Central es como una ruleta. El "no va más" retumbó por los pasillos de la concentración de Arroyo Seco. Leandro Somoza había citado de urgencia a los directivos canallas para comentarles la decisión de dar un paso al costado. Hace un tiempo atrás, el DT les había hecho una lista de 38 jugadores para que elijan cuáles podían venir a reforzar al plantel. Pero todo se demoró; evidentemente mas de la cuenta. La llegada de Francis Mac Allister no calmó la impaciencia del conductor, quien ya había dado un ultimátum para contar lo antes posible con los jugadores. Pero no fue como esperaba y el inexperimentado entrenador no quiso esperar un día más.

La relación entre los directivos y Somoza no era la mejor. Un poco porque no llegaban los jugadores y otro poco por los resultados que no se daban y por la mala imagen que el equipo daba dentro de la cancha. Las máximas expresiones de esa debacle deportiva fueron los encuentros con Sol de Mayo de Viedma, por Copa Argentina, y con Huracán, por la pasada Copa de la Liga.

Mas allá de que varios estaban convencidos de que Somoza era el hombre para este momento, no todos apostaban un pleno por el ayudante de Miguel Ángel Russo en Boca. El tema Vecchio dividió las aguas puertas adentro, ya que se mezcló todo: las ventiladas salidas nocturnas del jugador en forma reiterada, su poco apego por entrenar y además algunos aseguran que existió un problema personal grave entre el habilidoso capitán y un altísimo directivo, que habría presionado al entrenador para que tome la decisión de echarlo del plantel sin que quedara un peso para la institución. 

Esto no fue observado con buenos ojos por el plantel y también por algunos dirigentes, que no estaban de acuerdo con esta determinación porque perjudicaba al club en tiempos en los que no sobran divisas en la tesorería.

Sol de Mayo encendió todas las alarmas. Fue el peor partido, la peor versión del conductor y eso llamó la atención en los hinchas y también en directivos que tienen muy en cuenta que este es un año electoral.

La reciente derrota contra Huracán ratificó que Somoza no era el técnico para solucionar los problemas de vestuario. Más de uno comenzaba a extrañar a Cristian Gonzalez y en el ambiente flotaba la frase que hizo famosa Guido Kaczka "está mal, pero no tan mal", en referencia a lo que hacía el Kily con jugadores de las inferiores que fueron potenciados en su gestión. 

Esta dirigencia compró el proyecto de Somoza apostando a que pueda salir bien, por supuesto, pero también podía salir como salió: mal, muy mal. Se lo bancó, pero fracasaron todos en esta decisión de contratarlo, a tal punto que renunció dejando expuestos a los propios responsables del club.

Somoza se fue sin pena ni gloria y siendo desagradecido, ya que ventiló cuestiones intestinales diciendo "lo que pasó en la reunión es parte del desorden que hay en este club". Esta fue desacertada porque habló en contra de la institución que le abrió las puertas sin haber dirigido y le dió trabajo y eso no cayó de la mejor manera entre los popes auriazules.

En fin, Central es un club convulsionado, politizado y con directivos que están ya en el ocaso de su gestión. Central es como la ruleta, hoy le cantaron “no va más”