A finales de 2003, cuando la economía de la región se reactivaba a un gran ritmo tras la salida de la convertibilidad y el  boom de la soja, muchas industrias de la ciudad desempolvaron proyectos de inversión y crecimiento archivados por la crisis de fin de siglo pasado.  Y la mayoría de esos desembolsos venían de la mano de una mudanza ya que las fábricas habían quedado adentro del ejido urbano rosarino y se hacía imperioso su traslado a las afueras.

Rápido de reflejos, municipios vecinos a Rosario bajaron exigencias y costos para atraer las radicaciones. Y también desarrolladores de parques industriales apostaron por encarar emprendimientos en localidades más amigables con el sector fabril.

Fue así que crecieron de manera impactante los parques industriales de Pérez y Alvear y también se poblaron de planta. zonas fabriles de Baigorria, Villa Gobernador Gálvez y hasta Roldán, por nombrar algunos casos.

Como contracara de ese proceso, Rosario vivió un éxodo de industrias. Y es que a la falta de incentivos por parte de las gestiones socialistas, también les exigían a los industriales que querían levantar una nueva fábrica compensaciones que se equiparaban a las que se les pedían a los desarrolladores urbanos, un negocio de una mayor rentabilidad.

También las formas que se ensayaron para el desarrollo de parques industriales privados fueron muy sui generis y no terminaban aplicando para los múltiples beneficios que bajaban desde Nación y Provincia para esas áreas, desde obras de infraestructura a rebajas impositivas.

Cuando fue secretario de Producción del intendente Miguel Lifschtiz (hasta que se fue dando un portazo de la gestión de Mónica Fein), Sebastián Chale presentó batalla impulsando cambios normativos que pusieron un mojón, pero la balanza estaba del lado de la Secretaría de Planeamiento que se sentía más a gusto con el modelo de una ciudad de servicios, comercios, turismo y desarrollos inmobiliarios.    

“Queremos que esta vez Rosario no quede al margen de las inversiones industriales que se están preparando”, comentó a Rosario3 Chale, quien hoy es secretario de Desarrollo Económico de la gestión de Pablo Javkin, al poner en blanco sobre negro las ventajas del nuevo plan de usos de suelos que el Concejo le aprobó en la última sesión del año.

Y es que los números de la actividad económica local que mensualmente sigue el equipo económico de la Municipalidad muestra que, exceptuando el sector de la indumentaria, la industria –con base en la metalmecánica- se recupera a pasos agigantados y hay muchas empresas que reactivaron planes de ampliación y expansión.

Por caso, ya en agosto la industria local registró una suba del 7.7% en la comparación interanual que con el correr de los meses se incrementó aún más. Al interior del mismo se destacan el fuerte crecimiento del 18,8% del segmento de metales, productos de metal y maquinaria, impulsando el índice, pero también de fabricación de componentes eléctricos (+7%); vehículos y equipos de transporte (+6%); petróleo y productos químicos, caucho y plásticos (+4%).

No en vano los fabricantes de línea blanca, muebles, pintura, automóviles y maquinaria agrícola de Santa Fe ya están trabajando al nivel pre-pandemia, según los informes de la Federación de Industriales de Santa Fe (Fisfe).

“Con este plan de usos de suelos, que alivia las exigencias de compensaciones y reduce la carga tributaria para los que se instalen en la zonas de promoción, Rosario está preparado para evitar un nuevo éxodo de industrias. Todo lo contrario. Está a tono para atraer inversiones fabriles porque genera mucha previsibilidad para los desarrolladores fabriles porque todo el régimen tiene validez por 10 años y se renovará en función de los resultados”, resalta Chale.

Según contó, la concesiones que el Municipio tuvo que hacer para que la oposición apruebe el plan no afectaron temas esenciales. “No hay cambios substanciales. Habíamos previsto que una franja del sector frutihortícola mas cercana a Uriburu convine usos dándole la posibilidad de un uso mixto, pero finalmente quedó exclusivo para la producción frutihortícola como hasta ahora”, contó el secretario.

“Es más, de la conversaciones en el Concejo hasta incorporamos como área industrial al sector de Ovidio Lagos de ingreso a la ciudad frente al barrio Las Flores”, agregó. A continuación, los principales puntos de la ordenanza:

"Con este plan de usos de suelos, que alivia las exigencias de compensaciones y reduce la carga tributaria para los que se instalen en la zonas de promoción, Rosario está preparado para evitar un nuevo éxodo de industrias"

1) Uno de los primeros cambios es que se le dejarán de exigir compensaciones urbanísticas (obras públicas) a las empresas que se instalen en la zonas promovidas para el desarrollo fabril, como el corredor Uriburu, el corredor de Ovidio Lagos y la zona del acceso a la autopista a Buenos Aires. Esa exigencia de obras, que en el negocio inmobiliario dieron resultado porque –por ejemplo en los desarrollos de Puerto Norte- se financiaron avenidas y parques, se convirtió en una de las principales trabas para la industria ya que el negocio fabril tiene una renta mucho más acotada que el del real state.

2) En concreto, hasta ahora se exige para la instalación de una empresa en un lote de 5.000 m2 que done espacios para usos públicos y ejecute y financie infraestructura, como apertura de calles y obras hidráulicas, y se haga cargo de obras para las conexiones de servicios, como electricidad y agua. Pero según la nueva normativa se los exime de donación de espacios y equipos para uso público y la ejecución de obras dejará de ser una exigencia que condicione las habilitaciones. Además, se aumenta de 15 a 25 metros la altura edificable y las parcelas mínimas para radicaciones bajan de 3.000 a 1.000 m2. También se relajan los usos industriales restringidos, “previo informe ambiental”.

3) El bautizado “Plan Integral de Suelo e Inversiones Productivas” también genera un fondo especial para el desarrollo de infraestructura y unifica beneficios fiscales (Drei y TGI) para nuevas radicaciones en zonas promovidas. Y además pondrá en práctica, con una alícuota progresiva, el cobro de una sobretasa de TGI para baldíos improductivos, que fue muchas veces anunciada, que en los papeles está vigente pero que nunca fue aplicada.