Lo que va de un partido a otro. Del aplauso a la incertidumbre en 90 minutos. El proceso de recambio que vive la selección tiene a la lógica inestabilidad que caracteriza a los procesos de construcción como su principal enemigo.

Un gran rendimiento en La Paz hace exactamente un mes y una actuación desconcertante en La Bombonera, donde nunca le encontró la vuelta a Paraguay.

Es más, al empatar de local, aunque en pandemia la localía es puro bla bla, casi que se desperdiciaron los 3 puntos ganados en el generalmente inexpugnable Hernando Siles.

Un alto aquí. En las canchas no hay gente, pero los equipos se paran como si hubiera. Y afrontan las contingencias como si fuera un partido convencional: las presiones del local por ganar cuando es poderoso (Argentina, por ejemplo) y las precauciones del visitante cuando en los papeles se sabe inferior (Paraguay, en este caso).

El Toto Berizzo armó un equipo para maniatar a Argentina y lo logró con Miguelito Almirón como abanderado de un despliegue físico conmovedor.

Scaloni sólo pudo sorprenderlo con la decisión de poner a Nico González por Tagliafico (lesionado) desde el arranque y de hecho esa presencia no prevista permitió que la selección empatara en una jugada de pelota parada en un momento muy complejo del partido.



En este proceso de reconversión que vive la selección, los nombres parecen estar resueltos por el entrenador. El equipo sale de memoria si no hay lesionados. Al funcionamiento todavía le falta.

Con escasa marca en la mitad de la cancha, a la selección no le resulta lo mismo un equipo que le maneje la pelota que otro que la deje jugar.

El martes, Perú va a presionar mucho en la salida y el equipo de Scaloni tendrá que estar estructurado para que no lo asfixien y para no asfixiarse solo.

Del medio hacia atrás está, por ahora, el talón de Aquiles de este equipo que crece exponencialmente cuando no sufre marcas celosas.

El problema es que todos los rivales lo saben. Conocen las capacidades individuales de Paredes, por ejemplo, pero también sus dificultades para cumplir con las funciones de un volante central cuando el equipo lo necesita. Sobre esa zona va a trabajar Perú, pero habrá una ventaja respecto del choque con Paraguay.

En Lima, el equipo de Gareca tiene que atacar, y en esos espacios involuntarios que dejan los que buscan, Argentina puede jugar su partido.

Sin Palacios, Lo Celso es número puesto para asociarse con Messi del medio hacia adelante en los lugares que libere la selección incaica.

Será una historia que se edificará desde el minuto 1 y otros 90 para seguir fortaleciendo el recambio. Ese mismo que genera una lógica inestabilidad, típica de los procesos de construcción y reconstrucción.