Esta semana Cinthia Fernández denunció públicamente que fue acosada en la calle por un hombre. La panelista aseguró que él le dijo una “guarangada” y se le tiró encima. Cansada de sufrir actos similares, lo persiguió y enfrentó con la cámara de su celular encendida. Luego subió el video a sus redes sociales y le pidió a sus seguidores que, en caso de ser víctimas de acoso callejero, reaccionen de la misma forma que ella para que la persona se sienta expuesta y no vuelva a cometer el acto violento. Sin embargo, omitió una recomendación fundamental: hacer la denuncia para que se tomen medidas sobre el agresor. 

En Argentina, el piropo es acoso callejero, y está penado por ley. En Santa Fe, durante el 2018 y gracias a la ley 13.774 el acoso sexual se incorporó al Código de Convivencia de la Provincia.  Y finalmente, en el 2021, Rosario lo incorporó como una falta sancionada con multa y actividades educativas y de concientización por la Ordenanza N.º 10.267/2021.

En esta línea, el artículo 143 del Código de Convivencia de la Ciudadanía de Rosario define y caracteriza el acoso sexual callejero como aquellas “agresiones físicas, verbales y/o gestuales” de “contenido obsceno” dirigidas contra una persona que “no consiente dichas acciones” y que suceden en espacios o lugares públicos. Además, esas acciones pueden manifestarse “a través de insinuaciones, instigación, maltrato, intimidación, hostigamiento”, comentarios agresivos o peyorativos de contenido sexual contra la persona y la dignidad humana, la toma de fotografías o grabaciones y los actos de acoso, contacto físico, seguimiento, persecución y/o desnudez. 

 

¿Qué hacer si te pasa a vos? 

 

Lo primero es denunciar. Se puede hacer en la Fiscalía de Faltas, o de manera virtual en www.rosario.gob.ar, también comunicándose al 147 para realizar el reclamo y recibir asesoramiento.

En la web de la Municipalidad además informan los requisitos para denunciar: ser mayor de 18 años, determinar lugar, día y hora del hecho a denunciar; aportar información que permita identificar al presunto infractor y efectuar la descripción del hecho precisando la mayor cantidad de datos posibles. También apuntan a los elementos de prueba con documentos o testigos que pueden ser personas mayores de edad

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“Estoy harta”, dijo Cinthia Fernández en una parte de su video y esa frase se repite a diario entre amigas, chat de WhatsApp o grupos de trabajo. Según una encuesta realizada por la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), el 97% de las mujeres han sufrido acoso callejero y la gran mayoría de las encuestadas comenzaron a padecer estas situaciones desde los 13 años. 

Que esas acciones estén contextualizadas como violencia de género permite que el escenario público se ponga en agenda y de esta manera salgan a la luz conclusiones que el movimiento de mujeres y disidencias vienen visibilizando desde hace tiempo: los patrones desiguales de poder se repiten en todos los ámbitos y son en su mayoría ejercidos por varones cis hacia mujeres o personas de la comunidad LGBTIQ+. 

Dejar asentado en una denuncia los comentarios, los gestos y las acciones violentas que las mujeres e identidades feminizadas sufren a diario permite, entre otras cosas, que se analice la urgencia de un cambio cultural que solo podrá lograrse con educación y compromiso social.