El presidente Javier Milei habló en el Foro Económico Mundial de Davos, la cumbre que reúne cada enero a más de tres mil líderes globales para establecer metas y fomentar la cooperación entre las naciones. Al inicio de su discurso, el mandatario sostuvo: “El mundo ha abrazado a la Argentina, que se ha convertido en ejemplo mundial”.

Entre las definiciones económicas, el mandatario incluyó: el capitalismo como motor del progreso, el mercado como cooperación social, el rechazo a las fallas de mercado, el liberalismo como base del crecimiento global, la reducción del tamaño del Estado, la crítica al colectivismo y la redistribución de riqueza, la inflación como resultado de desequilibrios fiscales, la crítica a los derechos positivos, la defensa de la meritocracia y el rol de la inversión privada.

Rosario3 indagó la opinión de tres economistas locales que analizaron el discurso y estimaron posibles escenarios económicos y sociales para 2025.

"La informalidad laboral, aun en peores condiciones, alarga la paciencia en la gente”

 

Facundo Budassi es economista e integrante del Centro de Economía Política Argentina (Cepa). Sobre el discurso de Milei en Davos, destacó una frase del Presidente que, a su juicio, contiene un fuerte posicionamiento político: “«Un presidente de ese país, Argentina, que no era político, que no tenía apoyo legislativo, que no tenía apoyo de gobernadores ni de empresarios ni de grupos mediáticos». En esa frase se presenta como un caudillo político –señala– pero la verdad es que desde el primer momento, el poder económico empezó a amalgamar voluntades y le permitió legislar sobre lo que quiso, decretar lo que quiso y llevar adelante el ajuste que pensó. La única explicación de ese logro es que el poder económico hizo que el radicalismo, el PRO y La Libertad Avanza puedan encauzar sus diferencias y gobernar casi sin impedimentos”.

Budassi recalca que los datos hablan por sí solos: “Hasta el año 1800, el PBI per cápita del mundo se mantuvo prácticamente constante. Sin embargo, a partir del siglo XIX y gracias a la Revolución Industrial, el PBI per cápita se multiplicó por 20, sacando de la pobreza al 90% de la población mundial, aun cuando la misma se había multiplicado ocho veces. Esto solo fue posible gracias a una convergencia de valores fundamentales, el respeto a la vida, la libertad y la propiedad que hicieron posible el libre comercio, la libertad de expresión, la libertad religiosa y el resto de los pilares de la civilización occidental”. Y añade: “Sí, la revolución industrial permitió multiplicar bienes, servicios y seres humanos sin precedentes, pero la intervención del Estado, el apoyo público a los emprendimientos privados y el soporte social del Estado fue clave en el desenvolvimiento posterior de ese crecimiento. De hecho y sin irnos tan lejos, «la edad de oro» del capitalismo fue durante el período en que el estado de bienestar caló de forma más profunda en las potencias occidentales. Si no, miremos los datos de crecimiento económico de aquel período 1948-1965”.

La libertad económica es lo que los nuevos ricos necesitan. Libertad de no pagar cargas impositivas, de mover libremente su dinero por el planeta.

“Lo que Milei hace y claramente busca –acentúa Budassi– es ser el portavoz de los nuevos ricos del mundo. Aquellos nuevos ricos de la era digital, hoy llamados «tecnofeudales»: Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerbergk, entre otros. Un guante que también toma Donald Trump. La libertad económica es lo que los nuevos ricos buscan y necesitan. Libertad de no pagar cargas impositivas, de mover libremente su dinero por el planeta. La libertad de los dueños de todo”.

Y compara la gestión actual con algunos indicadores económicos durante el menemismo: “Esa relación ya se muestra beneficiosa para Milei. Comparemos el ajuste de los '90, el atraso cambiario de los '90 con el de hoy. En los '90, el atraso cambiario y el ajuste enviaron directamente al desempleo a miles de familias. Gente que estaba en relaciones laborales formales pasó a estar sin trabajo. Hoy, la nueva informalidad laboral en rubros como delivery y transporte de personas, entre otros, permiten que los nuevos desempleados puedan seguir trabajando, aunque sea en las peores condiciones y eso alarga la paciencia en la gente”.

El economista indica que con Trump, es evidente un nuevo acuerdo con el FMI a costa del impulso a la base militar de EE.UU. en Tierra del Fuego y a pesar del atraso cambiario, esta es una política que el gobierno parece convencido en sostener ya que le permite sostener la estabilidad. “La buena para el gobierno –añade– es que la disminución de las importaciones vía menor consumo interno, derivado del ajuste, y una mayor afluencia de divisas por el superávit energético, le traerán al gobierno un colchón de dólares que lo harán llegar con la economía tranquila a las próximas elecciones”.

El éxito del fracaso

 

Sergio Arelovich fue docente por concurso de la UNR y hoy integra el Mirador de la Actualidad, el Trabajo y la Economía (Mate), que realiza estudios de coyuntura y asiste a organizaciones sociales y sindicales.

Argentina está transitando el cuarto ensayo conservador contado desde el golpe de estado de 1976.

Consultado acerca del discurso de Milei en Davos, señaló: “La exposición de quien a veces se sienta en el sillón de Rivadavia, siempre merece leerse en varios planos. Su presencia en Davos, las expresiones frente a un público que le respondió con pocos aplausos, vuelve a mostrar varios puntos de interés. Quizá, clasificables entre lo que ocurre en Argentina y lo que pasa en el heterogéneo y multifacético resto del mundo, entre lo relevante y lo secundario incluyendo las ya previsibles maniobras de distracción propias del comportamiento del tero, entre otros”. Y aportó una “lista incompleta de cuestiones derivadas de su intervención y su acción concreta”, en la que señala que Argentina está transitando “el cuarto ensayo conservador contado desde el golpe de estado de 1976. Los cuatro tienen una sobrada lista de rasgos comunes. Nada de novedoso, nada de revolucionario, nada de creativo, más de lo mismo, con los resultados que cualquier habitante de este país conoce por haberlo sentido en el cuerpo o por haberlo escuchado de generaciones que lo han vivido”.

Además, Arelovich remarcó que el festejo por la baja del nivel general de aumento de precios al consumidor tiene dos contracaras que lo opacan, “aunque Milei –conociéndolo perfectamente– se haga el distraído y no lo considere”. El primero es que los ingresos no se miden por la inflación sino por la capacidad de compra para atender desde las necesidades elementales hasta otras de naturaleza secundaria. El segundo es que el ingreso traducido a dólares no significa absolutamente nada. Si el ingreso es USD 900 al mes y las necesidades a cubrir suman el equivalente a USD 1.800, es poco relevante cuál es la relación cambiaria entre nuestra moneda y la de Estados Unidos. “Simplemente no alcanza para una vida digna”, afirmó.

En relación con lo que se avizora en el futuro próximo, el economista fue tajante: “No hay indicador de la economía real –producidos en su conjunto por organismos oficiales– que permita vislumbrar una luz al final del túnel, excepto la locomotora con forma de motosierra que no para de producir daños irreparables familiares, institucionales, productivos, en el sistema científico y educativo, etc. Podría hacer una lista de esos indicadores, son muy fáciles de conseguir en cualquier organismo público, en sus sitios oficiales de internet”.

También se refirió a la falta de ley de presupuesto 2025, que no fue incluido en el listado de temas a tratar en las sesiones extraordinarias del Congreso que se iniciaron el 20 de enero: “El 16 de enero de 2025, con la firma de (Guillermo) Francos y (Luis) Caputo se publicó en el boletín oficial la Decisión Administrativa 03-2025 que tiene cuatro anexos y se refiere a la formulación del plan de presupuesto 2025 que nunca fue aprobado por el Congreso de la Nación”.

Y abundó en detalles sobre lo publicado: “En la página 242 del Anexo I figuran los gastos autorizados para el conjunto del sistema educativo universitario. El programa 26 – Desarrollo de la Educación Superior tiene asignada como cifra para la compra de inmuebles, equipamiento, insumos de trabajo, computadores, software, cableado estructurado, libros, todo lo que contablemente es tratado como Bienes de Uso, la suma de $100.000 para todo el año, para el conjunto de las Universidades Públicas. No es una cifra expresada en miles, millones, menos aún en dólares estadounidenses. Cinco billetes de 20 mil para todo eso. Esa es la expresión concreta del superávit fiscal que en el fondo es un fraude a la inteligencia de todas, todos y todes quienes habitamos esta tierra”, subrayó el profesional y agregó: “Los grandes beneficiados de siempre tienen una nueva oportunidad para el saqueo en nombre de la libertad, sólo efectiva para una minoría, prometida para un futuro que nunca llegará para el resto de los mortales”.

“El capitalismo que equilibró libertades individuales, lo hizo con el Estado al lado”

 

Federico Fiscella es economista y analista financiero. Para él, la función del Estado, del mercado y él éxito o fracaso del sistema capitalista es una discusión que tiene más de cien años y hay que tener en cuenta que ambos pueden ser corrompibles porque la corrupción está tanto en lo privado como en lo público.

Afirma que existen estados que administraron muy bien políticas económicas liberales y lograron prosperar y equilibrar las desigualdades, porque de esa forma, agregaron valor al capital libre. Es una conclusión netamente monetaria. ¿Por qué habría justicia social? –se pregunta–. Porque cuando se hace correctamente y no corruptamente por parte del Estado, permite ampliar el agregado de valor que generan las libertades económicas. Es un poco tonta y vieja la discusión que se plantea en estos foros, donde no se discuten ideas, sino que se defienden posiciones”.

“Creo que Milei va derivando de un lugar a otro para que termine teniendo un cierre su discurso. No necesariamente por defender al capitalismo, alguien tiene que estar en contra del Estado. De hecho –aclara– el capitalismo no está en contra del Estado. Estoy de acuerdo con él en cuanto a que el capitalismo fue un gran multiplicador de la productividad de todos los seres humanos en términos económicos y los avances tecnológicos que generó; pero no estoy de acuerdo con la parte conservadora de su mirada”.

Explica que dentro del mundo capitalista, están los capitalistas más liberales (tanto en lo económico como en lo político) y también un sector que es capitalista y conservador a la vez. Le gusta que el capital sea libre, pero no le gusta que existan las libertades. En ese sentido, creo que el propio capitalismo aumentó (erróneamente, bajo su mirada) esas libertades de espacios de minorías que pudieron ser más libres que en otro sistema y pudieron plantear las diferencias de base que teníabn sobre el resto. “Ahí –indica– aparece el concepto de lo que Milei define como «justicia social» . Las minorías son infinitas: las mujeres, las cuestiones de género, de color, de religión, entre otras. El capitalismo que él no defiende es el que dio espacio a que la libertad se explayara en todas sus formas, no sólo en lo que hace al capital económico. Ahí se muestra la contradicción de quienes por un lado, hablan del respeto irrestricto de las libertades individuales; pero por otro lado, critican un montón de libertades y derechos adquiridos y ganados con justicia. El capitalismo que se ocupó de equilibrar esas cuestiones, lo hizo con el Estado al lado. Es el capitalismo liberal en lo económico y en lo político. Liberal de verdad”, sostiene.

Desde el punto de vista económico, me pregunto dónde está lo puro de su liberalismo, si en su discurso señala a determinados sectores como los culpables de las cosas.

En esa línea, analiza el discurso presidencial en Davos como una muestra de las propias contradicciones del mandatario: “Si arranca un discurso defendiendo las libertades individuales y la propiedad privada, por qué termina hablando sobre los daños que le causan a la sociedad las minorías (o el wokismo, como plantea). En conclusión estoy de acuerdo en que no hay mejor sistema que el capitalista para agregar valor, económicamente hablando; pero no acuerdo cuando plantea que ese mismo capitalismo se dejó cooptar por la defensa de las desigualdades y las minorías y terminó siendo socialismo. Yo no creo que sea así. No creo que hoy vivamos ningún tipo de socialismo en ningún lugar, como tampoco creo que nada se vaya a resolver con el ataque a las minorías. Desde el punto de vista económico, me pregunto dónde está lo puro de su liberalismo, si en su discurso señala a determinados sectores como los culpables de las cosas”.