"Contrario a la creencia popular que apunta al costo laboral como el principal factor detrás de la falta de competitividad, la realidad indica que son los sobrecostos asociados a las materias primas, junto con los altos costos financieros, los verdaderos culpables de esta encrucijada".

La frase, que corre del centro del problema al peso de los salarios en la competitividad de las pymes, corre por cuenta de un importante industrial de Rosario, Gabriel Fernández, CEO de AFG Ingeniería, empresa líder especializada en desarrollar proyectos de automatización y robótica para grandes fábricas que tiene clientes de la talla de Mercedes-Benz y General Motors y que está instalada en el Park Empresario, ubicado en Uriburu y Circunvalación.

Fernández, quien empezó también a transitar un papel importante en la dirigencia fabril y en la docencia de sus pares en materia de productividad interna, cuenta que hay estudios recientes que revela que el costo de las materias primas en Argentina supera entre un 100% y un 150% al de los países limítrofes, una situación que coloca a las pymes en una posición desventajosa a la hora de competir en mercados donde los precios de los insumos son significativamente más bajos. Esta situación se agrava por el entorno financiero del país, caracterizado por tasas de interés elevadas y un acceso limitado al crédito, lo que dificulta aún más la gestión y crecimiento de las pymes.

"Para revertir esta tendencia, es crucial implementar políticas que aborden tanto la distorsión en los precios de las materias primas como las condiciones financieras adversas. Esto podría incluir medidas que mejoren el acceso al crédito, incentivos para la producción local de insumos, y una revisión de los aranceles de importación que afectan el costo de las materias primas", enumera.

Las pymes representan una parte vital de la economía argentina, no solo por su contribución al PIB sino también por su rol en la generación de empleo. "Por lo tanto, encontrar soluciones a estos desafíos es imperativo para fortalecer el tejido productivo del país y asegurar un desarrollo económico sostenible y equitativo", dice. Y agrega: "la situación actual requiere una acción concertada tanto del sector público como del privado, con el fin de diseñar e implementar estrategias que promuevan un entorno más favorable para las pymes. Solo a través de un esfuerzo mancomunado se podrá superar esta encrucijada y abrir camino hacia un futuro más próspero para el sector pyme en Argentina.

Capital humano

El problema es que la presión de los sobrecostos en materia prima y los desafíos financieros, muchos dueños de pymes ven en la reducción de los salarios de sus colaboradores la única variable de ajuste posible para mantener a flote sus negocios.

"Esta práctica no solo genera desmotivación y descontento entre los trabajadores, sino que también provoca una fuga de talento, especialmente en áreas técnicas clave para la productividad y el crecimiento empresarial. La disminución de la oferta de personal técnico calificado, debido a los bajos salarios, es una consecuencia directa de estas decisiones y agrava aún más la situación de las pymes".

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Asoma, entonces, otro desafía que afecta directamente el corazón de sus operaciones: la gestión de su capital humano."Pongamos un ejemplo concreto para entender la magnitud de este problema: en una empresa típica de 15 colaboradores, el costo de la mano de obra podría rondar los 8 millones de pesos. Por otro lado, esta misma empresa podría estar gastando unos 40 millones de pesos en materia prima, con un sobreprecio mínimo del 40%. Este sobreprecio representa 16 millones de pesos adicionales que podrían ser utilizados no solo para mejorar significativamente los salarios de los colaboradores, sino también para que el empresario invierta en más maquinaria y en la competitividad de la empresa", relata Fernández.

En definitiva, según el industrial, los sobreprecios en las materias primas no solo afectan la estructura de costos de las pymes, sino que también tienen un impacto profundo y dañino en el bienestar y la motivación de los trabajadores, así como en la capacidad de las empresas para atraer y retener talento.

"Esta dinámica crea un círculo vicioso que dificulta el crecimiento y la sostenibilidad de las pymes en el largo plazo. Frente a este panorama, es crucial que se adopten medidas integrales que no solo aborden los desafíos económicos de las pymes, sino que también consideren el impacto humano de estas problemáticas. Políticas que fomenten condiciones laborales justas, junto con estrategias que alivien la presión financiera sobre las pymes, son esenciales para garantizar un entorno empresarial saludable y sostenible en Argentina. La solución a estos desafíos debe ser holística, teniendo en cuenta tanto la salud financiera de las empresas como el bienestar de quienes son su columna vertebral: sus trabajadores", finaliza el industrial.