Dos palabras enormes y valiosas que hoy nos ayudan a remontar este momento en que tenemos que despedir a un grande: Diego Armando Maradona Franco. Cito los dos apellidos para intentar abarcar la matriz total de semejante acontecimiento humano. Gracias, ante todo, querido Diego-Papá y querida Dalma-Tota-Mamá, por el regalo que nos hicieron como humanidad y por ayudarle a crecer en condiciones tan difíciles.

Gracias se le ha dicho incansablemente y se le seguirá diciendo como admiración, reconocimiento y valoración, hasta con entusiasmo místico y religioso. Un agradecimiento que toma forma popular convocado por vestir, representar y enaltecer la camiseta de nuestra Selección Nacional en instancias brillantes de logros memoriosos para seguir aplaudiendo. Reconocimiento que se da puntualmente también en Nápoles, donde Diego y su protagonismo dijeron que en Italia “el Sur también existe”.

Parafraseando el tango y pasando al adiós digo, como todos dicen: “No habrá ninguno igual”. Una gran verdad que tiene “mucho hilo”. Primero porque sí o sí el Diego puso un claro sello de grandeza que alcanzan los que reconocemos como “Talentosos”, y en todo lo que logró: “a sacar el sombrero” y a seguir aplaudiendo. Pero también forma parte de esa verdad que cada uno somos únicos e irrepetibles.

Un buen adiós sería que cada uno nos dedicáramos a desarrollar plenamente nuestros talentos; y mucho más como pueblo y como humanidad. Un argentino amante del fútbol como lo es el Papa Francisco, en su último discurso dirigido especialmente a los jóvenes, en el reciente evento para una nueva economía, citaba a S. Paulo VI: ”El desarrollo no se reduce a un mero crecimiento económico. Para que sea un desarrollo auténtico debe ser integral, lo que significa que debe estar dirigido a la promoción de cada ser humano y de todo el ser humano”.

Decimos Gracias a Diego reconociendo su “desarrollo talentoso deportivo” y por todo lo que nos hizo sentir como Pueblo. Y Adiós para quedarnos comprometidos a desarrollar nuestras potencialidades y brindar lo mejor de nosotros.