción porque garantiza la institucionalidad de la provincia", sumó ya casi sin voz, lo cual llevó a Clara García a decir que el estado las cuerdas vocales de la diputada Arena reflejaba cómo estaban todos después de la extenuante jornada legislativa. El reloj marcaba la 1.10 de la mañana.
También desde el peronismo, Lucila De Ponti se declaró reformista, y de hecho presentó proyecto propio, pero justificó su rechazo en dos cuestiones: la disciplina partidaria y que el oficialismo haya apurado los tiempos que el justicialismo necesitaba para ser parte del acuerdo, tomando "atajos".
"No estoy en contra de la reforma, creo que es importante y necesaria", dijo, pero criticó la forma en que Unidos piloteó el proceso, que desde su punto de vista fue de meses para el debate interno del oficialismo y de unos pocos días para llegar a un acuerdo con la oposición. "El consenso debería haber sido mucho más amplio", dijo, y recordó que eso, justamente, fue lo que en su momento intentó en su momento Lifschitz. A quien además diferenció de Pullaro como "hombre de Estado" al blanquear con todas las letras que tenía voluntad de ir por la reelección.
Momento Alfonsín
"La reforma de la Constitución es una puerta al futuro", leyó dos veces el radical José Corral. Y dijo que era una frase de Raúl Alfonsín, la llave política que abrió y le dio forma al texto constitucional del 94, que entre otras cosas consagra la autonomía municipal que recién ahora Santa Fe incorporará.
Corral recordó que Alfonsín, que era líder de la oposición, facilitó de esa manera que Carlos Menem fuera reelecto y que él, que era un joven militante universitario de la Franja Morada, cuestionó duramente al entonces titular del radicalismo porque era funcional a los planes del oficialismo.
Unos meses después, contó, le estaba golpeando la puerta a Don Raúl para pedirle que incluyera en la nueva Constitución la autonomía y el financiamiento univeristario, algo que ocurrió y aún hoy las casas de estudio agradecen.
Así, luego de celebrar a los opositores que votaron por la reforma en Santa Fe porque pagan "altos costos" internos, invitó a quienes rechazaron el proyecto a sumarse al proceso constituyente que viene ahora, del cual la ley es solo "la largada".
Momento euforia
El último discurso fue el del ex gobernador Antonio Bonfatti, que defendió distintos puntos del proyecto, dijo que tener una Carta Magna moderna como la que viene no solo le hubiera facilitado aspectos de la gestión a él sino que también hubiera producido un impacto positivo en la vida cotidiana de los ciudadanos, y describió cómo vivía el momento: "Quiero tomarme revancha en nombre de los cinco gobernadores que quisimos cambiar la Constitución de Santa Fe y no pudimos".
Antes de dar paso a la votación también Clara García recordó cuando durante la gestión Lifschitz fue miembro informante del proyecto de necesidad de la reforma constitucional que no fue aprobado, que hubiera repetido este viernes cada palabra que dijo aquella vez y retomó el planteo de Corral: "Esto es un puente al futuro".
Después vinieron los aplausos, la euforia, los abrazos, la emoción de los diputados que sienten que están haciendo historia.