Son dos carteles combinados y en ambos resalta el apellido: Lifschitz. Pero no solo eso: Federico, el hijo del ex gobernador Miguel Lifschitz, se lanzó con la idea de posicionarse como precandidato a concejal del socialismo, con un formato y un discurso que rompen con toda tradición de un partido siempre apegado a lo políticamente correcto y que hizo de la defensa de las instituciones dmocráticas un dogma.

Es que el contenido tiene un claro tono antipolítica, tanto que el eslogan bien podría ser de alguien que está en las antípodas ideológicas del socialismo: Javier Milei. “Basta de discutir boludeces”, dice en grande uno de los carteles, y más chico: “Necesitamos un Concejo laburando en serio”, con el nombre y la foto del candidato.

El otro cartel apunta directamente a la portación de apellido y apela al recuerdo del ex gobernador, padre del precandidato: “Fe-De Lifschitz”, dice en tipografía enorme.

¿Qué diferencia hay entre decir que los concejales, entre los cuales hay socialistas, discuten “boludeces” y calificar de “casta” a la dirigencia política? Si faltaba algo para entender que, más allá de los resultados electorales, Milei ya ganó, porque ante la falta general de ideas para salir de la crisis impone sus temas en la agenda y consigue que la política discuta sus lunáticas propuestas, era que un precandidato del socialismo adoptara sus formas.

El lanzamiento de Lifschitz hijo se convirtió en una verdadera bomba dentro de la interna del PS, que ya venía agitada por las resistencias que hubo a su adhesión a un frente que integra el macrismo. “Los grupos de Whatsapp están que arden”, reveló un dirigente consultado off the récord.

Los cuestionamientos no solo van por el contenido de los carteles: también porque “se adelantó a los tiempos”, sostuvo este dirigente, pues el partido suele discutir puertas adentro cómo se estructuran las candidaturas.

“Es legítimo que quiera participar, pero acá se ve la ansiedad de una persona joven que no puede esperar los tiempos que solemos esperar”, explicó.

En todo caso, lo que hace Federico Lifschitz es instalar su nombre en la pública, para que su deseo de ser candidato no se diluya en una discusión interna en la que, se sabe, siempre hay más aspirantes que lugares reales con posibilidades de quedarse con una banca.

Y lo hace con un discurso que las encuestas ya mostraron exitoso en el caso de Milei, que según fuentes del PS tiene entre sus consejeros de campaña a un publicista históricamente ligado al socialismo que, sospechan, también habría asesorado al joven Lifschitz para su lanzamiento.

“Es una falta de respeto, no es justo. ¿Desde dónde se para y dice que los concejales discutimos boludeces?", se quejan en el Palacio Vasallo. Y cuestionan: “Es una movida antipolítica planteada desde un apellido históricamente ligado a la política”.

“Es momento de calmar las aguas, de ser responsables con lo que decimos y opinamos. Los que somos responsables sabemos dónde nos lleva la antipolítica y los discursos como el de Milei. El único sistema que nos puede sacar es la democracia, que se ejerce con buena política”, se despega una fuente del socialismo que, si Federico Lifschitz finalmente es candidato, hasta podría compartir lista con él.

Pero lejos de amilanarse por el ruido interno, el hijo del fallecido ex gobernador mantuvo la postura de los carteles en Twitter, aunque apuntó los dardos hacia un proyecto de Ciudad Futura que terminó anulado: “El Concejo no debe perder tiempo discutiendo si declara o no a L-Gante como visitante distinguido. Hoy el tema más urgente en Rosario es la seguridad #Bastadeboludeces”, escribió.

Además, se declaró heredero político de su padre: “Llevo con mucho orgullo y responsabilidad este apellido, vengo a honrar y defender esas banderas, esa construcción política que dejó una profunda huella en la ciudad y en la provincia. Voy a continuar con el legado que me dejó mi viejo”. 

Y con respecto a las críticas internas, respondió: “Lo políticamente correcto es que los funcionarios y dirigentes trabajen para resolver las preocupaciones reales de la gente y eso es lo que voy a hacer desde el Concejo”.

Federico, que tiene 31 años, es el tercer hijo de Miguel Lifschitz y Nora Ramírez, que también es dirigente del PS. Empezó a militar a los 17 años en las seccionales de la zona sur y se convirtió en referente de la juventud del movimiento barrial. 

Pero luego se alejó de la política, con la que se revinculó en 2019. Sin embargo, la decisión de poner el cuerpo y proyectarse con todo en la actividad la tomó luego de la muerte de su padre, fallecido de Covid en mayo de 2021.

Los mismos que cuestionan el contenido de sus afiches admiten que desde entonces está políticamente muy activo, ahora como conductor de la mesa de barrios de la ciudad dentro del PS. 

E interpretan que con su estrategia, absolutamente disruptiva para el partido, “busca volumen político para crear una conversación que lo posicione dentro de la pecera de posibles candidatos, sabiendo que hay otros aspirantes”.

Audacia, se ve, no le falta.