La neuropedagogía es una disciplina que combina la neurociencia y la pedagogía para comprender cómo el cerebro humano aprende y cómo se puede optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Se enfoca en el estudio de la neurobiología del aprendizaje y cómo se puede aplicar en la educación para mejorar la eficacia y eficiencia de la enseñanza.

Los neuropedagogos estudian cómo funciona el cerebro humano durante el proceso de aprendizaje, incluyendo cómo se procesa y almacena la información, cómo se forma la memoria y cómo se produce la toma de decisiones. Además, también investigan cómo factores como la edad, el género, la cultura y la motivación afectan el aprendizaje.

Los principios de la neuropedagogía se aplican en la educación para mejorar la eficacia y eficiencia de la enseñanza y para personalizar el aprendizaje para adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes. Por ejemplo, se pueden utilizar técnicas de enseñanza basadas en la neurociencia para mejorar la retención de la información, fomentar el pensamiento crítico y la resolución de problemas, y mejorar la motivación y el interés de los estudiantes.

¿Cómo se aplica la neuropedagogía en el aula?

Esta nueva ciencia, les proporciona a los profesionales educativos, los conocimientos para entender la conducta de sus alumnos en el aula, el ambiente que se crea, así como la forma de aprender de cada uno, consiguiendo adaptar la forma de enseñar según cómo sea necesario sus cerebros aprenden.

Estas nociones tan novedosas, a largo plazo, marcarán la diferencia en la calidad de la educación, ya que se conseguirá un sistema educativo más inclusivo, adaptado a las necesidades de cada alumno, y capaz de solventar las dificultades de aprendizaje, que hasta hoy están tan presentes en las aulas.

De este modo, la Neuropedagogía se basa en una serie de principios, útiles para garantizar aprendizajes verdaderamente significativos y permanentes:

-Emociones como elemento indispensable en el proceso de aprendizaje:

Se ha descubierto que, cuando se da una conexión profunda entre emociones y aprendizaje, se facilita y aumenta la calidad del proceso de enseñanza. Lo más importante es que, también, para aprender se necesita sentir afecto, cariño, vocación y dedicación de los profesores.

-Motivación:

Los alumnos necesitan sentirse con ganas de aprender, de ver cada día como un desafío y un nuevo reto en las aulas, al que tienen que enfrentarse con entusiasmo, sentirse capaces, haciéndoles ver que el resultado obtenido es gracias a su esfuerzo, funcionando como una recompensa.

-Ambiente del aula:

El ruido, el nerviosismo, la tensión y el estrés afecta mucho el desempeño de los estudiantes así como los índices de aprendizaje, por lo tanto, se debe evitar generar estos estados en los alumnos. Fomentar un estado de calma, tranquilidad, relajación y distensión, ayudará y facilitará el proceso de aprendizaje. Lo ideal es crear un ambiente libre de amenazas, donde cada miembro pueda descubrir sus potencialidades y desarrollarlas.

-Respetar los ritmos del cerebro para aprender:

Cada alumno es único. Por ello, los contenidos a enseñar serán importantes repetirlos tantas veces como el alumno lo necesite, practicarlo hasta que lo integre. Es buena idea, presentar el mismo contenido de diversas formas para rescatar los diferentes estilos de aprendizaje dentro de las aulas.

El cerebro está diseñado para aprender más cuando más se aprende. Suele funcionar como un músculo, que cuanto más se entrena más se desarrolla para trabajar por sí mismo. Esto implica también respetar los tiempos de descanso que el cerebro necesita entre actividades, especialmente para mejorar la atención que se dedica al profundizar en estos contenidos

-Aprendizaje y memoria:

Son dos procesos cognitivos estrechamente ligados: sin memoria no hay aprendizaje. Todo lo que aprendemos es retenido en muestro cerebro y constituye lo que denominamos memoria. Es por ello que resultan muy útiles en el aula las diferentes estrategias de memorización para aprender patrones de resolución de problemas, técnicas o estructuras que facilitan el estudio y aprendizaje de los contenidos.

También, la memoria puede ejercitarse de forma lúdica dentro de las aulas a través de juegos como crucigramas, memoramas, sopas de letras, oa través de aplicaciones específicas en la Tablet u ordenador.

-Interacciones sociales:

Lo que algunos expertos denominan el "cerebro social", constituye una herramienta muy poderosa en el aprendizaje. Incrementar, por tanto, las relaciones e interrelaciones sociales dentro del aula, así como trabajar por proyectos, mejorar los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje. Es adecuado trabajar en grupo, por parejas, o a través de dinámicas que fomenten las habilidades interpersonales, como los debates o concursos.

-Movimiento físico:

Realizar ejercicio físico a diario, así como combinarlo con actividades placenteras como danza y otras que fomenten la expresión corporal. Esto ayuda a que el movimiento del cuerpo active varias partes del cerebro encargados del aprendizaje, oxigenándolo y manteniéndolo más despierto.

Fuente: blog.cognifit.com