Hoy a la 15 referentes de todos los sectores de la cadena del maíz encenderán sus computadoras para tener una reunión virtual en la que seguirán armando el paquete de medidas con las que buscarán garantizar el abastecimiento a precios competitivos del grano a los consumidores internos mayoristas, como son las avícolas, feedlots, granjas de cerdo, tambos y criadores. La idea es afinar bien el lápiz de cara a la reunión que esa mesa intersectorial mantendrá el jueves con funcionarios del gobierno nacional.

Si bien la reunión de hoy (una hora después será el turno de la “mesa del trigo”) tendrá un carácter bien técnico, el ritmo lo marcan las urgencias políticas del gobierno de contener los precios de los alimentos. Y el problema es que el paquete de medidas de la agroindustria tiene que llegar con una contundencia y un consenso pleno interno de los compradores de maíz porque sólo así frenará al gobierno de tomar la medida que su manual le indica: aumentar retenciones y regular exportaciones para que baje el precio.

No en vano en las últimas horas circularon versiones de que ya está en redacción el proyecto de ley para subir retenciones. Y en paralelo los economistas afines al gobierno están promocionando en los medios que sólo con retenciones se bajan los precios en las góndolas. Y si bien el campo también está saliendo con campañas para mostrar la baja incidencia de los granos en el costo de los alimentos, saben que es una batalla por la opinión pública y los círculos políticos en la que corren de atrás.

No en vano, en sus arengas de la semana pasada en grupo de whats-app de la Mesa de Maíz, el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, José Martins, reclamaba a los sectores que le apuren el envío (resumido) de documentos con las propuestas a presentarle al gobierno advirtiendo que los “promotores y cultores del desacople”, como los nombró, están logrando instalar sus recetas como las únicas efectivas.

DESAFÍOS INTERNOS

Ahora bien, un desafío que tiene la cadena –además de convencer al gobierno- es de de encontrarle la vuelta a las medidas que propone (warrants, compras a futuro garantizadas, créditos garantizados, cheques de pago diferido) para que puedan realmente solucionar el problema presentado por los consumidores mayoristas del maíz.

Para descomprimir la situación y ante la presión del ala dura del gobierno para que se suban retenciones al maiz, los polleros pudieron comprar sin problemas la semana pasada unas 250 mil toneladas. Y ese maíz fue vendido en su mayor parte por los grandes exportadores.

Y ahí el problema principal es que las muchas de las empresas (avícolas, pero sólo ellas) no califican para las soluciones financieras que se proponen. Es que ya sea por falta de estructura de personal, debilidad financiera, estrategia comercial y también –hay que resaltarlo- porque muchas compran granos en negro en cantidad, no pueden aplicar a las medidas financieras que están proponiendo desde las Bolsas y Mercados como alternativas de financiamiento. Es que operar con esas herramientas supone una formalidad contable que muchas empresas consumidoras no pueden mostrar al comprar granos.

Y es por eso que la solución a sus problemas aparece por el lado de medidas macroeconómicas como la rebaja de retenciones y el cierre de exportaciones. O los subsidios. El tema es que cuando se habla de estructurar un fideicomiso para que organice el reparto de subsidios, no sólo no aparece el financista (la agroindustria pide que salga de las retenciones y el gobierno de los propios empresarios) sino que –en ese caso- los propios empresarios (con las exportadoras internacionales a la cabeza) lo ven técnicamente muy difícil de armar ante la multiplicidad de eslabones intervinientes. Es por eso que el fideicomiso, la medida que en público más fichas le pone el ministerio de Agricultura, tiene la cotización extremadamente baja en el sentir de las agroindustrias.

En rigor, como maíz no falta (aunque el precio sí está firme en los u$s200) el desafío de la cadena es lograr que aquellos consumidores mayoristas que no lo consiguen puedan conseguirlo. ¿Por qué no lo consiguen? Venderle el maíz a un exportador supone cobrar a los 10 días. En cambio, para un acopio o cooperativa venderle a un consumo interno significa estirar el cobro a 30 días.

Dejando de lado los que operan con mucho negro, los consumos que son prolijos al pagar, por más que lo hagan a 30 días, se abastecen sin problemas. El problema es que nadie le quiere vender a consumos que cuando llegan los 30 días estiran el cobro otros 15 días o pagan con cheques de terceros. A esos consumos nadie quiere venderle y perderse los buenos precios pagados en tiempo y forma por los exportadores.

La apuesta, entonces, de la cadena de maíz, pasa por generar financiamiento para que los consumos paguen en mejores condiciones. En ese contexto, el paquete que se está definiendo –en cuya redacción tienen un papel protagónico la Bolsa de Comercio de Rosario, el Matba-Rofex, el MAV y la Bolsa de Cereales de Buenos Aires- incluye tanto herramientas nuevas como un refresh de otras ya operativas pero no usadas.

Quienes miran el vaso medio lleno de esta problemática sostienen que la oportunidad ahora es que las empresas consumidoras de maíz que no las usan por desconocimiento o que las subutilizan puedan aprovecharlas mejor y darle más uso.

Si bien, como ya se dijo, estas medidas no aplican para consumidores “desprolijos” y no son la que prefieren otro grupo de consumidores que prefiere que el esfuerzo lo hagan los otros (productores bajando precios por las buenas o las malas), sí pueden ser la respuesta para el amplio grupo de consumidores de maíz con solvencia institucional cuyo problema es que no puede competir contra la billetera de los traders cuando el precio se pone picante. Estas son. 

1. Financiamiento del Banco Nación Argentina o Bancos Agropecuarios privados con tasas de interés concesionales y garantías de Garantizar SGR, otras SGR y/o FOGAR.

2. “Contratos de compraventa de Maíz para consumeros con garantía de SGR o del FOGAR” registrados en las Bolsas de Cereales con plazo de pago a 15/30 días con certificados de garantía de Garantizar SGR, FOGAR o avales del Banco Nación o de entidades financieras privadas. 

3. Descuento de cheques de pago diferido, facturas y pagarés digitales con garantías de SGR y/o FOGAR por parte del Mercado Argentino de Valores SA para facilitar las compras de maíz por parte de las empresas.

4. Compras de cheques de pago diferido (avalados y del segmento no garantizado), facturas de crédito electrónicas y pagarés digitales emitidos por las empresas que utilizan maíz en el mercado doméstico mediante el FAE- FONDEP.

5. Warrant del stock de maíz adquirido por las empresas consumeras. El Mercado Argentino de Valores brindará financiamiento consistente en poder utilizar dicho stock como garantía de operaciones de crédito en el MAV, constituyendo un warrant al efecto. 

6. Mecanismo para que la empresas que utilizan maíz en el mercado doméstico obtengan fondos vía instrumentos del Mercado Argentino de Valores, otorgando seguridad de pago a los productores que les vendan maíz. El MAV retendrá los fondos para garantizar que la financiación obtenida por las empresas se aplique exclusivamente para el pago al productor vendedor de maíz.

7. Ofrecimiento de la Bolsa de Comercio de Rosario del sistema denominado “Botón de Pago Seguro” implementado por Rosporc- Mercado Digital de cerdos. Para dar más certidumbre de cobro a los vendedores de maíz (y por ende poder establecer un precio menor para el maíz comercializado), los consumeros podrían adelantar parcialmente el pago a ACYRSA (Cámara Compensadora de MATBA-ROFEX), acreditándose los fondos en una cuenta específica. Esto se haría antes de la entrega del maíz y en un porcentaje a definir de la facturación total de la operación de compraventa  (ejemplo del 10% del total a pagar hasta el 100%). Una vez entregada la mercadería, ACYRSA acreditará en la cuenta (CBU) del vendedor (productor de maíz) dichos fondos y el pago del resto de la operación podría instrumentarse vía cheque (CHPD) o factura electrónica a ser descontada en el Mercado Argentino de Valores.

BAJO AMENAZA

Cómo claramente surge, por ejemplo de la lectura de la última de las 7 medidas propuestas, estas herramientas financieras que proponen las Bolsas y Mercados suponen que avícolas, feedlots y tamberos incursionen por aguas complejas que pocos navegan. Y bienvenido sea que muchas firmas se animen a hacerlo porque así colaborarían a sumar profesionalismo y previsibilidad a esos mercados. 

En definitiva, el precio del maíz sigue firme, la demanda exportadora muy activa (con un cronograma de cargas de barcos intenso para las próximas semanas) y como, a fin de cuentas, medidas concretas definidas que convenzan no se consolidaron, la agroindustria juega con el reloj en contra.

Pero no todas son malas. También hay buenas para la Mesa de Maíz, cuya creación fue promovida por el Consejo Agroindustrial Argentino. ¿Cuál es? Que los consumidores de maíz (que son los que se quejaron del desabastecimiento y los precios activando el conflicto) están sentados en la misma mesa y al menos hasta ahora no sacaron los pies del plato. Y si las avícolas, los feedlots y las granjas de cerdo convalidan las medidas, al gobierno se le resiente el margen político de insistir con la suba de retenciones, que siempre tiene a mano.

Eso sí, el gobierno también tiene a disposición una carta a su favor. Se puede mostrar como dialoguista porque decidió dar marcha atrás al cierre de exportaciones (que aplicó a fin de diciembre) y que le ofreció al sector privado que busque una alternativa consensuada que sea eficaz. Pero si esa no llega con la contundencia necesaria, no le quedará otra que aplicar retenciones y volver a regular exportaciones. Medida que activaría protestas rurales y que por eso su implementación no será a las apuradas.

No en vano, para descomprimir la situación la semana pasada y –sobre todo- ganar tiempo, los polleros pudieron comprar 250 mil toneladas. Y ese maíz fue vendido en su mayor parte por los grandes exportadores (que tienen aproximadamente la mitad de las “existencias, como se dice en la jerga).