"Pressure, pushing down on me
Pressing down on you
No man ask for
Under pressure
That burns a building down
Splits a family in two
Puts people on streets"
("Under pressure", Queen)
Tras un 2023 cargado de disputas políticas, precios y criminalidad en alza, enero profundiza la incerteza. Al calor lacerante, se le suma el miedo a que se corte la luz. Y se corta nomás. El supermercado solo ofrece el placer del aire acondicionado porque comprar a precios exorbitantes es estresante. Hay debates en casa sobre si prender o no el ventilador, se hacen cuentas y no alcanza. Hay que recortar la calidad de vida: nada de vacaciones, gimnasio, ni cafecitos o helados porque sí. Todo se piensa dos veces, incluso salir de noche porque impera una sensación de desprotección Nada es seguro, salvo la dureza de la crisis económica y social que se encarna en la creciente cantidad de personas comiendo de los contenedores de basura a la vista de todos.
La incertidumbre en relación al futuro desde un presente crítico no es de ahora, pero en los últimos meses se ha instalado, generalizado y ya deja sus huellas en las personalidades de rosarinos y rosarinas quienes lejos de sucumbir a los efectos de la crisis, buscan en la terapia herramientas para transitarla con el menor costo posible. Tanto desde el gobierno provincial como el municipal dieron cuenta del aumento considerable de consultas e internaciones por motivos de salud mental, es decir, una variedad de padecimientos que atentan contra el bienestar afectivo y social.
En el repaso de sus primeros 40 días de gestión, la ministra de Salud de Santa Fe, Silvia Ciancio, advirtió que durante 2023 los efectores públicos registraron un incremento del 133 por ciento en consultas por salud mental, pero además, las internaciones se duplicaron tanto en los hospitales como en los consultorios externos. Ante eso, desde el ministerio lanzaron un nuevo plan Integral de Salud Mental con el objetivo de descentralizar la atención y garantizar un mejor trabajo territorial de los equipos.
Aunque admitió que no se pudo establecer “el padecimiento subjetivo que tiene mayor incidencia”, la subsecretaria de Salud Mental de Santa Fe, Liliana Olguín, consideró que el aumento de atenciones tiene relación con la pandemia: “Se empiezan a ver los efectos, algunos lo pudieron pasar de una manera más llevadera pero en otros intensificó patologías existentes. Vemos personas con respuestas violentas o agresivas, gente que está contestataria. Ha habido muchas cosas que nos hizo pensar que el otro nos ponía en riesgo, en riesgo de enfermarnos, de contagiarnos, de morirnos, y esto trajo consecuencias”, observó en diálogo con Rosario3.
¿Y qué hay de la de la crisis económica, afecta también a la salud mental? “Siempre –determinó- El trabajo es un regulador psíquico, además de ser la causa por la que una persona se alimenta y tiene una vida saludable”, respondió y agregó que también la “incertidumbre económica incide, porque actualmente es mayor y conforma un modo de vida que se va instalando”.
Desde la Municipalidad de Rosario coincidieron con el gobierno provincial: “Hay un incremento en el número de personas que se acercan a consultar a los distintos sectores”, sostuvo Silvina García, subdirectora de Centros de Salud municipales. Según precisó, en 2023 7.195 personas consultaron en centros de salud y hospitales generales por alguna problemática de salud mental, mientras que en 2022 fueron 5.843 las personas que buscaron este tipo de asistencia. Esto se ve no solo en el número de personas, sino también en las consultas, que en 2023 fueron 31.025 mientras que en el año previo fueron 25.558. “Tenemos un aumento casi del 30 por ciento”, confirmó.
Sobran los motivos, entre ellos, la incertidumbre
Nadia Castellani subdirectora de Salud Mental de la Municipalidad de Rosario, enumeró los padecimientos mentales más presentes: angustia, cuadros de ansiedad, descompensaciones psicóticas, es decir, padecimientos muy graves y también, consumo problemático de sustancias. "Estas personas reciben su primera atención en un centro de salud y continúan, regularmente, el tratamiento y si hay una descompensación que requiere internación, se internan en nuestros hospitales generales”, explicó.
“La pandemia dejó marcas en la mental de muchas personas. Tenemos situaciones de violencia, de consumo, la crisis social y económica. Son múltiples los factores por los cuales se incrementan las consultas”, analizó García, quien advirtió al respecto: “Tenemos un incremento en el número de personas que se vuelcan a la salud pública por cualquier motivo, por la pérdida de la obra social o en algunos casos, la posibilidad de pagar los coseguros que se le solicitan o bien no pueden trasladarse a determinados lugares para poder hacer uso de su obra social”.
Para Tatiana Moreno, psicóloga de la colonia de Oliveros, profesora de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) e integrante del Consejo Consultivo Honorario en Salud Mental y Adicciones, en general, los pacientes que acuden a un consultorio, ya sea público como particular, padecen incertidumbre. “Ni siquiera pueden pensar un proyecto de vida a largo plazo porque la incertidumbre ya existe al no poder saber cuánto va a costar algo. Entonces, se complica garantizar un tema del mínimo, como es la alimentación, una de las cosas más caras”, precisó y profundizó: “Actualmente, esto es una problemática que aparece respecto al malestar en la clase media, lo que tiene que ver con el pago de colegios y prepagas en un contexto de pérdida de esas certezas mínimas que uno necesita para el proyecto que sostiene”.
Un ejemplo de un padecimiento mental de este tiempo es el caso de una mujer que debe dejar su departamento luego de un incremente del alquiler. Se muda con su familia a la casa que la familia tiene para los fines de semanas, en una localidad lindante a Rosario: “Implicó un cambio en su círculo de referencias, también el de su compañero e hijos. Por supuesto que se producen cambios en la vida y son interesantes, pero ¿qué pasa cuando uno se ve obligado a eso? y esto nos puede pasar a cualquiera, nos va a pasar sobre nuestras vidas, sobre nuestros cuerpos y sobre nuestros proyectos”, apuntó.
En cuanto a la población que recibe el centro psiquiátrico del sur provincial, Moreno advierte que ha sufrido la rotura de lazos fundamentales: “Cuando se cortan los acompañamientos, las becas, los dispositivos territoriales de alojamiento, laborales o culturales, no solo los específicos como un taller o algún espacio de producción con acompañamiento, se rompe lo que permit. sentirse parte de un colectivo y una comunidad. Esto, repercute en sentirnos en soledad”, consideró.
“Entonces –prosiguió- aparece esto de ser libres, de poder elegir y demás, lo cual se anuda a la soledad, en el sentido de que cada uno debe garantizar su bienestar. Eso es una trampa muy complicada. Como sujeto o como seres humanos, no podemos solos porque somos productos y efectos de los lazos con otros. Ahí nos encontramos con la frustración, porque realmente es muy poco lo que uno puede hacer solo”.
“Particularmente lo que aparece son familias estalladas respecto a las problemáticas de consumo en jóvenes”, profundizó la psicóloga. “Les es imposible sostener el acompañamiento a un familiar sin ningún otro tipo de dispositivo que la internación. Esta es una de las de los problemáticas mayores en la que se ve claramente la falta de posibilidades de inserción”, completó.
Al frente del Colegio de Psicólogos y Psicólogas de Rosario, Natalia Palma, coincidió en el aumento de las atenciones por padecimientos mentales ligados a la “realidad”, es decir, el contexto socio económico imperante. “Las consultas tienen que ver con la incertidumbre por la posibilidad de la pérdida del trabajo, más allá de haya empleos estables, pero en este contexto de tanto movimiento y de la doctrina del shock, esta incertidumbre no podemos desconocerla”, comenzó.
La profesional comentó que en los divanes se recogen dolencias psíquicas muy concretas, como por ejemplo, la dificultad que significa juntar dinero para la compra de los útiles escolares. “Se trata de llegar o no a cumplir determinadas condiciones a corto y a largo plazo, cuestiones de la vida cotidiana, poder satisfacer determinadas necesidades, muchas veces ligadas a los hijos”, detalló para resumir que lo que peligra es el cumplimiento de las expectativas vinculadas a un núcleo social determinado.
Palma aseguró que desde diciembre, “se piens. mucho a corto plazo” y se intensifican los conflictos interpersonales: “Todo está más exacerbado, hay fragilidad en el vínculo, en el lazo social, que siempre existió, pero se ha complejizado. Tenemos organizada la vida de una manera más solidaria y este contexto produce incertidumbre y angustia”, manifestó y expuso la existencia de “un efecto disciplinador, tenías tenés esto pero podés perderlo, como que no hay mucha seguridad y tranquilidad en el piso que estamos”.
Qué hacer
El incremento del 133 por ciento de las atenciones y la duplicación de las internaciones en la provincia están asociados a dos cuestiones, según la subsecretaria Olguín: “La gente está más consciente de que puede recurrir al efector más cercano porque tiene algún padecimiento subjetivo y a medida que los coseguros de las obras sociales aumenten también la gente se va a volcar a los efectores públicos”.
“Nosotros bregamos por una salud integrada con perspectiva de derechos, con equipos que sean interdisciplinarios, que evalúan la necesidad de un tratamiento de índole terapéutico que implica un trabajo social y si es necesario, se instala una medicación de la mano de laboratorios provinciales con el trabajo de un psiquiatra”, explicó la funcionaria, quien subrayó: “Propiciamos el trabajo interministerial e intersectorial, incluso con las comunas y municipios. Cuando hablamos de salud, hablamos de clubes, de fuerzas policiales, de Bomberos, organizaciones civiles e instituciones estatales. Si no trabajamos conjuntamente va a ser muy difícil, no nos queda otra que el trabajo conjunto”.
Por su parte, desde su desempeño en Oliveros, Moreno analizó la necesidad de “pensar en salud desde políticas más amplias y que puedan garantizar una inclusión” y planteó “una encerrona trágica” producida por una demanda mayor en el ámbito público cada vez más desfinanciado ante el alza de las cuotas de la medicina privada. “Nos encontramos frente a un montón de situaciones que nos van a generar mayor angustia, se rompen los lazos comunitarios y fíjate que la respuesta frente a esos es la internación, que tal cual dice la ley, tiene que ser la última respuesta cuando se agotaron todos los abordajes institucionales”, indicó.
“Que no nos atraviese la indiferencia indolente, que el otro nos siga interpelando”, pidió Natalia Palma como antídoto contra la locura. “Es bueno para la salud mental que el otro siga estando presente, por eso desde cada espacio que habitamos podemos achicar las desigualdades. Como ciudadanos tenemos límites para eso, entonces están las instituciones y las organizaciones para trabajar lo comunitario y allí vamos como Colegio de Psicólogos y Psicólogas a ser un actor social en el entramado comunitario, que más allá de las atenciones en los consultorios particulares gestionar o poder movilizar otras políticas públicas”.
A esto también apuntó Moreno: “Hay que pensar la salud mental como algo más que ofrecer un turno. No solo hay que atender ese sufrimiento singular sino que hay que planear políticas de acceso a derechos, eso es garantía también de salud mental. Se abre un panorama para pensar dónde estamos situados hoy, esto viene a demostrar problemáticas que datan de más tiempo pero que se ve profundizado en políticas que avanzan sí cercenando cuestiones básicas”. Y concluyó: “Si no pensamos en políticas más amplias, no solamente es terapias de grupo, sino en algo mucho más amplio no van a alcanzar los especialistas de todo el país”.
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