Se fue la historia viva de Rosario Central, se fue el Negro Palma, ese jugador que marcó diferencia dentro de un terreno de juego, pero también afuera. Era uno de esos tipos que era querido, amado por el hincha canalla y respetado por el simpatizante rojinegro. Estuvo en los mejores momentos de la institución, logró todos los títulos en el club que lo hizo grande y fue protagonista estelar en cada grupo que participó. Fue el gran capitán.
La Copa Conmebol fue su gran "emblema deportivo", lo ubicó en la lista de los grandes, mas allá que había pasado por River, transferencia al exterior y regreso a su club, a su amor, y allí tuve la oportunidad de realizarle muchas notas en el seguimiento de ese certámen y poder conocerlo desde otro lugar.
El negrito, el tordo, el querido Palma era de hablar en tono suave, de dialogar con paciencia, era un amigo de sus amigos y por eso era respetado y querido por la gran mayoría.
Cuando me tocó hacerle para El Tres una nota luego de su retiro en el mismísimo Gigante de Arroyito tuvimos 3 horas de anécdotas, recuerdos, vivencias de su vida como profesional y como persona. Fue un héroe vistiendo la camiseta auriazul. Un ídolo.
Tuve interminables charlas, en su época de jugador y luego de finalizada su carrera y sus anécdotas traspasaban las fronteras de lo futbolístico. Hoy se fue una parte inmensa de la historia canalla, hoy se fue el negro Palma quien dejará una huella muy marcada en la gente y en la ciudad.