El Lunar Roving Vehicle, un todoterreno que se utilizó en la operación Apolo 15 y que aterrizó en la Luna el 31 de julio de 1971, está abandonado en la Luna hace 50 años. Según imágenes recientes captadas por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), todavía se encuentra frenado sobre la superficie del satélite.

El Rover (así se lo denominó en español) viajó a la Luna empaquetado, en un espacio de 90x150x170 centímetros. Una vez aterrizados, los tripulantes Scott (comandante), Worden e Irwin lo armaron en pocos minutos, para lo que habían practicado horas y horas en la previa de la operación.

El vehículo es una especie de buggy de 3,1 metros de largo y 1,8 de ancho, con un peso que superaba los 180 kilos. No tiene demasiados elementos para sumar: el bastidor está construido en aluminio liviano, las ruedas en acero y las baterías están colocadas en la parte delantera del vehículo.

Siendo el primer auto que circuló más allá del espacio terrestre, se caracteriza por una autonomía de hasta 78 horas (al menos, en ese momento) fruto de su paquete de baterías de 36 voltios. Tenía cuatro motores de 200 W, uno para cada rueda, gracias a los que alcanzaba una velocidad final de 14 kilómetros por hora.

El diseño fue pensado para superar las irregularidades de la superficie lunar. Por eso el chasis tenía una altura libre del piso de 36 centímetros, la suspensión era independiente en cada rueda con un barras de torsión y los neumáticos fueron fabricados con malla de cuerdas de piano y titanio, lo que garantizaba una mayor resistencia. Tenían 81,8 centímetros de diámetro.

Si la tripulación lo necesitaba, el auto podía desconectar la tracción 4x4 y pasar a un sistema de tracción en un solo eje, aunque se perdían prestaciones. Por seguridad, la NASA restringió su radio de acción a menos de 10 kilómetros, ya que un astronauta no podría caminar más de 9,6 kilómetros hasta el módulo lunar si el vehículo dejaba de funcionar.

El sistema eléctrico permitía a los tripulantes conducir hasta 180 kilómetros durante sus tareas de exploración, para las cuales estaba equipado con dos cámaras, un módulo integral de comunicaciones y varios compartimentos para guardar las muestras que recogían.

Además, el auto tenía un dispositivo de navegación, un giroscopio para determinar la dirección en la que circulaba y un odómetro en cada rueda para determinar la distancia recorrida.