Desde que iba al Colegio Marista de la ciudad de Rosario, Delfina Caprile sabía que quería estudiar Relaciones Internacionales, aunque sus aspiraciones de aquel entonces representaban un camino diferente al que terminó tomando. A sus 29 años, vive en Barcelona y se dedica a brindar servicios de internacionalización a empresas que quieren llevar sus negocios a España.

Su infancia, adolescencia y etapa de estudiante universitaria las transitó en Rosario, en donde vivió hasta los 26 años. "Soy una rosarina y amante de mi ciudad", le dijo a Rosario3 durante una entrevista sobre su trayectoria.

También destaca que su vínculo con la ciudad sigue vivo hasta la actualidad, a tres años de su partida hacia el continente europeo. "Amo y llevo los valores de maristas por el mundo", afirma recordando la institución en la que completó los ciclos primario y secundario.

Ese arraigo, el sentido de pertenencia con su ciudad natal, es algo compartido entre los rosarinos y rosarinas que deciden emigrar hacia España: "Militamos mucho nuestra ciudad. Siempre que podemos comentamos algo de nuestra vida en Rosario, de lo que extrañamos".

Al llegar a Barcelona durante la época del verano europeo, comenzó a trabajar como moza.

Fue en el 2019 cuando decidió buscar oportunidades de crecimiento en el país extranjero, ya con más de un año de experiencia laboral tras haber concluido la Licenciatura en Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, carrera a la que llegó convencida gracias a la recomendación de su madre y del presidente de la Fundación Nueva Generación Argentina, en la que participó durante varios años como voluntaria, viviendo experiencias que le brindaron un amplio panorama sobre lo que podía hacer alguien con ese título.

Su formación universitaria y la posibilidad de emigrar

La pregunta sobre cuál es el "campo de acción" de los licenciados en Relaciones Internacionales la acompañó durante el proceso de decidir qué estudiar, y con el correr de los años fue identificando con mayor precisión las áreas sobre las que quería profundizar.

Además de haber terminado la carrera, Delfina cuenta que siguió formándose y aprendiendo sobre "sostenibilidad, tecnología y ventas", áreas que le permitieron encontrar puestos laborales en el sector privado. Y por eso le recomienda a otros estudiantes que "no se queden simplemente con el título".

"Las relaciones internacionales te enseñan un poco de todo. Sabemos de historia, política, economía, y de organismos internacionales. El asset que nos da la carrera es la capacidad analítica para poder ver todo como un conjunto, desde diferentes puntos de vista", señaló.

"Durante los últimos años de la carrera comencé a especializarme en Economía Internacional, e incluso llegué a ser docente adscripta de esa cátedra", algo que le dio la orientación necesaria para conseguir su primer trabajo en una importante empresa argentina que brinda equipamiento y soluciones para la prevención y el control de infecciones.

Esa primera experiencia laboral funcionó como "una gran escuela" y resultó "clave para definir" su especialización, destaca Caprile, que aún tenía la intención de seguir estudiando fuera del país. Por esa razón aplicó para diferentes becas internacionales durante su etapa en la universidad, y en el 2017 tuvo su primera experiencia en España. 

Cuando tuvo la oportunidad de emigrar para estudiar, Delfina se mudó a Barcelona.

"Mientras estaba terminando la carrera recibí una beca y tuve la posibilidad de hacer un curso de especialización sobre la Unión Europea en Madrid, en la Universidad de Alcalá de Henares. Eso me llevó tres meses, y volví porque me faltaba entregar la tesis", cuenta.

Ese primer contacto con la educación y la vida en España la dejó cautivada y selló su intención de regresar, lo que finalmente sucedió dos años después, cuando tomó una decisión "difícil porque significaba dejar la comodidad de estar con amigos y familia, al igual que el trabajo".

Tras haber aplicado para un máster de la Universidad de Barcelona, fue seleccionada y comenzó a prepararse para emigrar, dando inicio a una experiencia con la que todavía hoy busca "crecimiento profesional, académico y sobre todo personal".

"Siempre digo que lo peor que te puede pasar es tener que tomarte un avión y volverte", reflexiona.

La calidad de la educación pública en Argentina

Habiendo podido estudiar en Barcelona, Delfina se encontró con que la formación que había recibido antes de viajar la dejaba muy bien preparada. "Me parece importante resaltar que la educación que hay en Argentina es increíble. El nivel académico, el de la universidad pública, es muy elevado, y lo digo para desmitificar la idea de que venir a estudiar afuera siempre es mejor". 

La conclusión de que los argentinos que se mudan a España "llegan con un conocimiento y una capacidad de perseverancia y resiliencia muy fuerte" es compartida con sus colegas y otros profesionales de ese país. "No solo estamos bien vistos, sino además bien preparados", destacó.

La educación que hay en Argentina es increíble; el nivel académico, el de la universidad pública, es muy elevado, y lo digo para desmitificar la idea de que venir a estudiar afuera siempre es mejor

Caprile cuenta que en la Universidad de Barcelona también la eligieron para formar parte del cuerpo docente, y que si se le diera la posibilidad le gustaría dar clases online para la UNR. "Lo hago para devolverle a la universidad pública algo de todo lo que me dio", sostiene.

Antes de llegar a trabajar en el ámbito de los negocios, su "plan A" era desempeñarse en algún organismo internacional como la ONU, lo que en muchos los casos es "el sueño más alto" de los egresados de RR. II. Y aunque hoy no lo descarta, reconoce que su trayectoria la ha llevado a otro campo profesional.

De trabajar en una multinacional a emprender

Cuando llegó a Barcelona se quedó durante un mes con sus tíos, que emigraron desde Argentina tras la crisis del 2001. Al poco tiempo comenzó a trabajar como moza para una agencia de camareros extras, un trabajo en el que, según cuenta, "se puede llegar a ganar muy bien".

Ese empleo lo mantuvo durante el verano europeo del 2019, y luego comenzó con el máster en Internacionalización de Pequeñas y Medianas Empresas de la Universidad de Barcelona. A su vez, comenzó a trabajar en el área de desarrollo de negocios de una multinacional italiana. 

"Trabajaba de 9 a 18 y después iba al máster, que era de 18 a 22", una rutina que debió adaptarse al formato online tras la propagación del coronavirus y la declaración de la pandemia. La cuarentena, cuenta, la pasó conviviendo con dos amigas.

Pasaron dos años y, a principios del 2022 y tras analizarlo todo ese tiempo, Delfina dio un "giro radical" en su carrera: "Me metí de lleno en el mundo del emprendimiento y empecé a capacitarme sobre sectores que, como dicen acá, la están petando, sobre todo aquellos relacionados con el mundo de la tecnología".

Su primer acercamiento al mundo de los emprendimientos lo tuvo en 2021, con un proyecto que no prosperó. Pero a finales de ese mismo año, mientras compartía un café con otro emprendedor, ambos identificaron "complementos muy fuertes entre las ideas y proyectos" que tenían, por lo que decidieron lanzar un negocio juntos.

"Después de venirme a vivir acá, fue la segunda decisión que más incomodidad me produjo", asegura sobre el momento en el que se propuso combinar su experiencia con la de quien actualmente sigue siendo su socio para crear HumanFunnel.

Caprile junto a su socio durante el evento de startups South Summit.

El objetivo de su negocio es la "internacionalización de empresas de tecnología", a las que también  brindan asesoramiento para que puedan desarrollar modelos de venta escalables y predecibles. Trabajar, por ejemplo, con empresas argentinas que quieren llevar sus operaciones a España, una necesidad que creció fundamentalmente a partir de la pandemia.

"Somos una empresa de «landing and growing» y nuestro lema hoy en día es «España como puerta de entrada a Europa»", explica. Además de ayudarlos a instalarse "de manera inteligente", también sumaron "la vertical de sostenibilidad".

"Le estamos poniendo mucho énfasis, porque hay un universo de oportunidades para las empresas comprometidas con la sostenibilidad social, ambiental y económica", destaca sobre ese punto.

Mientras junto a su socio se encargan "de la estrategia de internacionalización", también contratan a diferentes profesionales para cubrir otras necesidades de los clientes, como abogados o asesores financieros. 

"Me encantaría tener un trabajo que me permita construir puentes entre Rosario y el resto de Argentina y España", manifestó.

Seguridad y sueldos, diferenciales para una mejor calidad de vida

"Al vivir acá, la seguridad es lo primero que uno nota como una mejora en cuanto a la calidad de vida", destacó Caprile. Aunque aclaró: "La cantidad de robos ha aumentado durante los últimos años, y a mí misma me robaron en la calle". 

Sin embargo, la principal diferencia gira en torno a la conducta violenta de los delincuentes: "Aunque haya robos o entraderas, nunca se dan situaciones de violencia extrema. No existe el componente de la violencia", destaca al describir la ciudad en la que la mayoría de los hurtos se dan por descuidos de las víctimas.

También cuenta que, como mujer, se siente más segura al caminar o andar en bici por las calles: "En Argentina es impensado tomarte un taxi sola cuando volvés de bailar, y acá en general eso no sucede".

La joven no descartó volver a la Argentina, aunque tampoco tiene certezas sobre en dónde vivirá en el futuro.

Con respecto a la cuestión económica, sostiene que "con un trabajo estándar se puede vivir bien, dependiendo de los objetivos de cada persona". La principal diferencia con la situación argentina es la capacidad de ahorro que se tiene incluso con un salario básico, algo que ella misma comprobó mientras trabajaba y ganaba lo suficiente como para poder mantenerse y cubrir los gastos de la universidad.

Por último, se expresó con incertidumbre sobre a qué lugar la podría llevar su futuro y sobre la posibilidad de regresar a Rosario.

"Lo que empezó siendo una experiencia de un año hoy es un proyecto de vida. No sé si me quedaré en Barcelona, y tampoco digo que no vaya a volver a Argentina, pero mudarte a otro país te enseña a vivir el día a día y descubrir hacia dónde te va llevando la vida", concluyó.