El calor los hace transpirar. La política y sus ejecutores siguen siendo, en este mundo y tiempo, la herramienta para solucionar los conflictos de un presente desvastado. Como ejemplo brutal, Estados Unidos. Allí la democracia política se sacó de encima la tromba Trump. La victoria de Biden fue celebrada por demócratas y, en silencio, por los republicanos que ya no podían tolerar al gigantesco rubio comandando el gobierno con la torpeza de un elefante en un paseo comercial. ¿Aquí como va el asunto?

El año covid puso a prueba a quienes al frente de sus ministerios en Santa Fe hoy deben rendir un examen frente al Uno. Quién se queda, quién se va. Hay nombres de funcionarios puestos en un banquillo de recambio en los medios. 

Hace quince días que el gobernador los puso en juego. A la salida de una reunión con integrantes del Gabinete y la Corte, reflejada en la foto que ilustra esta nota. Planes de cambios, un gabinete que no le responde laboralmente de la manera que él quiere frente a la pandemia. Le pidió el cargo a Parola apenas arrancó la batalla covid y si bien la ministra Sonia Martorano ocupó con solvencia y carácter el espacio, no evitó el enojo del tradicional médico de San Guillermo y ex ministro de la gestión de Obeid. Desde su salida del Gabinete, el actual asesor, no habló nunca más con nadie.

Ayer en Radio2, el senador nacional Roberto Mirabella dijo que estos movimientos no debieran molestar a nadie. “Participo en debate y discusiones para pensar cómo hacemos para tener el mejor equipo para dar respuesta en esta coyuntura”, dijo. “El único que eligió la gente es al gobernador y él elije su equipo. Y esto no debe ser traumático ni es extraño. Quien conduce elije su equipo. Ajustarlo si es necesario y esto depende del momento, no es la misma situación diciembre del 2019 a diciembre de este año. No es traumático cambiar parte del equipo, seria traumático sostenerlo sino funciona”, concluyó.

Aparecen Rubén Michling, Esteban Borgonovo y Adriana Cantero como posibles ministros de recambio, pero sin que ninguna fuente lo confirme. La presencia de Walter Agosto intocable, igual que Silvina Frana que garantiza el vínculo con María Eugenia Bielsa, y firme está la ultraperfilada presencia de Marcelo Sain, hoy transformado en el otro yo de un gobernador que piensa igual a su ministro, pero no lo declama tanto.

Hay versiones de otros alejamientos en áreas claves con nombres muy leales a la historia perottista. ¿Por qué?

“Porque hay que dejarle la libertad absoluta al gobernador para que arme el equipo que considere. No sé cuándo lo va a anunciar. No me corresponde decirlo a mí. Lo está delineando, puede ser ahora o en diciembre. No tiene que ser tema de preocupación, los temas son otros”, dijo contundente uno de los mayores respaldos políticos del gobernador, el senador Mirabella.

El ingreso de Marcos Corach, otro integrante de la troupe rafaelina en los solemnes despachos de la Casa Gris, le dio un anticipo de lo que vendrá. “Los nuestros”: A nadie sorprendería entonces verlo a Mirabella como uno de de los funcionarios que Perotti sentaría en el Gabinete. “Soy un soldado que está para dar las batallas que hay que dar, en el lugar y en el tiempo que me toque. Me muevo por intereses colectivos y no intereses personales, pero hablar hoy de las próximas postulaciones a la elección a senador o el ingreso al gabinete en medio de tanta crisis lo tomo como un insulto o una provocación. No pienso entrar en ese diálogo”, dijo ayer.

A los funcionarios que Perotti quiere cambiar nadie los sentó en un escritorio, nadie les pidió el cargo. Aun, más allá de alguna discusión o “agarrada”, nadie les aviso que hagan valijas. Muchos tragan saliva si un insulto es la respuesta a un desacuerdo, otros saltan. Hay quienes se alejan con pico de stress. Así es el tiempo de la gestión. En una brava trinchera que no todos están dispuestos a bancar.

¿Tamiz rafaelino? Las internas del gobierno creen que hay una impronta social y geográfica que marca la cancha. Los santafesinos y su ortodoxia, los rosarinos tan temidos por el otro y el grupo made in Rafaela con “lo suyo”.

Al final, un reflexivo dirigente del peronismo dijo que el gabinete de Perotti nació viejo. Y en este año de pandemia, confinamiento y la crisis que ello conlleva, esa vejez política se aceleró.