El fútbol argentino se vive a pura pasión y eso no es novedad. Lo demuestran los 11 mil hinchas, las 11 mi almas que llegaron desde Rosario hasta Córdoba este domingo, no solo para darle el apoyo y hacerle el aguante al equipo canalla sino también para darle ese toque distinto a la tribuna Luis Artime que se colmó con banderas azules y amarillas rompiendo con la monotonía de estadios sin público visitante en el resto del país. 

Pocas veces se vio esta postal en los últimos años, pero esta vez en el Mario Alberto Kempes se pudo apreciar y por La Liga argentina. 

Parecen distritos de dos paises distintos Córdoba y Santa Fe. Dos provincias totalmente diferentes en materia de organizar espectáculos deportivos.

Hubo duelos de cánticos, hubo color, banderas y un ganador y un perdedor y gente que recorrió 400 km y la cosa funcionó. Evidentemente Rosario es la compleja, es Santa Fe la que no puede dar ni garantizar seguridad ni mucho menos puede llevar a cabo un operativo exitoso

Colectivos apedreados, socios que no pueden ingresar a sus clubes sin se maltratados y nunca, jamás, hay un responsable ni tampoco una renuncia y menos aún un culpable.

Nuestra ciudad por personalidad, por títulos y por ser cantera de grandes campeones del mundo se puso solita el mote de "capital del fútbol", pero ese rótulo no se puede respaldar con hechos concretos de seguridad. Una pena, una lástima y una deuda pendiente a resolver.