Los grandes servicios de streaming de música lograron ponerle un freno a la piratería de discos y canciones, que hasta hace pocos años ponía en jaque el éxito de esa industria. Plataformas como Spotify y Apple Music cambiaron el modelo de negocio y hoy ofrecen pagos por reproducción para aquellos artistas que distribuyen sus creaciones de manera digital. 

Ambos servicios, dominantes en su industria y competidores de otras alternativas como Youtube Music o Deezer, pagan montos diferentes por cada canción reproducida, según la información publicada por The Wall Street Journal.  

Apple Music paga un centavo de dólar por cada transmisión, el doble de lo que ofrece Spotify, aunque esta plataforma tiene a su favor que generalmente el número de reproducciones es mayor, generando así pagos totales más altos. 

Los servicios de streaming representaron el 83% de los ingresos de la industria musical el año pasado.

Spotify lidera la industria con 345 millones de usuarios activos, incluidos aquellos que escuchan música de forma gratuita bajo un esquema publicitario, mientras que según datos de Apple de junio de 2019, su base de usuarios es de 60 millones de suscriptores, seis veces menos que su competidor. 

Justo detrás de ellos se encuentra Amazon, que a inicios del 2020 indicó que su servicio de streaming de música cuenta con 55 millones de suscriptores. 

Esta nueva forma de distribuir y consumir música cambió radicalmente el antiguo esquema de compra de discos, ya que los servicios de streaming representaron el 83% de los ingresos de la industria musical el año pasado, según el informe más reciente de la Recording Industry Association of America (Riaa). 

Los ingresos por reproducción de canciones en streaming se convirtió en una fuente de ingresos vital para los creadores.

Como consecuencia de la suspensión de recitales en vivo por la pandemia de coronavirus, las plataformas se convirtieron en una fuente de ingresos vital para muchos músicos. En ese marco, los titulares de derechos musicales han reclamado públicamente para que se puedan negociar nuevos acuerdos para el reparto de ingresos. 

Por su parte, Apple manifestó en un comunicado que "cree en pagar a todos los creadores la misma tarifa, que una reproducción tiene un valor y que los creadores nunca deberían pagar por presentarse". 

Evidentemente, cada centavo por reproducción de una canción no termina directamente en el bolsillo del artista, sino que se reparte entre los diferentes titulares de derechos como sellos, editores y otros distribuidores. 

Una industria en picada


Aproximadamente dos tercios de cada dólar de ingresos que recibe Spotify, incluidos los usuarios del nivel gratuito, van a los titulares de derechos y entre el 75 y 80% de ese dinero se paga a las disquerías, según el Wall Street Journal.

En el caso de plataformas como Napster y Limewire (de intercambio de archivos peer-to-peer), los ingresos por música grabada en Estados Unidos perdieron más de la mitad de su valor en los primeros años del siglo XXI, cayendo precipitadamente desde un máximo histórico de 14.6 mil millones de dólares en 1999 a 6.700 millones de dólares en 2014 y 2015, según la Riaa.

Frente a estas cifras y a la preocupación creciente de la industria, los servicios de streaming llegaron para ofrecerle a las nuevas generaciones no solo un álbum o una canción específica, sino mayores volúmenes de contenido a cambio de tarifas más accesibles.