Faltan horas para levantar la copa de la Navidad. Un amigo quiere comprar un libro agotado. “Rosario, la historia detrás de la mafia narco que se adueñó de la ciudad”. Pide precisiones y coordenadas para dar con el texto. No las tengo. Camina hasta que sube al auto y va en búsqueda de un ejemplar en una librería a 30 km de Rosario.
La masiva venta del retrato más cruel de las historias narcos de la ciudad no es casual. No parece ser un gesto con morbo, snob, ni siquiera curioso. Es el interés mínimo de saber en medio del pantano qué instrumental usar para al menos reconocernos. Una enciclopedia que acumula historias donde la vergüenza queda expuesta.
El libro es también diario íntimo de nuestra vida urbana: asesinatos, secuestros, la circulación de la guita sucia, la corrupción de un sistema donde muchos tocan el timbre para zafar de sus pecados. El espejo que reconoce las cicatrices de una noche larga y violenta.
Es entendible que la ciudad quiera saber cuál de todas sus historias está en esas páginas. "¿Es cierto que pagaron 120 mil dólares cash para liberar a Jorgito de un secuestro que una vez sucedido nadie contó?"
German de los Santos (Pluma de Honor de la Academia Nacional de Periodismo 2023) y Hernán Lascano describen con precisión las historias sucias de estas calles. La infección social que los médicos de la gestión no quieren exponer. Por vergüenza o estrategia. Funcionarios que saben el diagnóstico y el tratamiento, pero también son rehenes de los que tienen toda la libertad para cagarles la vida.
Esta semana Patricia Bullrich dio un discurso político en un día lluvioso en el Monumento Nacional a la Bandera. “Vamos a convertir Rosario es una ciudad liberada de las fuerzas narcos”. Bullrich, con el gobernador Pullaro y el intendente Javkin, lanzó un plan operativo para combatir la violencia. Ejercer el monopolio de la fuerza en un terreno donde cualquiera tiene un arma y un vehículo para hacer daño.
En las palabras de la ministra su diagnóstico era claro: la ciudad presa del narcomundo. No es libre el rosarino si debe organizar su vida cotidiana para evitar ser asaltado, golpeado o asesinado en un escenario violento. El ideario de un régimen brutal: miedo a salir a la calle a pasear al perro o esperar un colectivo en un barrio cualquiera. Todo es verosímil. Huir a barrios cerrados con guardias de seguridad para tener la vida que la ciudad no permite tener: encerrados para ser libres.
Esta claro que los que tuvieron recursos los gastaron en búsqueda de esa de libertad proclamada por Bullrich, irse de Rosario a lugares donde puedan vivir lejos de los tiros. Y sí. Eso avergüenza a todos.
Potente y festejada por el gobernador y su compañera de gestión (Gisella Scaglia) fue la determinación de la ministra de darle confianza de acción a los efectivos policiales. No sabremos si están formados ética y logísticamente para las tareas de confrontación con el delito, pero el policía que enfrenta armado a un delincuente (también armado) si lo mata puede terminar condenado y preso.
Por ello, Bullrich impulsará “cambios en el artículo 34 del Código Penal para que la legítima defensa no sea la tradicional, sino reforzada para los miembros de las fuerzas de seguridad que, en muchos casos, están detenidos de manera injusta por el solo hecho de haber llevado adelante la tarea que el Estado les encomienda”.
Al día siguiente, el Gobernador Pullaro fue taxativo con la idea. “Yo voy a mandar un proyecto de juicio por jurado para que sea la sociedad la que juzgue estos casos cuando la Policía tiene enfrentamientos. Nadie habla del tema, ustedes tampoco lo hicieron (refiriéndose a quienes le hacíamos la entrevista en Radiopolis) del caso del policía Luciano Nocelli (en mayo de 2019 mató a una pareja de delincuentes en 27 de febrero y Buenos Aires). Nadie le da pelota a eso. El policía se estaba defendiendo de un ataque, tal vez se excedió en el ejercicio de la legítima defensa, pero no estaba robando ni cometiendo ningún delito y le dispararon primero. Si lo juzgan juicios por jurado y no jueces garantistas que tienen una mirada anti policía, sería diferente”.
Sin titubeos, el Gobernador fue claro: “No tengo ningún prejuicio ideológico para darle batalla a estos delincuentes que no nos han dejado vivir bien en los últimos años”.
Ayer, Pullaro y Javkin se reunieron para avanzar con el plan de seguridad: "Rosario necesita volver a vivir en paz", dijeron. Queda rebotando la entrevista que Federico Briem Stamm de Clarín le hizo a “Guille” Cantero en la cárcel de Marcos Paz. Vestido con un buzo Gucci el hombre con mayor condena carcelaria de nuestro tiempo respondió sobre el narcotráfico.
- ¿Quién maneja la droga en Rosario?
- La policía
- ¿Quién distribuye la droga?
- Los que deciden desde la Policía
¿Por qué Rosario Sangra?, es un documental que publicó esta semana el portal de Clarín. Cuatro condenados por violencia narco (Guille y Monchi Cantero, Julio Rodríguez Granthon y esteban Alvarado) hablaron con periodistas que buscaban esa respuesta. En todo el país se vende droga, se lava dinero narco, no hay síndrome de abstinencia en los adictos, pero solo en Rosario estalló la competencia narcodelictiva.
Para el diputado provincial Carlos Del Frade, en Santa Fe hay 147 bandas narco policiales. Y ese dato respondería a los cimientos del conflicto. El Estado no ejerce el monopolio de la fuerza en la calle. Hay internas entre comisarios en actividad y retirados. La caja es grande y generosa. El sobresueldo que nadie querrá perder. Pero de eso nadie habla realmente.
En este tiempo tampoco habrá batallas reales contra el comercio de las drogas, sino solo contra la violencia que genera el tráfico. Un paradigma alineado con la ortodoxia de EEUU. Regular el mercado con agencias que combatan la violencia.
Medina no mata, dijo una vez un funcionario de Santa Fe cuando explicaba porque habían decidido emprender la batalla contra Los Monos mientras sus funcionarios intentaban por todos los medios que Esperanto Rosario (el boliche céntrico del narco Luis Medina) les permitiese a los narcos pacíficos lavar su renta sucia.
La historia detrás de la mafia narco que se adueñó de Rosario explica eso y mucho más. Sin canciones que canten el tiempo, ni registros culturales que describan los padecimientos, el texto de De los Santos y Lascano explica muy bien por qué hoy en esta Navidad se agotó de las librerías. Hay una herida que duele, sin remedios a la vista, mientras el paciente grita de dolor.