Esta semana han pasado tantas cosas en la política global que es realmente muy complejo centrarse sólo en una. Cada suceso tiene o tendrá repercusiones geopolíticas a futuro. Es por eso que quien escribe ha decidido hacer un pequeño raconto de lo más importante que ha ocurrido estos días. Seguramente, de muchos de estos hechos, se desprendan las columnas domingueras de los próximos meses.

Uno de los conflictos que parecieran no tener solución cercana es la guerra entre Israel-Hamás. Aunque esta semana han habido varias novedades al respecto. Primero, cuando las negociaciones en El Cairo parecían haber fracasado por la inflexibilidad del gobierno de Netanyahu, Hamás dijo que aceptaba la tregua y que era la última oportunidad para el intercambio de rehenes. Hasta hoy esa propuesta no se ejecutó y siguen las tratativas, que parecen interminables, con Estados Unidos, Egipto y Qatar como mediadores.

Mientras tanto Israel, desoyendo las advertencias de la comunidad internacional, invade Rafah. Según el Gobierno lo hace de manera selectiva y no total. Es éste el paso fronterizo sur de la Franja de Gaza que limita con Egipto. Se estima que allí se encuentran refugiados al menos 1.4 millones de gazatíes que fueron empujados por el mismo gobierno israelí cuando, al inicio de la guerra, les pidió que se desplazaran hacia abajo. Por Rafah ingresa la poca ayuda humanitaria que Israel permite y su población se encuentra hoy al borde de la hambruna y el colapso.

Es en este contexto, y probablemente movido por las manifestaciones estudiantiles propalestinas y la campaña electoral, que Joe Biden decide ponerle un freno al gobierno de Netanyahu. Lo hace dejando de suministrar proyectiles de artillería o bombas para los aviones caza. A esto se suma que en una entrevista a la CNN, el norteamericano ha reconocido que “han muerto civiles en Gaza como consecuencia de las bombas”. Es uno de los comentarios más duros que Biden ha realizado hasta ahora. A lo que el premier israelí afirmó: “Si Israel tiene que valerse por sí solo, lo hará”. Esto generó repudio desde la oposición que considera que Netanyahu es el responsable de haber puesto al país en esta situación. 

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden (EFE)

En tanto Rusia tuvo una semana muy movida por dos hechos. El martes Vladimir Putin tomó posesión de su quinto mandato como presidente en unas elecciones en las que ganó con el 87 por ciento de los votos sin oposición. La mayoría de los candidatos han muerto, están presos, exiliados o inhabilitados políticamente. El mandatario volvió a nombrar a Mikhail Mishustin como primer ministro probablemente porque prefiere su bajísimo perfil. Se espera que la mayoría de los miembros del gabinete conserven sus puestos. Aunque sorpresivamente es incierto el destino del ministro de Defensa, Sergei Shoigu, el más antiguo de los ministros y gran amigo de Putin. 

En tanto, el jueves el mandatario presidió el desfile del Día de la Victoria en la Plaza Roja. El 9 de mayo se conmemora el triunfo soviético sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Es esta ceremonia utilizada por Putin, año tras año, como una demostración del poderío militar del Kremlin. En su discurso aseguró que “las armas nucleares están en alerta” ya que las potencias occidentales desean que “Rusia deje de existir en su forma actual”.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, en el Kremlin tras jurar el cargo, el 7 de mayo de 2024. (EFE)

Desde occidente, quien tomó el guante fue el ministro de Relaciones Exteriores británico, David Cameron, que expresó: "Este es un mundo más peligroso, más volátil y más conflictivo de lo que la mayoría de nosotros hemos conocido jamás. Debemos afrontar ese hecho y actuar en consecuencia". Más tarde, el sábado Emmanuel Macron publicó un video en X donde reforzó su llamado a defender a Ucrania ante el avance de las fuerzas rusas con ataques sin pausa. Y deseó: "Espero con todas mis fuerzas que no tengamos que ir a la guerra".

Hablando de Reino Unido, pareciera que David Cameron está eclipsando al primer ministro Rishi Sunak. El ex mandatario increíblemente recuperó su reputación en la opinión pública británica. Luego de haber dirigido el país entre 2010 y 2016 nadie previó su vuelta tras su renuncia siendo el responsable del Brexit. Desde que asumió como ministro, en noviembre de 2023, visitó 33 países y también las islas Malvinas siendo el primer canciller en hacerlo en 30 años. Éste ha comprometido a su país a invertir el 2.5 del PBI en defensa tal como prevé la Otan. ¿Nace una preocupación para el débil conservador Rishi Sunak?

Mientras tanto, desde oriente, Xi Jinping realizó su primera gira europea en cinco años, con escalas en Francia, Serbia y Hungría. El propio mandatario chino publicó un artículo en 'Le Figaro' en el que explica los objetivos principales de su visita: relaciones comerciales y diplomáticas y colaborar “con la comunidad internacional” para “resolver” la guerra de Ucrania. Aunque lo que realmente intenta es asegurarse que Europa no se acerque más a Estados Unidos, especialmente en medio de la incertidumbre sobre el resultado de las próximas presidenciales.

El presidente serbio, Aleksandar Vucic (d), junto a su homólogo chino, Xi Jinping, en Belgrado. (EFE)

Lo cierto es que el presidente del gigante asiático llegó a Europa en medio de varios resquemores. Hace unos días, Alemania y Reino Unido detuvieron al menos a seis personas sospechosas de trabajar para los servicios de inteligencia chinos. Además, hay alarma ante el estrechamiento de los lazos con Rusia en la guerra contra Ucrania. Hasta el día de hoy, Beijing se niega a condenar la invasión y en cambio apareció como un salvavidas clave para la economía rusa fuertemente sancionada.

Y por último, existen grandes cuestionamientos a la política de dumping aplicada por el gobierno de Xi Jinping. La Comisión Europea está investigando sobre las prácticas comerciales chinas en sectores como coches eléctricos, ferrocarriles, energía solar y eólica o dispositivos médicos. Los líderes occidentales consideran que estas áreas están siendo subvencionadas indebidamente. Es por ello que intentan presionar para que “juegue limpio” y de esta manera evitar que se acelere la “desindustrialización” de Europa.

En cambio, en la visita del mandatario chino a Serbia y Hungría lo esperaron con los brazos abiertos. Sus líderes celebran la inversión sin cuestionamientos así como también la profundización de los lazos. Hace una década ambos países firmaron un acuerdo con Pekín para modernizar el ferrocarril entre sus capitales Budapest y Belgrado. Este plan espera agilizarse ya que es parte de la Franja y la Ruta de la Seda para conectar con el puerto del Pireo en Grecia. Éste es controlado por China al sur y es una entrada muy importante para sus productos hacia Europa Central y del Este.

Otro de los temas de esta semana, fue el intento de asesinato a Volodimir Zelensky y otros funcionarios ucranianos de alto rango. El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) informó que el ataque supuestamente era “un regalo para Putin antes de la toma de posesión”. Si bien es cierto que, desde el comienzo de la guerra, se ha denunciado que las fuerzas rusas han estado intentando matar a Zelensky, esta semana han logrado llegar bastante lejos. Hay dos funcionarios ucranianos detenidos bajo sospecha de traición y de preparación de un acto terrorista. 

El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) informó que frustró un complot ruso para asesinar al presidente Volodymyr Zelensky y otros funcionarios ucranianos de alto rango.(EFE)

Para finalizar, es importante no dejar de lado otro giro de 180 grados de la política exterior Argentina desde que Javier Milei llegó al poder. En este caso, en relación al conflicto entre Israel y Palestina. En el voto de este viernes de la Asamblea General de Naciones Unidas, el país rechazó la resolución que expresa que “el Estado de Palestina está calificado para ser miembro” de la organización y “recomienda al Consejo de Seguridad que reconsidere el asunto”.

Vista de la votación en la Asamblea General de la ONU de la iniciativa para considerar la integración de Palestina como Estado de pleno derecho del organismo, en Nueva York (EFE)

Fue la única nación latinoamericana que sufragó en contra. Lo hizo junto a Estados Unidos, Israel, Micronesia, República Checa, Hungría, Nauru, Palau y Papúa Nueva Guinea. Como ha expresado el ex canciller Santiago Cafiero, este voto destruye la postura histórica de Argentina de “promoción de soluciones no impuestas y consensuadas entre las partes para la convivencia pacífica de los pueblos”. Esto se suma a que desde 2010, el país reconoce a la Autoridad Nacional Palestina como Estado independiente en sus límites geográficos de 1967. 

Ésta fue una semana de mucho movimiento. Sin dudas, cada suceso tendrá repercusiones. No se navegan aguas calmas en este 2024.